Entrevista

Francisco Pimentel Malaussena: “Quisiera que me recordaran como profesor”

Francisco Pimentel Malaussena, a sus 90 años, sigue activo. iene un Doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela y es Miembro Honorario de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat. Recibió por segunda vez el Premio Nacional de Arquitectura por el Parque Profesional del Este. Por ello, su visión del país y específicamente del crecimiento en Caracas como ciudad es clave en estos tiempos de crisis nacional

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Francisco Pimentel Malaussena lleva en la sangre la arquitectura. Es sobrino de Raimond Malaussena y nieto de Louis Antonie Malaussena, también arquitectos. Tiene un Doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela y es Miembro Honorario de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat. 

Cumplió 90 años en agosto pasado y sigue activo. Tan activo que en julio recibió -por segunda vez- el Premio Nacional de Arquitectura por el Parque Profesional del Este, obra en la que trabajó con su yerno Oscar Capiello y su socio, Gustavo Legórburu. El primero lo había obtenido en 1971 junto a Bernardo Borges y George Wilkie por el edificio de El Universal, cuando apenas tenía 37 años. Esta doble distinción la han merecido pocos arquitectos en Venezuela.

En esta entrevista, larga, densa, sólida e interesante, nos habla de sus comienzos, de su trabajo como docente, de su trayectoria como arquitecto y como servidor público. Nos deja sus reflexiones y preocupaciones y una pulcra carrera que ojalá sirva de ejemplo a las generaciones venideras. 

-CJB: Gracias por recibirme, querido Francisco.

FPM: Agradecido estoy yo por la oportunidad de esta entrevista sobre algunos aspectos de mi trayectoria profesional, a partir de mi graduación de arquitecto en la joven Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, en 1957, y expresar, a mis noventa años, una necesaria reflexión sobre las acciones concretas que considero oportuna y necesaria plantear a partir del análisis, la observación oportuna y la crítica constructiva que nos permita una serena reflexión sobre las actuales políticas educativas y de desarrollo social y urbanístico del país, y los programas concretos a considerar en la búsqueda de respuestas a los desafíos que nos impone su desarrollo armónico en las actuales circunstancias, especialmente en nuestra ciudad capital, en una búsqueda y encuentro desde mi experiencia docente, gremial, pública y privada.

-CJB: Empecemos por la docencia. ¿Qué ha sido para ti tu compromiso con la docencia? Decenas de promociones de arquitectos han sido alumnos tuyos.

FPM: Entré a la docencia en 1958, de la mano del Arquitecto Carlos Raúl Villanueva y de su mano, como presidente del jurado, recibí en 1971 el Premio Nacional de Arquitectura. Por resolución unánime del jurado para la Bienal de Arquitectura 2024, organizada por el Colegio de Arquitectos de Venezuela, recibí junto a mi yerno, el arquitecto Oscar Capiello y el asociado, Gustavo Luis Legorburu, nuevamente el Premio Nacional de Arquitectura.

Una de mis mayores satisfacciones en mi trayectoria profesional ha sido la hermosa tarea de ayudar a nuestros jóvenes a descubrir su proyecto de vida, su vocación profesional, que no es algo estático sino dinámico, que se construye día a día.

Como he destacado en oportunidades anteriores, ayudarlos a descubrir su proyecto de vida profesional, su compromiso consigo mismos y con la sociedad, es educar y no simplemente transmitir conocimientos. Proceso que animosamente empieza en la familia, base de nuestra sociedad, en la formación de valores y testimonialmente de sus padres y profesores. Villanueva sembró en nosotros una formación, un compromiso y ejercicio profesional de la arquitectura  como  un acto eminentemente social,  como nos testimonió con su vida y su obra. 

-CJB: Desde tu experiencia, ¿cuál es la situación actual de nuestras universidades públicas y privadas?

FPM: Es necesario señalar que el actual proceso educativo de nuestras universidades públicas se enraíza hoy, como ejemplo abrumador, en la crisis profunda que afecta a todo el sistema educativo, especialmente a nuestras universidades autónomas, con sueldos, jubilaciones y becas miserables, producto de una asfixia presupuestaria de las instituciones públicas, consecuencia de un muy deficiente presupuesto oficial establecido por el ministerio correspondiente, como el R.P. Luis Ugalde señalaba  recientemente,  con una rasante general hacia abajo, mientras que a otros conocidos  componentes se les asignan equipos y sueldos justos y más aún.

