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El "Perro Loco" postulado por Trump para Defensa pide más fuerza militar

El general retirado James "Perro Loco" Mattis, nominado por el presidente electo estadounidense, Donald Trump, para encabezar el Pentágono, mostró hoy dureza con la actitud de Rusia en el mundo y alertó sobre el riesgo de que EE.UU. pierda influencia si no mantiene unas crecientes Fuerzas Armadas.

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Foto EFE

En su audiencia de confirmación en el Senado, Mattis, que es considerado tanto por demócratas como republicanos un militar de gran valía capaz de oponerse a Trump si es necesario, se desmarcó hoy en varias ocasiones de las ideas expuestas en el pasado por el presidente electo sobre seguridad y defensa.

El veterano general de cuatro estrellas de la Infantería de Marina dijo que el orden mundial establecido por Estados Unidos durante más de medio siglo está ante «su mayor amenaza desde la II Guerra Mundial por parte de Rusia, el terrorismo y el comportamiento de China en el Mar de China Meridional».

Pese a abogar por «ganar nuevos aliados» en todo el mundo, aseguró que la Rusia del presidente Vladímir Putin quiere «romper la Alianza Atlántica» de la OTAN, mientras que Washington necesita «gestionar» mejor la emergencia de China, para lo cual se debe poner el acento en la disuasión militar, pero también en el «diálogo».

Sobre Putin, a quien Trump ha halagado repetidas veces, fue bastante claro: «mi opinión es que Putin es un competidor estratégico y un adversario en áreas clave».

Los servicios de inteligencia estadounidenses dan por confirmado que Rusia dirigió infiltraciones informáticas, durante las elecciones presidenciales del pasado noviembre en EE.UU., para influir en el resultado de los comicios, en los que se proclamó vencedor el republicano Donald Trump.

Trump ha intentado quitar hierro al asunto y ha negado la posibilidad de que el Kremlin lo prefiriera en la Casa Blanca, frente a su rival demócrata Hillary Clinton, o que su campaña se coordinara con operativos rusos.

En su audiencia, Mattis, uno de los nominados para el gabinete del nuevo Gobierno que ha sido recibido con opiniones positivas en ambos partidos, dijo que EE.UU. debe mantener el diálogo con Moscú, pero tiene «esperanzas modestas sobre posibles área de cooperación con Putin».

Pese a insistir en la importancia de la OTAN para la paz y la seguridad mundial, Mattis matizó que se asegurará de que los aliados estadounidenses también hacen su parte para que el grueso del gasto armamentístico y defensa no recaiga en los contribuyentes de EE.UU.

Asimismo, el general advirtió de que Irán es la «mayor fuerza desestabilizadora de Oriente Medio», pero defendió que se mantenga el acuerdo multinacional con Teherán para limitar el desarrollo nuclear iraní a cambio de una reducción de sanciones, algo a lo que Trump se opuso en la campaña electoral.

Mattis aseguró en la audiencia de confirmación de la Cámara alta que las Fuerzas Armadas no son lo suficientemente fuertes responder a las amenazas de seguridad actuales, al tiempo que prometió acabar con el derroche presupuestario y las ineficiencias en el Pentágono, aunque manteniendo programas como el del oneroso caza F-35.

El aspirante a la jefatura del Pentágono resaltó la importancia de la ciberdefensa, pero no quiso aclarar qué tipo de ciberataques pueden ser considerados actos de guerra y aseguró: «no voy a poner en piloto automático la decisión de ir a la guerra».

El general, que finalizó una carrera militar de 41 años como jefe del Comando Central dentro de la Administración del presidente Barack Obama en 2013, recibió el apoyo de un gran número de senadores republicanos y demócratas del Comité de las Fuerzas Armadas, pero su proceso de confirmación es más complejo de lo habitual.

La ley estadounidense prohíbe que un oficial retirado del servicio militar hace menos de siete años pueda asumir la jefatura civil del Pentágono, algo para lo que es necesario una exención que el comité senatorial encargado de la audiencia aprobó con amplia mayoría nada más finalizar la audiencia de confirmación.

Ese apoyo reduce la posibilidad de que el pleno del Senado, el que tiene la última palabra, se oponga a corroborar la exención y, por ende, deja vía libre a la confirmación para que Mattis se convierta en el próximo secretario de Defensa en sustitución de Ash Carter.

El único precedente en el que fue necesario emitir una exención a la ley que limita la influencia militar en el control civil del Pentágono se remonta a 1950, cuando el Congreso permitió al reputado general George C. Marshall encabezar el departamento.

Sobre su apodo de «Perro Loco», que comenzó a recaer sobre él durante las guerra de Irak y Afganistán, dijo que todo ha sido cosa de la prensa, pese a que Trump fue el primero en enarbolar el calificativo al presentar su opción para Defensa.

El general retirado aseguró que reconoce las diferencias entre el rol de liderazgo civil y el castrense, y reiteró que «el control civil de las Fuerzas Armadas es un mandamiento fundamental de la tradición militar estadounidense».

Algunos senadores demócratas han mostrado su preocupación por el hecho de que un militar tome las riendas del departamento con la mayor dotación presupuestaria, aunque otros tantos han apuntado que, ante la volatilidad de Trump, nadie mejor que él para aconsejar de manera honesta y fundamentada al presidente entrante.

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