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#Luisa Girón

FOTOS | La minería en Venezuela también es asunto de mujeres

Apenas se sienta sobre la roca, Luisa comienza un proceso de transformación o, más bien, de posesión. Se pone los lentes para afinar la visión y comienza a mover rápido, de un lado a otro, el cigarro que parece estar adherido a sus labios. Se concentra cuando le arrojan tierra mojada sobre la batea que sostiene. Allí inicia su faena. La acción parece hipnotizarla: revuelve, para, agita, quita las piedras, revuelve, para, agita y de nuevo quita las piedras. En tres ocasiones aplica el método, aumentando la fuerza y precisión. Suda a chorros a pesar de que la cobija la sombra de un árbol. No descansa hasta sacar un puntito de oro que reluce en sus manos luego de haberlo ahogado con mercurio. Sacar brillo del barro es una tarea que a Luisa Girón le consume sus días, incluso su vida. Son los contrastes que espera encontrar todo el que escarba en las entrañas del estado Bolívar, el epicentro de la minería en Venezuela, donde las trasnacionales, las cooperativas, las mafias de asesinos y los aventureros se confunden en medio de la selva. A Luisa le bastaron 30 minutos para sacar menos de un gramo de oro, lo que equivalía en ese entonces a un tercio del sueldo mínimo que se ganaba mensualmente en las ciudades. Ella regala a su compañera lo extraído. Fruto de un trabajo duro pero con buena recompensa económica que refleja cómo se mueve la economía en los pueblos del extremo sur venezolano. Allá, lejos, donde El Dorado sigue siendo la leyenda que se busca a diario.

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