Con el año que termina, también se acaba la primera mitad de la segunda década del tercer milenio. Es esa la excusa perfecta para mirar un poco al pasado y recordar algunos de los mejores discos del último lustro, según los criterios de nuestros especialistas William Padrón y Víctor Amaya
Annie Clark sorprendió con su tercer álbum de estudio como solista. A estas alturas todavía goza del privilegio de ser el mejor disco de la década. La intimidad y alejamiento que sufrió su compositora para gestar esta joya, es el lado significativo del buen gusto y placer auditivo. La genuinidad y esa afectividad emocional lo que impregna sus once tracks. De esas producciones en las que se consiguen canciones en cada escuchada.
BACALAO MEN – Sabaneando
En un momento en que la fusión empezaba a saturar y pocas agrupaciones tenían la brújula bien definida, Bacalao Men se alzó con su tercer álbum que dio en el punto exacto de la inspiración, creatividad y vanguardia sonoro para quienes el rock, la salsa y el folklore ha sido los ingredientes naturales de su fórmula. El dialecto caraqueño de Pablo Estacio y su gente, se extiende hacia la propia emoción venezolana. Un dato curioso, el cover de «El Péndulo», original de Sentimiento Muerto, le tocó grabarla al mismísimo Sebastián Araujo en la batería y la tarea, llevarlo a este sonido caribeño, no le fue fácil.
Víctor Amaya
PJ HARVEY – Let England Shake
PJ Harvey lleva algunos años mostrando sus ganas de trascender, de ir más allá de la estética por ella manoseada y por sus seguidores admirada y disfrutada. En 2011 marcó otro hito en su carrera con un disco de producción limpia, sin distorsión, grabado apenas en cinco semanas. De verbo comprometido, con la crítica mordaz en la punta del acorde, PJ Harvey registró las inquietudes que venía macerando durante tres años en este álbum. El álbum, que fue grabado en una iglesia antigua del siglo 19 cuenta y canta evidencias de las tragedias humanas causadas por la propia humanidad. La muerte del hombre por el hombre. Las mejores canciones son las que transmiten la tensión de una sociedad al borde de un ataque de nervios, como la que da título al disco, o “The Glorious Land. Let England Shake es el disco más político de PJ Harvey quien dejó a un lado la introspección para asomarse al exterior y cargar contra el imperialismo del primer mundo, con su propio país, Inglaterra, en el punto de mira.
AMERICANIA – Sigo
El debut de Americania los vislumbraba como una banda llena de futuro. Con letras sencillas pero intenciones implícitas, el trío caraqueño condensaba en canciones emociones de una generación, con todo y sus inquietudes, deseos, aspiraciones y muchas frustraciones. Construido sin florituras sonoras, manteniéndose llano en su estilo, demostró cómo para sus integrantes fue posible afinar un sonido propio, identificable. Lo hicieron gracias al trabajo vocal, al bajo omnipresente y preciso, a las armonías instrumentales grabadas con cuidado y cariño, y mezcladas sin pretensiones ni competencias. Un material completo.
2012
William Padrón
VINILOVERSUS – Cambié de Nombre
A primera vista este disco es la suma de sus dos anteriores, lo que identifica un sonido primario para el cuarteto. Su estructura musical fue directa, pensada y centrada en representar todo el pilar sonoro que ViniloVersus construyó a casi una década de existencia. Fue el punto de inflexión, una tercera placa de madurez, con temas que bordeaban la composición del pop pero que en vivo seguía siendo una máquina de rock. Su intención precisamente de trabajar los temas más acelerados y urgentes, fue la clave de este disco que se convierte en el más sólido y definido de la banda.
JACK WHITE – Blunderbuss
Su álbum debut como solista fue el momento de la consolidación de Jack White. Una cálida guitarra acústica al más puro estilo de uno de sus héroes musicales Robert Johnson, iniciaba la odisea de Blunderbuss. Esa oscuridad introspectiva llevada por el dolor de su divorcio, la autoflagelación, sin llegar a la autodestrucción,
El mítico y legendario periodista Lester Bangs, supo explicar de lo que trata el gran arte: “Es sobre la culpa y el anhelo, amor disfrazado de sexo y sexo disfrazado de amor”. White lo ejecutó aquí. Hay un aire punk en su concepción, pero Jack se entrega al blues, country, R&B, soul, jazz, manteniendo su sempiterna necesidad de trabajar sobre las raíces del rock sureño.
