Senado de Estados Unidos inicia el debate sobre juicio a Trump

El Senado de Estados Unidos inicia hoy el debate sobre el histórico juicio a Donald Trump, presidente de esa nación hasta el 20 de enero de este año. Se le acusa de «incitación a la insurrección» por el violento ataque al Congreso por parte de sus seguidores.

En un caso extraordinario, los 100 senadores que harán de jurados fueron testigos y víctimas del ataque.

Las fuertes imágenes de esos momentos y el discurso previo de Trump serán parte central de la acusación. En el exterior del edificio, las inéditas medidas de seguridad recuerdan la violencia del asalto.

Trump, que reside ahora en Florida, no se presentará en el proceso. Sin embargo, no duda de que al final del mismo resultará «absuelto».

Votación y sentencia

La Constitución exige una mayoría de dos tercios para un veredicto de culpabilidad. Y aunque senadores republicanos han criticado el rol del ahora expresidente en el violento episodio, parece poco probable que 17 de ellos se unan a los 50 demócratas para condenar a Trump.

Ambos  sí tienen algo en común: todos quieren ir rápido, por lo que una votación final podría tener lugar a comienzos de la próxima semana.

Al presentarse como un elemento unificador de un país dividido, Joe Biden optó por tomar distancia de este proceso. El presidente «no pasará mucho tiempo viendo las audiencias», insistió la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.

Segundo juicio contra Trump

Un debate jurídico sobre la constitucionalidad del proceso será abordado el martes en la apertura del juicio. Cada sector tendrá dos horas para presentar sus argumentos. Los senadores votarán luego para decidir si son competentes para juzgar a Trump.

Este punto está en el centro de los argumentos de los abogados de Trump, David Schoen y Bruce Castor. Para ellos resulta «absurdo y anticonstitucional lanzar un proceso de destitución contra un ciudadano común». Este argumento ha sido repetido por numerosos senadores republicanos.

«Estas últimas semanas, la derecha ha buscado una manera de oponerse a la condena de Donald Trump sin tener que emitir un juicio sobre su conducta. Esto para evitar poner en su contra a los partidarios del presidente. A la vez evita justificar su conducta despreciable, antipatriótica y antidemocrática», dijo, a AFP, el jefe demócrata en el Senado de Estados Unidos, Chuck Schumer.

Es la primera vez que un expresidente estadounidense es sometido a un procedimiento de destitución. El 13 de enero, el republicano se convirtió en el primer mandatario en ser acusado por segunda vez por la Cámara de Representantes. En el primer proceso se le acusó de «abuso de poder» por presionar a Ucrania para investigar a Biden y a su hijo. Fue absuelto a comienzos de 2020.

Pruebas abrumadoras vs. argumentos absurdos

Los demócratas aseguran que existen «pruebas abrumadoras» de la culpabilidad del exmandatario. Según ellos, es responsable del «delito constitucional más grave jamás cometido por un presidente estadounidense».

Recuerdan cómo Trump se negó a reconocer su derrota ante Biden. Que denunció, sin ninguna prueba, fraudes electorales «masivos». Y también remiten a su largo discurso ante miles de seguidores reunidos el 6 de enero en Washington, mientras los legisladores estaban reunidos en el Capitolio para certificar formalmente la victoria del demócrata.

«Nunca recuperarán nuestro país siendo débiles. Tienen que mostrar fuerza», dijo esa vez a la multitud reunida ante la Casa Blanca. Luego los mandó a manifestarse frente al Capitolio para «hacer escuchar su voz de manera pacífica y patriótica».

Pero ya se sabe: la manifestación no fue ni pacífica ni patriótica.

Para sus abogados, «Trump no exhortó a actos ilegales». Y les parece «simplemente absurdo» argumentar que el expresidente de alguna manera invocó a una turba para cometer un crimen violento. A su decir, quienes atacaron el Congreso lo hicieron por su propia cuenta.