La delincuencia opera en los quirófanos
La historia de nunca acabar: no hay antibióticos, ni vendas, ni gasas y, lo que es peor, tampoco médicos preparados en los centros de asistencia pública. Las razones, también consabidas, saltan a la vista: sueldos de chiste e inseguridad en las salas de emergencias. Malandros y armas que amenazan: “si no lo salvas, te mato”. Héroes en silencios que, ni encomendados a Cristo, harían milagros