El jueves, la bolsa había concluido con un avance del 0,58%, en 58.236 puntos, en la jornada siguiente a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff acusada de manipular las cuentas públicas, que fue reemplazada por su ex vicepresidente Michel Temer.
En la semana, la bolsa acumuló un alza de 3,2%.
El parquet paulista siguió la tendencia de los mercados internacionales que cerraron con optimismo pese a un decepcionante informe sobre el empleo estadounidense, lo que sugiere que la Reserva Federal podría esperar antes de subir sus tasas y dar pie atrás en su política monetaria flexible.
Con un holgado 61 a 20, el Senado votó el miércoles a favor de la destitución de Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), acusada de haber violado la Constitución al aprobar gastos a espaldas del Congreso y financiar al Tesoro atrasando pagos a la banca pública.
La expresidenta inició su contraofensiva menos de 24 horas después, cuando su defensa pidió el jueves a la corte suprema anular el proceso y hacer otro juicio.
Temer viajó a China para participar de la cumbre del G20 de potencias industrializadas y emergentes que se celebrará el domingo y el lunes en Hangzhou (este), en una visita donde busca dar una imagen renovada del país y atraer inversiones.
El mercado ha mirado con buenos ojos la salida del poder de Rousseff, a la que indican como responsable del deterioro económico de Brasil, pero analistas señalan que ahora adoptó una posición más cautelosa en espera de los primeros pasos del nuevo gobierno de Temer.
Vender otra vez electricidad a Brasil, como ofrece Nicolás Maduro en su reciente visita a Brasilia, es posible a pesar de los problemas en Venezuela. Lo que no puede hacer su régimen es enviar esa carga eléctrica al centro y occidente de Venezuela donde los apagones son constantes. Incluso, ni siquiera a Caracas, ciudad intocable, que día a día siente más el descalabro del sistema eléctrico.
Los inversores creen que la confianza en los activos brasileños se debilitarán, una confianza que se ha visto afectada por el temor a que Lula aumente el gasto público y deshaga las reformas más favorables para el mercado
El proceso podría aportar al menos $11.000 millones al estado brasileño. Eletrobras posee cerca de la mitad de las líneas de transmisión y subestaciones del país, con una extensión sumada de más de 70.000 kilómetros de tendidos eléctricos y una capacidad instalada de generación de en torno a los 50.000 megavatios (MW).