Con empeño debemos insistir en la importancia de una formación ética integral ante las responsabilidades que el arquitecto y el urbanista asumen frente a la sociedad.

Por muchos años he tenido la experiencia de acompañar a mis alumnos y graduados, no sólo en su formación universitaria, sino en el ejercicio profesional en mi propia oficina como oportunidad de práctica profesional  en el día a día de la profesión y ayudarlos a liberar la arquitectura que está naciendo en ellos y fundamentar los valores que dan sentido a nuestro compromiso frente a la actual realidad sociopolítica y cultural del país; y ese acompañamiento lo asumí igualmente por varios años desde el Consejo de la Facultad, en la implementación de los  planes de estudio y el apoyo a la investigación y la creación del Instituto de Urbanismo y por varios años como Miembro del Consejo Superior de la Universidad Simón Bolívar.

En la hora presente de Venezuela, en un mundo en veloz crecimiento científico y tecnológico, de grandes cambios sociales y culturales y a la vez protagonista de grandes injusticias y miseria, pandemias, hambrunas, un notable deterioro de los valores éticos y morales y a nivel mundial, el horror de cruentas guerras como la de Ucrania e Israel, quiero subrayar la muy importante tarea que las universidades e institutos tienen como misión, no como islas de conocimientos aislados, sino como continente que promueve, incorpora, coordina y difunde importantes investigaciones, estudios, acciones y valores éticos y morales.

«Quiero subrayar la muy importante tarea que las universidades e institutos tienen como misión, no como islas de conocimientos aislados, sino como continente que promueve, incorpora, coordina y difunde importantes investigaciones, estudios, acciones y valores éticos y morales»

Ante el compromiso presente frente a las urgencias y prioridades del país, es imperativo en nuestras facultades impulsar una avanzada actualización y evolución de los planes y pensa de estudio, frente a las nuevas realidades de relación con el campo de la docencia, el ejercicio y la práctica profesional, creando nuevas mallas curriculares, pensando la enseñanza en función de la carrera y el ejercicio profesional puertas afuera del aula, en el reto presente de un mundo y un desarrollo científico, investigativo y tecnológico en rápida evolución, como están activamente realizando responsablemente muchas universidades internacionales. 

Nuevamente, es de destacar el esfuerzo de nuestras universidades nacionales públicas y privadas, que con muy limitados recursos han venido desarrollando importantes programas de formación integral de actuales y futuros profesionales, investigadores y funcionarios públicos, capaces de enfrentar los nuevos retos y superar, en nuestro caso, el atraso provocado en algunos organismos de planificación, gerencia urbana y gobernanza, ante el irresponsable retroceso a una despótica centralización y politización extrema de algunos gobiernos locales y del gobierno central.

Nuestro  profesorado, los institutos y el estudiantado, mediante sus representantes en los Consejos de Facultad, y Asambleas, deben colaborar activamente en esta actualización porque el proyecto educativo de calidad es un medio fundamental del proceso cultural y científico que trasciende la historia humana. Es estar presentes en la tarea de orientar y estimular la actividad docente y su camino, en este reto de presentar y extender horizontes más amplios para el ejercicio de nuestra vocación y destacar la gravísima responsabilidad ineludible de nuestras universidades  en la formación de  docentes,  investigadores y  profesionales que enfrenten  con creatividad y capacidad estos urgentes problemas.

-CJB: Tienes en el país una trayectoria de muchas obras realizadas y reconocidas en tu actividad privada, pero también un decidido compromiso al asumir  importantes  responsabilidades en el servicio público. ¿Qué te llevó a eso?

FPM El arquitecto y el urbanista tienen hoy nuevos retos frente a un país y una sociedad que exigen una comprometida presencia frente a los graves problemas urbanos que pesan sobre nuestras ciudades y la urgencia de una profunda formación moral y ética ante la ineficiencia y una grosera corrupción. Hay una comunidad que espera de nosotros respuestas concretas.

En la actividad pública y privada me he esforzado en un decidido compromiso por el bien común en democracia y en libertad. Bien común que se nos presenta como un conjunto organizado y jerarquizado de bienes y servicios, que debe ser expresado mediante realidades concretas y no manipuladas en simples cadenas televisivas.

El fenómeno de las concentraciones urbanas, ciudades en explosión y no juiciosamente concentradas, la proliferación de áreas marginales y la pérdida del espacio público, nos plantea hoy una serie de exigencia frente a las cuales no podemos seguir callados.

