«Queremos ser absolutamente garantistas al respecto. (…) Nuestra participación debe ser como la de un músico en una orquesta sinfónica, no podemos entrar ni tarde, ni temprano, ni fuera de tono», dijo Almagro, preguntado en una rueda de prensa por el papel de la OEA ante la crisis política de Venezuela.
«Este tono debe ser un tono que no radicalice los conflictos, sino que apoye las soluciones», añadió Almagro ante los medios en la segunda y última jornada de la Asamblea General de la OEA en Washington.
El nuevo secretario general, que tomó posesión el 26 de mayo, dijo que la OEA «estará ahí» para facilitar el diálogo y la confianza entre el Gobierno y la oposición venezolana y para que las elecciones parlamentarias que deben celebrarse este año, pero aún sin fecha, se convoquen en los tiempos previstos.
«En lo que podamos contribuir, ahí va a estar la OEA, también para garantizar la paz y la estabilidad después de las elecciones, porque hemos visto que, tras otras elecciones, ha habido disturbios que se han cobrado la vida de venezolanos de ambas partes y no tiene por qué haber ese sufrimiento», afirmó.
«Los mensajes y acercamientos que hemos tenido hasta ahora han sido significativos», añadió, sin aportar más datos a ese respecto.
Preguntado por si ha habido algún avance en esta Asamblea General sobre la crisis venezolana, Almagro se limitó a decir: «hay muchas opciones, estamos trabajando, ustedes déjenme acabar el trabajo».
Almagro ha recibido peticiones de la oposición venezolana y de organizaciones de la sociedad civil para que la OEA medie en la crisis política que vive el país caribeño después del «silencio» que, según estos grupos, caracterizó el mandato del anterior secretario general, José Miguel Insulza.
Almagro ofreció el 10 de junio una misión de observación electoral de la OEA para esos comicios, tras la negativa de Caracas ante la misma oferta en las elecciones presidenciales de 2013.
El nuevo secretario general recibió el pasado domingo peticiones de aplicar la Carta Democrática a Venezuela durante su primer encuentro con representantes de la sociedad civil del continente.
La Carta Democrática Interamericana, aprobada en 2001 por la Asamblea General de la OEA en Perú, establece que la ruptura del orden democrático o su alteración en un Estado miembro constituye «un obstáculo insuperable» para la participación de su Gobierno en las diversas instancias del organismo.
Ese es el instrumento que se invocó para suspender a Honduras de la OEA durante casi dos años tras el golpe de Estado de 2009.
La crisis política en Venezuela es el primer desafío al que tendrá que enfrentarse Almagro, que participó como el año pasado como canciller de Uruguay en una misión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para mediar en el país caribeño.