Internacionales

Egipto se enfrenta a las reticencias occidentales de una intervención militar en Libia

Publicidad
Foto: AP

Por Mona Salem- Egipto, que este miércoles quiere solicitar a la ONU una autorización para una intervención militar internacional contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Libia, se enfrenta a la reticencias de las países occidentales, que prefieren una solución política.

Tras haber bombardeado posiciones de la rama libia del EI en respuesta a la decapitación de 21 cristianos coptos egipcios, el presidente de Egipto Abdel Fatah al Sisi consideró que no había «otra elección» más que pedir a la ONU una resolución para que una coalición internacional intervenga en el país vecino.

El Cairo anunció el martes que su jefe de la diplomacia, Sameh Chukri, presentaría el miércoles una petición en este sentido ante el Consejo de Seguridad en Nueva York. 

Pero las aspiraciones egipcias se han visto truncadas por las proposiciones y los mensajes de prudencia de las capitales occidentales. Egipto podría revisar a la baja sus pretensiones en Nueva York, «consciente de las reticencias presentadas por varios países miembros del Consejo de Seguridad», avanzó el miércoles un alto responsable del gobierno egipcio, que prefirió permanecer en el anonimato.

Estados Unidos, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y España destacaron el martes en una declaración común la necesidad de trabajar en una «solución política del conflicto» en Libia, descartando implícitamente cualquier intervención militar a corto plazo.

La formación de un gobierno de unidad nacional es «la mejor esperanza para los libios», según estos seis países.

Sin embargo, Italia advirtió el miércoles que el tiempo para una solución política está contado. «El deterioro de la situación en el terreno requiere de un cambio de ritmo por parte de la comunidad internacional antes de que sea demasiado tarde», declaró su ministro de Asuntos Exteriores, Paolo Gentiloni.

El portavoz de la diplomacia egipcia, Badr Abdelatti, afirmó que la iniciativa de su país en la ONU buscaba también solicitar a la coalición internacional que lucha contra el EI «que no adopte una política de doble moral: es inconcebible combatir a Daesh en Siria e Irak con determinación pero ignorarlo en Libia».

Con todo, parece que Egipto cambió el tono a unas horas de la reunión del Consejo de Seguridad en presencia de Chukri. Este último se limitó a señalar que espera de la ONU, principalmente, flexibilidad «en las restricciones sobre la entrega de armas» al gobierno libio reconocido por la comunidad internacional.

El ministro egipcio también «destacó la necesidad de permitir a los países de la región que lo deseen prestar su apoyo al gobierno libio en sus esfuerzos por imponer su autoridad y restablecer la estabilidad». 

– El pueblo libio, «abandonado» –

Esta discreción diplomática contrasta con la determinación mostrada en la víspera por Sisi, quien había llamado a afrontar el «problema» libio, considerando que la «misión no había culminado con éxito» por parte de los europeos, en referencia a la intervención  militar que hizo caer el régimen de Mouammar Kadhafi en 2011.

«Hemos abandonado al pueblo libio, prisionero de las milicias extremistas», lamentó el presidente egipcio. 

Sumida en el caos, Libia se encuentra dividida en varias porciones dirigidas por las milicias, algunas yihadistas.

Dos gobiernos se disputan el poder en varias partes del territorio: uno, afín a las milicias islamistas de Fajr Lybia (Amanecer de Libia) y el otro, reconocido por la comunidad internacional, instalado en el este del país, cerca de la frontera egipcia.

El principal bastión de la rama libia del EI está en Derna, a 1.300 kilómetros al este de Trípoli.

El ejército egipcio ya se ha enfrentado en el Sinaí, en este del país, contra la insurrección del grupo yihadista Ansar Beit al Maqdis, quien juró fidelidad al EI en noviembre.

Publicidad
Publicidad