En mi actividad pública y privada si de algún esfuerzo me siento orgulloso, es el de haber podido constituir honestos y capacitados equipos profesionales, animosos,  eficientes y comprometidos, donde los sueños los hemos convertido en realidades.

Francisco Pimentel, hombre de familia
Un hombre de familia

-CJB Como arquitecto también has estado ligado al campo gremial…

FPM: Es necesario recordar la importancia que en una sociedad democrática tienen las organizaciones profesionales como cuerpos intermedios entre la sociedad y los individuos. Tienen una misión y una tarea que cumplir, no sólo en cuanto al bienestar social de los agremiados sino en cuanto al servicio a esa sociedad concreta. Los colegios profesionales tienen su fundamento en la estructura de la sociedad democrática, no son por tanto una creación del Estado ni de los partidos políticos.

En síntesis, nuestro gremio no constituye un mundo aparte de nuestra realidad nacional. El mismo debe estar anclado al servicio de la sociedad para defender y promocionar a la persona como eje de nuestra actividad, su historia, su cultura, su identidad y fundamentalmente su vida en comunidad y sus valores éticos y morales, frente a un proceso de inculturación que trata de borrar o modificar la memoria histórica del país, de nuestros símbolos y de nuestros héroes civiles, como el eminente universitario, ciudadano, profesional  y servidor público el Dr. José María Vargas, que de un plumazo eliminaron su nombre al Estado Vargas.

En el campo gremial fui miembro fundador del Colegio de Arquitectos de Venezuela y miembro del Colegio de Ingenieros de Venezuela -presidente del tribunal disciplinario del CAV y Secretario del tribunal Disciplinario del CIV y miembro principal de la directiva del del CIV y de la mesa directiva de la asamblea del CIV-  presidente de la Comisión de Renovación Urbana del CIV  y presidente de la Fundación Amigos de la FAU UCV. 

-CJB: Tu actividad privada -las obras de tu oficina de arquitectura- es reconocida y apreciada. Coméntame de ellas en su significado para la memoria arquitectónica de Caracas y cuáles son las últimas realizadas.

FPM: Como señalé, mi actividad privada y pública ha estado signada por un eficiente trabajo en equipo. Nuestro maestro Villanueva resaltaba la insistencia metódica de Walter Gropius en las virtudes del trabajo en equipo, que él mismo testificó en sus notables obras, como nuestra Ciudad Universitaria. Entre ellos quiero hacer especial mención de Bernardo Borges, Pablo Lasala y Beltrán Alfaro, fallecidos tempranamente y Jacobo Koifman, Luis Alemán, Edwing Otero, Gabriel Heredia, Mariana Jáuregui y otros muchos arquitectos y pasantes.

Estoy convencido de que, a pesar de la numerosa diáspora de profesionales y técnicos, el país aún cuenta con valiosos recursos humanos, profesionales de tercero y cuarto nivel y con centros de formación de calidad y profesionales, docentes y jóvenes con un fuerte compromiso, con capacidad de propuesta y ejecución en la búsqueda y encuentro de un nuevo país.

«Estoy convencido de que, a pesar de la numerosa diáspora de profesionales y técnicos, el país aún cuenta con valiosos recursos humanos, profesionales de tercero y cuarto nivel y con centros de formación de calidad y profesionales, docentes y jóvenes con un fuerte compromiso»

Entre los desarrollo realizados en mi actividad privada me permito destacar el Edificio El Universal, Premio Nacional de Arquitectura, la torre La Previsora, Premio Nacional de la Cámara de la Construcción, la torre Británica de Seguros, el Centro Empresarial Solano, primer edificio inteligente en Caracas,  el Conjunto Residencial Solano –750 apartamentos, primer premio de la Bienal de Arquitectura, el edificio Banco Construcción, Puerto la Cruz – Premio Regional de Arquitectura, el Centro Comercial Plaza las Américas II, Premio Único del Salón Malaussena, el Centro Comercial Millennium en la Plaza Miranda, Premio Nacional de la Cámara de la Construcción. También fuimos ganadores del concurso Edificio Cincuentenario y plan maestro Universidad Católica Andrés Bello -la nueva Biblioteca de la UCAB, Centro Carlos Plaza S.J., primera mención honorifica Bienal de Arquitectura. Ganadores del concurso Zona Rental  Fundación Andrés Bello UCV en la Plaza Venezuela, el Parque Residencial del Este, de 850 apartamentos, Parque Profesional del Este, Premio Nacional de la Cámara de la construcción y también Premio Nacional de Arquitectura otorgado por la XIV Bienal de Arquitectura 2024.

