En un recorrido realizado por El Estímulo por la antigua avenida Abraham Lincoln, se pudieron observar muchos negocios cerrados. Algunos de los encargados de los establecimientos refirieron que luego de haber sido obligados a bajar los precios, se quedaron sin posibilidad de reponer los inventarios para diciembre.
En ese sentido, indicaron que prefieren tener las santamarías cerradas.
En una entrevista a la emisora Unión Radio, la presidenta de Consecomercio, María Carolina Uzcátegui, rechazó la medida de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos de Venezuela (Sundde) sobre la férrea fiscalización de los comercios en el país, porque a su juicio, luego no tendrían capacidad para abrir en el 2018.
“Muchos de los que están hoy siendo fiscalizados, de la manera en la que lo están siendo, no van a tener la capacidad de abrir el próximo año”, dijo.
Fedecámaras también rechazó las actuaciones de la Sundde en contra de los comercios, al señalar que los obliga a vender por debajo del costo, en detrimento del sector y del mismo consumidor.
«El Gobierno profundiza un modelo claramente fracasado, sin importarle que acciones como estas más allá del disfrute en lo inmediato de unos pocos venezolanos, signifique el cierre definitivo de empresas, el aumento del desempleo y la profundización del desabastecimiento«, afirmó en un comunicado.
El gremio empresarial recordó que el país vive una sequía de divisas, ya que desde hace tres meses no se asignan dólares a través del Dicom, por lo que el bolívar se «devalúa aceleradamente y todo ello produce estragos en el precio final de los productos».
Durante la caminata, personas se acercaban al equipo reporteril para preguntar si eran funcionarios de la Sundde, con el fin de denunciar que habían negocios cerrados, que querían que los abrieran, así como alertar que en los pocos abiertos, no estaban dando los descuentos. Lo hicieron a pesar de que estaban debidamente identificados con el carnet de prensa de El Estímulo.
Grandes colas de personas se vieron en los pocos negocios que aún permanecen abiertos en la amplia avenida de Sabana Grande, tan solo con el fin de poder entrar y llevarse algunas prendas de ropa o un par de zapatos. Al ingresar en una de esas tiendas, muchos de los consumidores se quejaron porque no había tales rebajas –como lo había ordenado la Sundde-.