Caracas tiene su omakase y se llama OMA

Omakase es un vocablo japonés. Representa un ejercicio de confianza para los comensales y, a la vez, un reto para el chef. Es un ejercicio gastronómico, en el que, quien está en la mesa, se entrega por completo al cocinero. Es un juego casi íntimo, de sabores, colores, aromas, texturas.

Desde el 16 de abril, existe en Caracas un omakase, en un nuevo restaurante llamado OMA, en la urbanización Chuao, y lo dirige el chef ejecutivo Edwar Lara, con 20 años de experiencia en comida asiática y específicamente 10 dedicado a la comida japonesa. Es, además, un especialista de la técnica, lo que se nota en su propuesta, radicalmente distinta a los menús nipones del país.

El menú dirigido del omakase de Edwar fusiona sabores venezolanos con preparaciones y procesos de la cocina japonesa, y hay algunos guiños a otras latitudes, alguno a la comida nikkei peruana, unos más a la coreana, sobre todo al kimchi, el plato insigne de Corea, y cuya culinaria conoce bien este chef.

Así pueden ir saliendo, uno a uno, platos como una ensalada de pescados curados o una flor de pescado blanco sobre puré de ají de tres colores o makis, a veces para comer con la mano, con anguila salteada o kimchi (repollo fermentado).

Otras entradas pueden ser nigiri de atún medregal curado en frío, para que tenga mejor consistencia y no se deshaga antes de llegar a la boca con puré de aguacate, salsa de ají dulce, ajo tostado y jengibre confitado o un shumai de wagyú con foie en salsa ponzú y salsa fermentada de ajíes venezolanos.

Como en todo omakase los platos fuertes también varían, pero una de las propuestas de Edwar Lara para OMA es el Domo, un plato que es todo color de la noche sin luna: arroz negro (el grano es negro, es asiático y en la antigüedad se destinaba solo a emperadores) con crujientes tulipas también negras, hongos shiitake, calamares y puré de ajo negro.

Como principal también puede servir un trozo de wagyú de Portuguesa curado o una pieza de pescado blanco sobre cama de puré de edamame.

En postres, Edwar se decanta por el mochi, un postre japonés que se está imponiendo en el mundo Occidental, pero en sabores de la despensa local como el mapuey o el merey pasado, y que puede aderezarse con puré de caraota dulce japonesa o polvo de soya tostada. También recurre a la fruta fresca para ofrecer un segundo dulce más ligero.

Durante toda la experiencia, sobre la mesa hay sabores que funcionan como limpiapaladares, como chips hechos en casa, kimchi, algas o wasabi.

El menú del omakase de OMA tiene al menos 9 tiempos, y se acompaña con coctelería de autor, aunque también ofrecen otros licores y aceptan descorche.

Es sólo por reservación, ya que preguntan sobre restricciones y gustos de cada comensal para adaptar los platos. Y se sirve solo para las cenas. El precio de la llamada Experiencia OMA es de $79 por comensal.

Adicionalmente, para quienes no deseen el menú de reservación, también está disponible una carta de nigiris, makis, handrolls, platos principales y postres, con precios entre $10 y 28, que se pueden comer por separado. OMA pertenece al grupo Arazá y está ubicada en The Place, un nuevo centro en Chuao, que también cuenta con una sucursal de Arazá, restaurante de comida saludable; una tienda de ropa sustentable; un centro de yoga y un área de lounge.

Coordenadas de OMA

Instagram. @omaexperience

Dónde. The Place. Calle Santa Cruz, Chuao.

Horario. De martes a sábado, de 8 pm a 1 am.

Estacionamiento. Con valet parking.

Precios. La experiencia OMA cuesta $79 y, si se pide según el menú, entre $10 y 28.