Vinotinto: la derrota no debe tapar el bosque
El público quiere sangre. Es propio de una especie que se autodestruye desde hace siglos, pero que en los últimos años ha metido quinta velocidad para acabar con todo lo más rápido posible. Así que inmediatamente le adelanto que por acá no encontrará la dirección a la trituradora. Si la selección nacional Sub-20 perdió una final del mundo fue porque primero llegó a ella, y eso, aunque se le olvide a los oportunistas de turno, jamás se había logrado.