Víctor Amaya
TAME IMPALA – Lonerism
Con este disco los australianos le pusieron más color al caleidoscopio que ya mostraban en su debut. Depende de cómo se mire, o de cómo se escuche, esta música puede sonar como un disco revitalista, o uno psicotrópico, o uno de rock puro… O, en tus mejores días, una combinación de esos tres estadios. Las melodías son claras, bien mezcladas, inmediatas y únicas, con estilo avant garde y paletas de colores cambiantes y embriagadoras. Todo está marcado por la psicodelia, por la distorsión. Lonerism suena como el punto a donde pudieron llegar Los Beatles si hubiesen mantenido dirección por el camino que tomaron hacia 1966. Incluso con ribetes de los primeros discos de Pink Floyd. Las comparaciones con los Beatles no son para sugerir que a Lonerism le falta identidad. Al contrario, son un llamado de atención de cómo la ambición y la originalidad de Kevin Parker pueden tomar ese testigo, explorar a partir de allí y tratar de equiparar lo que en su momento fue el pináculo de la producción sonora con la banda más grande de todos los tiempos en el estudio más famoso del mundo.
FAMASLOOP – La Quema
Con La Quema, Famasloop condensó lo aprendido durante todos estos años. Ellos mismos califican a este disco como el más caraqueño de su discografía, en parte porque asumen de lleno el canto de la ciudad, con los pies sobre la tierra, aunque mirando a las estrellas, para retratar con acordes lo que se vive en la capital venezolana. Con «The Choro Dance» y «Por Estas Calles» ponen el dedo en la llaga. Con «Canuto y Canito» revelan los sentimientos hasta el hueso. Con «La Vaca Indefinida» dibujan el país y el personaje que no se agota. «Con Uno y el Universo» se entregan al destino y con «Tonada de Niño Con Barba» y otros temas se acercan al maestro Simón para acompañarlo en su viaje por la creación poética de sabanas abiertas. Un disco que, además, les brindó plataforma sonora para sus mejores espectáculos en vivo, y los más urbanos al asumir la estética Tuky como una más en la paleta. La edición en físico mostró un auténtico sentido artístico, integrador, cómplice y rompedor.
2013
William Padrón
LA VIDA BOHEME – Será
Ganador del Latin Grammy como Mejor Disco Rock, el segundo trabajo de los caraqueños, ahora residenciados en México, representa una toma de riesgo bien jugada, además de un crecimiento musical respecto a su debut. La Vida Boheme pensó en cómo abrirse paso y expandir los límites de su sonoridad. Un álbum que dejó su huella en el mercado hispano con el que fueron bien recibidos como la novedosa apuesta que marca el nuevo orden de la banda. Es un disco esencial en su carrera y en lo que a pop rock y fusión se ha hecho en nuestro país este reciente quinquenio.
KANYE WEST – Yeezus
El polémico rapero se alzó con uno de los discos más desafiantes de los que ha gestado. Acercamientos punk incluidos en una suerte de experimentación desde su propio mundo. En este álbum participa como productor en cuatro temas, el joven venezolano Alejandro Ghersi quien se dio a conocer como Nuuro y ahora se hace llamar Arca. Diez temas que tienen al hip hop como columna vertebral pero en los que se percibe además una sonoridad experimental que viene dada por elementos del Chicago drill, el dancehall, el acid house y la música industrial. Sin dejar de lado cierta influencia del punk o el post-punk que termina de construir la atmósfera -un aura oscura, se podría decir- del álbum. Hay sobre todo algo de avant-rap, así como algunas pinceladas de electro, que le dan al hip hop el toque industrial que domina toda la propuesta de Yeezus.
Víctor Amaya
VAMPIRE WEEKEND – Modern Vampires Of The City
Vampire Weekend han sido calificados como unos músicos que privilegian la narrativa, especialmente la que relacionan con su propia realidad al ser unos jóvenes bien educados, ilustrados, cultos, con conocimiento musical profundo y de clase social acomodada en Estados Unidos. Con este disco, su tercero, pusieron todo eso a jugar con nuevos elementos en un trabajo que suena arriesgado a la vez que considerado, raro pero accesible, ecléctico y más representativo que nada que hayan hecho antes. Las canciones se basan en pianos sugerentes y están llenas de referencias culturales y de ideas adaptadas, desde cosas de Devo, pasando por Outkast, Wilco y Dick Dale, hasta los clásicos como Bach. Vampire Weekend son músicos educados, voraces lectores, consumidores de productos culturales que ponen en juego sin pena a la hora de hacer canciones que suelen enmarcar en la ciudad de Nueva York. Es un LP que los confirma como músicos, en todo el sentido de la palabra.