-CJB  ¿Cuál es tu visión de la arquitectura urbana contemporánea?

FPM: Hoy presenciamos en nuestras ciudades un violento proceso de ocupación del territorio con consecuencias como la pérdida progresiva de los espacios libres, el espacio público, la destrucción del paisaje urbano y una fuerte congestión vial ante la falta de estudios serios y programas reales de movilidad urbana.

Como señalé, estos fenómenos de dispersión urbana o ciudades en explosión, exige fundamentalmente de sus autoridades urbanísticas, implementar decididas políticas para lograr ciudades más juiciosamente compactas y un territorio más equilibrado, socialmente justo, con mayor calidad ambiental y con los servicios públicos requeridos, especialmente de orden educacional, médico-sanitario, acueductos, electrificación, movilidad urbana, protección ambiental, etc.

Esto exige una nueva visión y un nuevo enfoque del diseño urbano de nuestras ciudades, que no es simplemente un programa denominado Barrio Tricolor de pintura de fachadas en nuestros barrios, es decir, de telón que oculta verdaderas realidades.

-CJB  Siempre has comentado que la situación de las áreas marginales de nuestras ciudades es grave

FPM: Los graves problemas urbanos que pesan sobre nuestras ciudades y pueblos y el fenómeno de las áreas marginales siguen planteando hoy al arquitecto, al urbanista y a las autoridades municipales y nacionales y a nuestros dirigentes políticos, una serie de exigencias fundamentales desde el punto de vista profesional y moral ante la urgencia de una presencia profesional comprometida en la búsqueda de nuevas actitudes, propuestas y políticas frente a esta compleja realidad.

Ante ello, nuestras universidades tienen la obligación ineludible de preparar profesionales que enfrenten con capacidad y creatividad estos ingentes problemas.

También la familia común venezolana tiene sueños y esperanzas que cada día se hacen más difusas. Este problema de la vivienda y sus servicios públicos constituye una de sus más urgentes necesidades básicas. Los costos de las soluciones habitacionales que se han venido ofreciendo y el nivel de ingresos actual del grupo familiar que conforma la demanda real, se distancia cada vez más del real poder adquisitivo y las equivocadas políticas impuestas a la banca, impiden un firme piso jurídico, y el apoyo económico a las empresas de construcción privadas en estos programas.

Ante esto, el gobierno nacional ha venido desarrollando un programa de construcción de viviendas denominado Misión Vivienda, que según la propaganda oficial es superior a los cinco millones de unidades de viviendas construidas, cifra no verificada ni verificable, que con una densidad mínima de 4 habitantes por unidad, superaría los 20 millones de habitantes, en un país cuya población total, según  cifras según últimos censos es de aproximadamente 29 millones de habitantes, más 7 millones emigrados,  saquen cuentas, y no hago más comentarios. Este programa ha venido ejecutando obras mayormente en lotes aislados expropiados u ocupados, sin contar ni prever una estructura urbana y servicios públicos suficientes y adecuados, incumpliendo los planes y ordenanzas municipales, sin estacionamiento, deficientes ascensores cuando los hay, con la ropa lavada secándose en todas las ventanas, dificultad de funcionamiento por  carencia total de condominios y mantenimiento y, fundamentalmente, perdiendo la magnífica oportunidad, como lo logró Villanueva y el equipo del Banco Obrero, de un apoyo eficaz a la búsqueda y encuentro de la ciudad, de hacer ciudad, y no de bloques aislados, dispersos y apabullantes, en casos por estar inmersos en áreas de muy baja densidad, y carentes de todos los servicios públicos indispensables y en casos de paralizar importantes programas como el Parque Vargas, proyecto del Arq. Carlos Gómez de Llarena, Premio Nacional de Arquitectura, y el Parque Cultural de Caracas, proyecto del arquitecto Oscar Tenreiro, también Premio Nacional de Arquitectura.

Al tocar el importante tema de la Vivienda multifamiliar y la ciudad, no puedo pasar por alto mi vivencia personal como Director de Obras Públicas del Distrito Sucre del Estado Miranda, y Director General de Obras y Servicios del Distrito Federal, en relación con las áreas marginales, ante la irresponsabilidad de los organismos públicos del Hábitat, a nivel local y nacional, de establecer y realizar urgentes acciones sobre las mismas.

