El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó al alza este martes 26 su previsión de crecimiento para América Latina y el Caribe en 2022, a diferencia de sus pronósticos para las tres mayores regiones económicas del planeta, América del Norte, China y la zona del euro en Europa.
La región crecerá tres por ciento este año, y no 2,5 % como previó el Fondo en sus estimados de abril, aunque en 2023 el crecimiento será de solo dos por ciento.
La explicación está en un mejor desempeño y vigor de las economías más grandes de la región, Brasil y México, que crecerán este año 1,7 y 2,4 %, respectivamente (4,6 y 4,8 % en 2021), aunque apenas 1,1 y 1,2 % el año venidero.
El FMI también consideró “más robustos” los datos macroeconómicos de Chile y Colombia, en comparación con sus registros de abril. Venezuela ya hace tiempo no aparece en estos informes del FMI.
El conjunto de la economía mundial avanzará 3,2 % este año (0,4 puntos porcentuales menos que lo estimado en abril) y 2,9 % el próximo (-0,7 % respecto al cálculo previo), contra 6,1 % de avance en 2021.
“Esto refleja el estancamiento del crecimiento en las tres economías más grandes del mundo —Estados Unidos, China y la zona del euro— con importantes consecuencias para las perspectivas mundiales”, escribió el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas.
En Estados Unidos se crece poco
En Estados Unidos, la reducción del poder adquisitivo de los hogares y una política monetaria más restrictiva impulsarán el crecimiento hasta 2,3 % este año y uno por ciento el próximo, según el Fondo.
En China, los nuevos cierres y la profundización de la crisis inmobiliaria empujaron el crecimiento hasta 3,3 % este año, el más lento en más de cuatro décadas, excluyendo la pandemia, aunque avanzará 4,6 % el año próximo
Y en la zona del euro, el crecimiento se revisa a la baja, a 2,6 % este año y 1,2 % en 2023, “lo que refleja los efectos secundarios de la guerra en Ucrania y una política monetaria más estricta”, según Gourinchas.
Entre las economía emergentes, India avanzará 7,4 % en 2022 (8,7 % en 2021) y 6,1 % en 2023, mientras que Rusia, que creció 4,7 % en 2021, este año signado por la guerra contra Ucrania verá su economía descender seis por ciento, y bajará otro -3,5 % en 2023.
El conjunto de los países menos desarrollados podría crecer alrededor de cinco por ciento tanto este año como el próximo, según los cálculos del FMI.
La inflación como amenaza global
A pesar de la ralentización de la economía global, el Fondo prevé que continuará la escalada inflacionaria que ha castigado a numerosos países en lo que va de año.
Se prevé que la inflación de este año alcance 6,6 % en las economías avanzadas y 9,5 % en las economías de mercados emergentes y en desarrollo (revisiones al alza de 0,9 y 0,8 puntos porcentuales respectivamente) y se prevé que se mantenga elevada por más tiempo.
La inflación también se ha ampliado en muchas economías, lo que refleja el impacto de las presiones de costos de las cadenas de suministro interrumpidas y los mercados laborales históricamente ajustados, indicó el informe.
A medida que los bancos centrales de las economías avanzadas aumenten las tasas de interés para combatir la inflación, las condiciones financieras en todo el mundo seguirán endureciéndose. Emitir deuda o conseguir créditos será mucho más caro.
Estos desafíos, reconoce el FMI, se presentan en un momento en que muchos países carecen de espacio fiscal, con una proporción de países de bajos ingresos o con alto riesgo de sobreendeudamiento de 60 %, frente a 20 % de hace una década.
“Los costos de endeudamiento más altos, la disminución de los flujos de crédito, un dólar más fuerte y un crecimiento más débil empujarán aún más a la angustia”, por el panorama sombrío que aguarda a muchas economías en los próximos meses.
El Fondo dice que “en un escenario alternativo plausible” en el que se materialicen algunos de estos riesgos, incluido el cierre total de los flujos de gas ruso a Europa, la inflación aumentará y el crecimiento mundial se desacelerará aún más hasta alrededor de 2,6 % este año y dos por ciento el próximo.
Una caída así se ha visto solo cinco veces desde 1970 y en ese escenario tanto Estados Unidos como la zona del euro experimentarán un crecimiento cercano a cero el próximo año, con efectos colaterales negativos para el resto del mundo.