Economía

Gobierno intervino planta de vehículos chinos, afirman trabajadores

Investigada desde hacer varios meses por supuestas irregularidades, la empresa mixta de la cual el Estado posee 51% de las acciones fue finalmente intervenida esta semana.

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Foto: Archivo / AVN

Luego de varios meses de una campaña de terror, el gobierno ordenó la intervención de la planta de Consorcio Industrial Venezolano de Tecnología China (Civetchi), ensambladora de la marca asiática Dongfeng e importadora de la también china Haima de la cual el Estado es el accionista mayoritario, sin que hasta el momento se sepan las causas de la medida.
De acuerdo con información suministrada por trabajadores del sector, las instalaciones de la empresa en la zona industrial Castillito de Valencia fueron tomadas por efectivos militares desde el pasado martes, y al parecer ya se habría nombrado a directivos interinos que se encargarían de la operación de la compañía.
“Desconocemos las causas. Los trabajadores de la planta afirman que no les dicen nada”, señaló un trabajador de otra ensambladora valenciana que prefirió el anonimato, quien recordó que desde hace varios meses la empresa estaba siendo sometida a rigurosas inspecciones por parte de las autoridades, entre ellas fiscales de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), Seniat y los despachos de Industrias y del Trabajo.
Los intentos por conseguir declaraciones de los socios privados de la empresa o de los empleados fueron infructuosos.
– Saturno devorador –
Al igual que otras iniciativas de empresarios locales, Civetchi nació como una empresa de capital 100% privado aportado por el Grupo Falsiroli, compañía de vieja data en el mundo automotor, dedicada a la comercialización y venta de varias marcas de vehículos.
En 2008, Flalvio Falsiroli, presidente del grupo, anunció la inversión de 100 millones de dólares en la construcción de una planta de ensamblaje que permitiría al consorcio atender también los mercados de Colombia y Ecuador, y que estaría concluida un año después. Sin embargo, como ocurrió con otros 10 proyectos de ensamblaje, el gobierno del fallecido Hugo Chávez nunca firmó los permisos para dar luz verde a los planes del empresario.
No fue hasta 2011 y tras acordar con el Ejecutivo la entrega de 51% de las acciones de una empresa en la que no invirtió un solo bolívar, que el grupo firmó el acuerdo para la creación de la empresa mixta Civetchi, de la cual la estatal Corpivensa fungía como representante del Estado.
En marzo de 2012 y con una inversión final de 70 millones de dólares, fue inaugurada la planta con capacidad para ensamblar 30.000 unidades anuales a una tasa de 40 autos por día, aunque estaba autorizada para traer vehículos semi terminados durante tres años, tiempo durante el cual se hacían los ajustes para la producción, que en un principio se centraría en camiones y pick ups, pero que preveía extenderse a autos familiares.
No obstante, la empresa nunca logró lo mínimos previstos. En 2014, cuando inició la producción real (en 2013 vendió 8.831 unidades importadas), solo se ensamblaron 3.357 unidades entre camiones medios y pick-up, y no pudo importar una sola unidad por no contar con licencias de importación.
La no autorización de dólares también afectó la importación de piezas y partes para las miles de unidades Dongfeng y Haima que circulan en el país.
La situación se agravó en 2015. Tras acumular una fuerte deuda que se estima en más de 300 millones de dólares, los proveedores chinos cortaron el suministro de material de ensamblaje, lo que ha llevado la producción a un nivel crítico: solo 43 unidades en los cinco primeros meses del año, lo que representa 98% de capacidad ociosa.
Resta saber si los socios privados de Civetchi correrán la misma suerte que sus pares de Chery, quienes fueron desplazados de la dirección de la empresa y fueron sustituidos por militares, de acuerdo con información suministrada por los propios trabajadores de la también empresa mixta.]]>

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