Es nuestra obligación ética, crear conciencia sobre los urgentes problemas del rápido e incontrolado proceso de ocupación del territorio en las últimas décadas y su impacto en el medio ambiente y en la urbanización de la pobreza en incontables barrios en caótico crecimiento y de altos riesgos sísmicos e hidráulicos, que exponen el estado de injusticia que impera en sectores de nuestras ciudades. La marginalidad en nuestras ciudades se nos presenta como la negación del bien común. Esto presenta un importante reto profesional y ético a los arquitectos, urbanistas, ingenieros,  sociólogos, economistas, educadores y en general a la clase dirigente y política.

Como Director de Obras Públicas del Distrito Sucre del Estado Miranda, constaté personalmente, en la oportunidad del sismo de Caracas en 1967, las graves consecuencias de este en nuestra área de competencia. Fueron duras semanas de enfrentar con profundo dolor la muerte de centenares de adultos y menores y la destrucción o daños mayores de muchas edificaciones, tarea que asumimos coordinada y eficientemente con el Ministerio de Obras Públicas, el Colegio de Ingenieros y el Cuerpo de Bomberos y profesionales de diversas disciplinas. 

Hoy constato con enorme preocupación cómo en la mayoría de nuestros barrios, que en esa oportunidad eran construcciones de un solo nivel y de materiales livianos, se les han venido añadiendo hasta cuatro pisos sobre las inestables y empíricas construcciones existentes de generalmente anárquicamente adosadas, sin un indispensable cálculo estructural, sin fundaciones diseñadas ni ejecutadas adecuadamente, y en suelos en áreas muy inestables, no edificables, en terrenos desestabilizados por aguas negras sin disposición adecuada, y con un posible efecto dominó de desastrosos resultados, como documentos en mano han insistido los Académicos, Dr. Arq. Alfredo Cilento y Marco Negrón, en su investigaciones sobre la pobreza, la vulnerabilidad y riesgos de los barrios de Caracas, en su fuerte advertencia para que las autoridades, sin más dilaciones, enfrenten técnica y responsablemente los estudios y obras urgentemente necesarias, cuando un 80% de esa población habita en zonas de muy alta vulnerabilidad sísmica e hidrológica y están carentes de una estructura urbana que permita una movilidad adecuada para el acceso de unidades de emergencia en caso de desastres. Esto constituye un urgente reto en nuestra Ciudad Capital y como profesionales y ciudadanos no podemos simplemente ignorarlo o voltear la vista.

«En la mayoría de nuestros barrios, que en esa oportunidad eran construcciones de un solo nivel y de materiales livianos, se les han venido añadiendo hasta cuatro pisos sobre las inestables y empíricas construcciones existentes de generalmente anárquicamente adosadas, sin un indispensable cálculo estructural, sin fundaciones diseñadas ni ejecutadas adecuadamente, y en suelos en áreas muy inestables, no edificable»

-CJB: Cuál es tu visión de Caracas

FPM: Estoy convencido de que la actividad del gobierno central, económica, social y cultural ocurre y ocurrirá en un futuro previsible dentro del sistema, de ciudades y áreas metropolitanas, por ello cuando participamos en proyectos, políticas y estrategias relacionadas con su desarrollo urbano, así como de su control: todas las decisiones deben estar dirigidos a crear elementos de ciudad.

La ciudad es algo más que sus edificios y calles. Es definitivamente un ser vivo, más que inamovibles y vetustas ordenanzas, aunque estas son absolutamente indispensables para garantizar precisamente objetivos, estos organismos de control urbano deben mantenerse animadamente en contacto con los problemas diarios de la misma.

La ciudad tiene nombre propio. Habla nuestro lenguaje. Por eso nuestras ciudades requieren de espacios libres y de espacios concretos. La arquitectura y el diseño urbanos son los generadores de esos espacios y de la relación entre el hombre y esos espacios. Entre lo que constituye lo propiamente urbano: lo público y lo privado. La ciudad es plenamente ciudad en sus plazas y parques.

El espacio público debe ser uno de los  objetos prioritarios de nuestra preocupación. El espacio público debe conseguir la calidad de las edificaciones o conjuntos que lo rodean y los edificios deben contagiarse del valor del espacio que conforman.