LA VIDA BOHEME – Será
La música venezolana de nuevo cuño está bebiendo de sus antepasados. La capacidad de ver poesía en el llano abierto, que se reflejó en canciones de Simón Díaz, por ejemplo, comienza a ser recuperada por los nuevos creadores capaces de encontrar inspiración, también, en la ciudad congestionada para crea canciones de primer nivel. Es lo que hizo La Vida Bohème con su segundo trabajo de estudio y sus temas unidos por atmósferas conceptuales, cambios de ritmos y una estética que abarca desde el intenso color hasta el blanco y negro. Sus temas relatan la vida urbana caraqueña, dándole geografía a su música, además de los indicadores geo-estéticos de la instrumentación y percusión venezolana, entregando su disco más glocal hasta el momento. Además, sus letras aprovechan de asomar la crítica al estado de las cosas, muy necesario. No es gratuito el impacto internacional de este larga duración, que los llevó a hacerse con el Grammy Latino al Mejor álbum de rock ese año.
2014
William Padrón
LOS MENTAS – Dios, el diablo y el dinero
Un año marcado por marchas, problemas políticos y sociales, donde la escasez de producciones dio una recesión significativa. En este contexto aparece esta ambiciosa ópera rock de Los Mentas. Construyen una radiografía del ser humano, en este caso del venezolano que está pendiente de cazar fortuna, el que le gusta el facilismo para hacer dinero. Swing, country, western, rockabilly, punk y la marca primordial del sonido de Los Mentas hacen de este disco el mas ambicioso de su carrera, el que mejor define sus 17 años de carrera musical.
THE BLACK KEYS – Turn Blue
Un álbum en el que se la jugaron con su estado anímico, hurgando el blues elemental, coquetean con la psicodelia y en su propio mundo y estilo mantienen el catchy de sus canciones tomando prestado de sus influencias directas. Fue su productor Brian “Danger Mouse” Burton quien fijó las bases aquí. Se tomó la libertad de componer con ellos y sacó a relucir sus penas. El sentimiento de pérdida que hay en Turn Blue no descuida su intención de liberación musical, la misma que necesitaba The Black Keys para consolidarse como una banda que sigue en la mira de la industria a base de honestidad y esencia. Intros a lo Neil Young y solos tipo Pink Floyd aparecen. Ahí queda esa onda, psicodelia, nostalgia, pérdida en un ambiente sonoro muy bien estructurado. Indudablemente el dúo superó su propia prueba.
Víctor Amaya
THE WAR ON DRUGS – Lost in the Dream
Un disco oscuro y triste, reflejo de los tormentos de Adam Granduciel, líder de The War On Drugs, donde combina su historia reciente con imágenes líricas en 10 temas elegantes y con devoción instrumental. Un álbum que consolida la identidad de The War On Drugs a partir de música hipnótica salida de la mente maestra de Granduciel, quien sigue jugueteando con sintetizadores y sonidos plásticos a partir de bases de rock. El álbum se abre camino ente metáforas y referencias poéticas concentradas en el romance y en la ruptura, también y la decadencia de un pequeño pueblo de provincia, bajo un manto abstracto de formato existencial, filosófico, denso en lo lírico que no en lo musical. Contiene 19 piezas, algunas de hasta 10 minutos de duración, que se mantienen con espíritu triunfante y vivo, mostrando la inmensa capacidad de bordear el cliché y dibujar más allá de referencias consolidadas como la efervescencia del Bruce Springsteen (“Red Eyes”), la entonación arenosa y por momentos exánime de Dylan (“Lost in the dream”), la caricia de guitarra suave e inflamable de Mark Knopfler (“An ocean between the waves”) y una larga nómina de ilustres (Tom Petty, Rod Stewart).
LOS MENTAS – Dios, el diablo y el dinero
Hacer un álbum conceptual, lograr un relato completo, siempre es un reto. Pocos hubieran apostado que Los Mentas dejarían las cervezas sobre la mesa durante meses para construir un trabajo de este tenor. Mucho menos que el resultado sería, como sus anteriores álbumes, bañado en ron. Son Los Mentas siendo más que Los Mentas, no solamente porque expandieron sus propios horizontes temáticos y compositivos, sino los sonoros. La adición de un quinto integrante, Luis “Droopy” Pulido en la guitarra, solidificó la propuesta que ha literalmente bailado a ritmo borracho hasta hacerla atractiva más allá del bar. Dios, el diablo y el dinero es una ópera rock con cuba libre, llena de novedosas –para ellos- armonías vocales, y con una exploración interesante de registros, como el góspel. Un álbum que confirmó su crecimiento acelerado luego de tres lustros desde su formación, y antes de su incierto “sabático”.
