Internacionales

Una angustia venezolana ante el desorden británico

Estaba a bordo de un UBER en Londres, conducido por un musulmán, cuando anunciaron que Jo Cox había sido asesinada. El periodista en la radio informaba que la diputada inglesa había sido atacada en el momento que hacía campaña a favor de la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea. Mohamed, el somalí dueño del UBER, escuchó atentamente el reporte y pensó en voz alta: “Aunque fue un blanco británico quien la asesino, esto va alimentar a quienes atacan a los extranjeros y musulmanes”.

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Por Juan Toro

Al igual que Mohamed, la mayoría de los extranjeros en Gran Bretaña, especialmente los musulmanes, rumanos y polacos estaban conscientes que el BREXIT y todas sus implicaciones representaban una amenaza directa contra ellos. No se equivocaron, al día siguiente del triunfo de la propuesta de salir de la Unión Europea, comenzaron actos de rechazo abierto a los inmigrantes.

El sentimiento contrario a los inmigrantes es tan fuerte, que los populistas Boris Johnson y Nigel Farage simplemente presentaron la salida de la comunidad europea como una solución al problema migratorio.

No hubo respuestas a los argumentos de beneficios económicos que presentaba David Cameron y el resto de defensores de la opción de la permanencia, se limitaron a centrar el discurso en la lucha contra los inmigrantes. Nigel Farage fue más allá del simple discurso anti inmigrantes y presentó un aviso publicitario con imagen de los refugiados de Siria y algunas personas destacaron que la gráfica recordaba los anuncios nazis y es que al parecer cuando era estudiante, Farage insultaba a sus compañeros de clases judíos. Si bien de grande, no ha asumido posición pública antisemita, si es un aguerrido combatiente contra la inmigración.

EL FÚLBOL CANALIZA PASIONES

El lunes 27, apenas 3 días después de conocerse el resultado del referéndum, el equipo de Inglaterra se enfrentó a Islandia en la Eurocopa. El partido lo presenciamos en un pub cerca del aeropuerto, por lo que en la audiencia había muchos extranjeros, la mayoría europeos. Sin disimulo, aupaban a Islandia como muestra de rechazo a una “Inglaterra que no nos quiere”. Pero, esa posición no sólo se expresaba en el ambiente futbolistíco, muchos de los 27 gobiernos que conforman la Unión Europea mostraron su malestar y pidieron al Reino Unido que “hiciera inmediata su salida de la Unión”. La voz de Angela Merkel marcó la prudencia y pidió paciencia para negociar la salida. La alemana, junto a Mateo Renzi de Italia y Francois Hollande de Francia, busca gerenciar la crisis y piensa en el futuro

Para Merkel, Gran Bretaña está herida, pero aún así es protagonista y tiene importancia en el escenario europeo. Los británicos, los de la calle, piensan diferente. Están asustados, incluso los ganadores que votaron a favor de la salida. Una semana después del referédum, hasta el propio Boris Johnson ha comenzado a preocuparse por el impacto económico. La devaluación de la libra esterlina y el conocimiento de los beneficios que pierden con la salida comienzan a mostrar la realidad.

¿QUIÉN PONE ORDEN EN EL REINO?

Negociar las condiciones de la salida, enfrentar el impacto económico y manejar la política migratoria que exigen quienes votaron por la salida, son retos que debe enfrentar el próximo primer ministro británico, pero no los únicos. Las intenciones separatistas de Escocia y el impacto de la salida en la situación de Irlanda del Norte y la República de Irlanda también son asunto de mucha importancia.

Los británicos pareciera que han tomado conciencia de la gravedad de la situación y de la magnitud del reto para quien sea sucesor de David Cameron. Es tal la dimensión del reto, que Boris Johson decidió retirarse de la carrera por ser líder del partido conservador y primer ministro.

Quien era el favorito unánime, quien era el ganador seguro, entendió y/o lo convencieron de que realmente se necesita alguien con liderazgo, conocimiento y habilidades para enfrentar el futuro. Un futuro que obligatoriamente debe dar respuesta a la demanda de un gran sector por manejar el tema de la inmigración, sin sacrificar la economía. Mientras tanto, los extranjeros y los británicos se sienten angustiados, por razones diferentes, pero todos están angustiados.

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