En nuestras ciudades, y especialmente en Caracas, los edificios han venido perdiendo su condición de límites de esos espacios y sus bordes, su espacio público, sus aceras, han sido tomados por vehículos, buhoneros o comerciantes informales, la publicidad desmedida etc., destruyendo todo dominio del peatón y toda calidad ambiental, a lo que se ha sumado la poda indiscriminada de árboles.

Frente a estas limitantes tenemos el objetivo concreto de elevar la calidad de vida de nuestras comunidades mediante formas gerenciales contemporáneas para la administración de los programas urbanísticos.

Somos responsables de lo que estructura ciudad: el espacio público, del espacio social de calidad para todos, como síntesis urbanística, en sus tramas y trazados y en sus tipologías arquitectónicas y, fundamentalmente, de una inteligente mirada al futuro inmediato que edificamos hoy, en un mundo en veloz desarrollo tecnológico, investigativo y científico. con una activa presencia frente a los complejos problemas y los veloces avances de la ciencia y la técnica y conscientes de la importancia que tiene la formación de calidad  de sus docentes, investigadores y estudiantes, en el desarrollo y crecimiento armónico del país y el hábitat.

El desarrollo sustentable es hacer uso correcto de los recursos actuales sin comprometer los recursos actuales y futuros y la capacidad de las generaciones futuras. Uno de los graves problemas para acelerar estas líneas de acción, es la urgente actualización de la velocidad de conexión en las redes, estructura fundamental para las ciudades inteligentes y de muy notable retardo y de confiable servicio en nuestro país.

-CJB: Hemos comentado varias veces que el problema de Venezuela no es simplemente un problema económico, sino fundamentalmente un problema ético. ¿Qué nos puedes decir desde tu experiencia de servicio público y privado?

FPM: Nunca como hoy necesitamos de una sólida conciencia ética y moral para acometer con creatividad y capacidad de riesgo y decisión las acciones que están exigiendo nuestras comunidades frente a las urgencias ante el deteriorado proceso de urbanización, algunos de ellos carentes de los más elementales servicios públicos y el compromiso del desarrollo cultural de nuestras ciudades y comunidades, garantizando los espacios y edificaciones para una educación inclusiva y de calidad y una debida atención sanitaria. Camino que nos señaló el Maestro Villanueva en sus obras de la reurbanización de El Silencio o el “23 de enero”, o los grupos escolares desarrollados conjuntamente con el arquitecto. Malaussena en todo el país, y que nos dejó como misión, tarea y compromiso. 

A los 90 años sigue activo

Con dolor vemos cómo a veces colegas de firme trayectoria, desde organismos públicos o en ejercicio privado, ante la fuerza del poder político o la tentación de atractivos u oscuros contratos, otorgados directamente, perdieron su sentido de responsabilidad moral y ética ante  su familia, el gremio, la sociedad y el país. Agresiones notables al Edificio El Universal y al Edificio La Previsora.

Los arquitectos tenemos una deuda de sostenibilidad de nuestras propuestas y en las últimas décadas, quizás hemos sabido hacer buenos edificios, pero no construir ciudades.

Para mejorar altamente la calidad de vida es necesario definir marcos institucionales y legales modernos, que en lugar de entrabar faciliten el ejercicio profesional, sin embargo, repito, esta importante tarea no debe limitar nuestra capacidad de soñar y amar el oficio.

Se nos da una formación universitaria para elevar la sociedad a estadios cada vez más altos de humanización mediante la búsqueda permanente del bien común. Enfrentemos audazmente este siglo XXI en la tarea de hacer ciudades más humanas en democracia y en libertad y eso es civilización.

-CJB: ¿Cómo te gustaría ser recordado?

FPM: Hay algo que me llena muy profundamente que es mi labor docente: quisiera que me recordaran como profesor. Como alguien que no sólo enseñó un oficio, sino que formó arquitectos para una vida decente y productiva. Que ayudó a sus alumnos a encontrar su vocación. Que los motivó a su crecimiento personal y profesional. Que supo transmitir su inmenso amor por Venezuela. Que se involucró en el sector público para cumplir un deber con el país. Que fue honesto en su proceder y pensar, y que confía en haber sabido sembrar esa ética en quienes me tuvieron como profesor.

¡Qué satisfacción siento cada vez que me encuentran y me dicen “¡cuánto lo recordamos, profe!”.

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