2015
William Padrón
CHARLIEPAPA – Y/O
Con determinación el cuarteto merideño Charliepapa se ha forjado un camino entre el rock, el pop, las armonías y su dosis de canciones bien estructuradas. Su tercer álbum de estudio Y/O los colocó en el foco de atención hispano gracias a sus nominaciones al Latin Grammy en las categorías de Mejor Álbum de Rock y Mejor Canción de Rock por su tema «Astrómeta» que cuenta con un video clip. Fue el año para la banda, no porque el reconocimiento haya venido en premiaciones y nominaciones, sino que se alzaron un álbum de soporte definitivo dentro de su búsqueda y gracias a ello, el siguiente paso natural es la internacionalización.
KENDRICK LAMAR – To Pimp a Butterfly
Tomado de la novela de Harper Lee To Kill a Mockingbird (Matar a un ruiseñor) Kendrick Lamar lanzó su tercer disco de estudio To Pimp, el mejor disco del año. Hip hop con funk y jazz, incluido el spoken word (palabra hablada) dentro de una poesía urbana para darle forma musical a este disco en el que Lamar invitó al legendario George Clinton, Thundercat (Suicidal Tendences), Rapsody, Bilal, Anna Wise y Snoop Dogg. Kendrick. Hay un mensaje claro. Ni siquiera desea convertirse en una figura mesiánica, lo declara en su álbum, critica ciertas posturas políticas y en el camino reacondiciona y hace su propia versión del hip hop que desea mostrar, soportado en sus ídolos musicales, en la verdadera cultura negra con aires de jazz compactos y funk directo que lo impulsan hacia la madurez e inteligencia compositiva. Poesía urbana, intelectual, la muestra de pasión y necesidad de expresión en una producción que despierta lo sensible del entorno americano.
Víctor Amaya
SUFJAN STEVENS– Carrie and Lowell
Un material brutalmente honesto y un autorretrato de las propias circunstancias familiares de su autor. Sufjan Stevens bautizó con los nombres de su madre y su padrastro a este disco hecho para exorcizar sus propios demonios y asuntos por resolver. Su madre, protagonista de una historia de abuso de sustancias, depresión esquizofrenia, indigencia y abandono, volvió a su vida para impactarla por segunda vez aunque por poco tiempo: su reencuentro fue efímero, hasta ella morir de cáncer en 2012. Las lagunas sobre su madre, aquellas cosas que Sufjan Stevens nunca sabrá, le sirven como caldo de cultivo para la imaginación con la que crea canciones entre susurros, con arreglos delicados, sin distorsión, sin ruidos. Es todo un contraste con el expansivo The Age of Adz (2010). Son 11 piezas viscerales, confesionales, como “Fourth of July”, en la cual el cantautor recuerda –o quizá imagina- a su madre consolándolo sobre su propia muerte. Música con las tripas, de la que no necesita artificio.
CHARLIEPAPA – Y/O
Para abrirse camino a mercados internacionales es necesario lograr un sonido que traspase fronteras. Con su tercer disco publicado, los merideños de Charliepapa lo consiguieron, hasta lograr dos nominaciones a los Grammy Latino: Mejor Álbum de Rock y Mejor Canción Rock –con “Astrómeta”, el contagioso sencillo. Formados en 2001 y consolidados en 2011 cuando grabaron en México su 20.000 leguas cuadriláteras –asumieron que iban en serio a dedicarse a vivir de la música-, Charliepapa comienza una nueva etapa con Y/O, mucho más madura, con un sonido limpio y cuidado, sin relleno –ni sonidos ni canciones-, y con distintas intenciones todas enfocadas en un solo estilo. Es la manera de conseguir un sonido propio, uno que destaque, que no permita confusiones. Son 11 canciones que transmiten inmensidad, con arreglos atractivos aunque sutiles, con protagonismos intercambiables y con escenarios para adentrarse, viajar al mundo que ellos plantean. El aporte de Rudy Pagliuca es fundamental –como lo es también en el América Supersónica de Okills, el segundo mejor del año- en estas canciones que van desde sonidos explosivos (“Astrómeta”), pasando por rock directo (“Abismo”), sonido industrial (“Bengala”) y hasta melodías ligeras y acústicas (“Fe y razón”).
Si 2014 tuvo una merma en la cantidad de publicaciones nacionales, debido al tenso ambiente político nacional, en 2015 vio luz una cantidad de material grabado desde meses atrás en conjunto con los lanzamientos planificados para este año. Aquí una lista -intencionalmente sin numerar- de los 10 (+2) mejores discos venezolanos de pop rock publicados en 2015,