Los puertos marinos en grandes ciudades de la costa oeste estadounidense, normalmente llenos del bullicio del comercio, guardan un silencio poco habitual.
El cierre parcial es el resultado de una disputa laboral entre los empleados de los muelles y sus empleadores, que está causando cada vez más perjuicios.
Las dos partes están negociando un nuevo contrato y el estancamiento en la mesa de negociaciones casi ha paralizado 29 puertos que gestionan en torno a un cuarto del comercio internacional estadounidense, lo que supone en torno a un billón de dólares de mercancía al año.
Los 15 barcos que tenían previsto llegar el jueves a los puertos de Los Ángeles y Long Beach, de lejos el mayor complejo portuario del país, se sumarán a la cola de otros 20 navíos anclados ante la costa, esperando que se despejen las dársenas. Hay grupos de buques ante los puertos de Oakland, así como en Seattle y Tacoma en Washington.
Los amarraderos no abrirán el jueves, ya que las empresas que gestionan las terminales no convocaron estibadores para manejar las grúas que cargan y descargan los contenedores de los barcos.
La situación se mantendrá el sábado, el domingo y el lunes. Cada uno de los cuatro días, los estibadores recibirían primas, ya que se trata de fines de semana o del feriado del día del Presidente, y los empleadores se niegan a pagar extra a empleados que redujeron su ritmo de trabajo como medida de presión, señaló Steve Getzug, portavoz de la Asociación Marítima Pacífico, que negocia en nombre de las empresas navieras y operadoras de los muelles.
Los empleadores aún podrían contratar equipos más pequeños que se centrarían en mover los contenedores que ya llenan los muelles en camiones o trenes, en un esfuerzo por liberar espacio en puertos con una larga historia de congestión. Habrá personal completo para los barcos militares y de cruceros, así como de mercantes con destino a Hawái.
La última sesión de conversaciones se celebró el viernes, hace casi una semana. Las negociaciones debían reanudarse el miércoles en San Francisco, pero se cancelaron entre una gran y creciente presión de empresas y cargos electos para que se alcance un acuerdo. Ambas partes fijaron un nuevo encuentro el jueves.
Las conversaciones se atascaron sobre cómo gestionar disputas laborales futuras. Algunos de los asuntos más importantes, como la cobertura sanitaria, se resolvieron con acuerdos preliminares.
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