Los trabajadores de las empresas básicas de Guayana se mantienen en pie de lucha. Desde ha dos semanas, empleados de las empresas adscritas a la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) se encuentran en las calles en defensa de sus contrataciones colectivas. Un grupo lanzó un ultimátum al presidente Nicolás Maduro.
Un grupo de trabajadores, hombres y mujeres vestidos con uniformes de la acería estatal Sidor, aparecen en un video filmado en una calle entre el humo de lo que se supone son llantas quemadas y autobuses que cierran la vía.
Allí, un vocero de los trabajadores que se identifica como «revolucionario» lanza críticas al gobierno, en defensa de las contrataciones colectivas «que están en riesgo» y de los logros laborales obtenidos «en más de 40 años».
«Estamos todos los trabajadores saliendo a protestar, en defensa de las contrataciones colectivas, no solo la de la de Sidor sino la de todas las empresas básicas», dijo.
«Aquí todos somos revolucionarios, pero no vamos a ser pendejos de nadie (…) Estamos aquí para defender los beneficios de nuestros antepasados y los que también hemos conquistado nosotros (…) para que de un solo plumazo venga un sector del gobierno y nos venga a imponer y quitarnos todos los beneficios ¡Están pelando bola!».
El vocero también lanzó una advertencia a Nicolás Maduro: «así que, Maduro despierta, porque si no te va a tumbar tu mismo pueblo».
Trabajadores que se dicen aún «revolucionarios», mandan ultimatum a Nicolás Maduro. O les respetan suS sueldos o «su mismo pueblo lo va a tumbar» #Guayana pic.twitter.com/3cD8ikNlr2
— Fernando Tineo (@fertineo) 10 de octubre de 2018
En un país donde un tercio de la población está mal nutrida, hay hiperinflación, no existe el poder de compra real de los salarios formales y la agricultura está postrada, Nicolás Maduro ordena llevar al 20% los aranceles al maíz y el arroz, dos productos básicos para millones de familias desesperadas.
Trabajadores denuncian el desmantelamiento de Alcasa, aluminios del Caroní, síntesis de la destrucción de las industrias pesadas de Guayana a lo largo de 20 años. Con pérdidas históricas por más de $3.000 millones, proyectos que costaron otros miles de millones de dólares y que nunca existieron, hoy sus restos son rematados en el cementerio de una Venezuela industrial liquidada por la corrupción y el autoritarismo.
Hay personas que aseguran existe una mejora de la situación de Venezuela con respecto a hace tres años. El deseo de emprender, de continuar en el país y seguir buscando soluciones se vuelve más común. Unos lo relacionan a la liberación de la política cambiaria y otros con una utopía que terminará en cualquier momento, pero ¿Qué fue lo que pasó?
