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El inusual juramento que los cubanos hacen ante la muerte de Fidel Castro

El 1 de mayo de 2000, en momentos en que Cuba vivía "días de intensa y trascendental lucha", Fidel Castro lanzó el "concepto de Revolución" en la plaza donde se le rinde tributo a su memoria.

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Muerte de Fidel Castro
Foto: AFP

Los cubanos que lloran a Fidel Castro no estampan su firma en un libro de condolencias. Por iniciativa del gobierno, suscriben un juramento de lealtad con la la Revolución que instauró y defendió hasta su muerte el carismático líder.

El 1 de mayo de 2000, en momentos en que Cuba vivía «días de intensa y trascendental lucha», Fidel Castro lanzó el «concepto de Revolución» en la plaza donde se le rinde tributo a su memoria.

«Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado, es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional», dijo.

Entonces, Cuba libraba una fuerte campaña por la devolución del «balserito» Elián González, centro de una espectacular escalada de tensiones con Estados Unidos por su custodia, luego de que su madre lo sacara clandestinamente de la isla.

Dieciséis años después, los cubanos acuden voluntariamente a 1.060 escuelas, hospitales y centros de trabajo en toda la isla para firmar «el solemne juramento».

«Por estas ideas seguiremos luchando. !Lo juramos!». Añade al testamento político que leen los cubanos antes de estampar la rubrica junto al número en que van pasando.

«La firma demuestra la voluntad de los cubanos de hacer irreversible esta revolución socialista» declaró a la AFP el teniente coronel (r) de 80 años, Rigoberto Cerolio.

Visiblemente emocionada, la estudiante de 16 años Lecsy Capote, también firmó en una escuela del barrio del Vedado: «Es mi compromiso de preservar el legado del Comandante en Jefe, y de defender las conquistas de nuestra revolución».

Fidel Castro cerró el discurso que devino en testamento así: «Revolución es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas».

Revolución, remató, «es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo».

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