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#Popy

¡No te me pongas Popy, que no hay Juan Corazón!

En un país donde la violencia se vuelve normal y los valores se esfuman en un denso clima de “Sálvese quien pueda”, individualismo y supervivencia, los niños venezolanos parecen estar condenados con pocas –o ninguna– ofertas que les permitan vivir su infancia. No tienen referentes similares a los que tuvo el país en algún momento. Más que apelar a la nostalgia, estas líneas buscan llamar a la reflexión sobre lo que está consumiendo el público infantil, al menos en lo que se refiere al “Made in Venezuela”

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