«Los lacayos del imperialismo señalan a Venezuela, no tenemos nada que ver en esa guerra, condenamos cualquier hecho de terrorismo y levantamos las banderas de la paz», sostuvo Cabello durante un mitin en Cumaná.
Al reiterar sus acusaciones contra la oposición venezolana, Estados Unidos y Colombia, Cabello, líder de la oficialista Asamblea Constituyente, afirmó que «falsos positivos» promovidos por «lacayos del imperialismo» buscan desestabilizar a Venezuela.
«Anda la burguesía y la oligarquía colombiana junto con los lacayos venezolanos tratando de vincular a Venezuela con hechos terroristas en Colombia», subrayó Cabello durante el acto de respaldo al mandatario Nicolás Maduro, que el 10 de enero asumió un segundo período de seis años desconocido por la oposición y medio centenar de países.
El diputado opositor Julio Borges, exiliado en Bogotá, afirmó este viernes que «el régimen de Maduro es una amenaza para Colombia y toda la región», refiriéndose a lo dicho por Bogotá de que el autor del ataque estuvo en Venezuela en 2011 entrenando a rebeldes refugiados en ese país.
«El retorno de la democracia en Venezuela debe ser cuanto antes, la estabilidad y la paz de América Latina están en peligro», escribió Borges en Twitter.
La Fiscalía colombiana afirmó que líderes del ELN se refugian en Venezuela, aunque el ministro de Defensa, Guillermo Botero, aseguró que no tiene evidencia que involucre a funcionarios venezolanos en el atentado.
Según las autoridades, Aldemar Rojas, autor del ataque y quien también falleció, se desempeñaba como jefe de inteligencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el departamento de Arauca, en la frontera con Venezuela.
El pasado 3 de enero Colombia pidió formalmente a Caracas «verificar» la presencia de guerrilleros del ELN en su territorio, tras meses de acusar al gobierno de Maduro de auspiciar y dar refugio a líderes rebeldes.
Por su parte, el gobierno venezolano acusa a Colombia de trasladar la violencia de ese país a la región y de negarse a tender puentes para tratar temas comunes entre ambos países, que comparten una porosa frontera de 2.200 kilómetros donde operan mafias de contrabando y narcotráfico.]]>