Tenzin Gyatso, de 79 años, besa y abraza de más a un niño en la India, le saca la lengua y le pide que se la chupe. La incomodidad del chico se hace evidente pero nadie lo baja de la tarima
El Dalai Lama, de 87 años y premio Nobel de La Paz en 1989, acaba de indignar a buena parte del mundo Occidental por conminar a un niño públicamente a besarlo en los labios y chuparle la lengua, además de abrazarlo varias veces durante un largo rato.
El hecho ocurrió el 28 de febrero durante un evento público en McLeod Ganj, un suburbio de Dharamsala, en la India, y todo quedó grabado en video. Allí vive en el exilio el Dalai Lama desde 1951.
Al niño, de unos 9 años, lo hacen subir a la tarima en la que está el Dalai Lama, cuyo verdadero nombre es Tenzin Gyatso, quien le pide que le dé un beso en la mejilla. El niño lo hace, y además lo rodea con sus brazos, con evidente agrado. Eso iba a cambiar unos segundos después.
Enseguida, el anciano le pide un beso en los labios. El niño cede. El Dalai Lama lo acaricia en el rostro y es entonces cuando ocurre lo impensable: saca la lengua y le pide que se la chupe.
El chico no cede a esa propuesta, y empieza a notarse incómodo. Lo sorprendente es que nadie baja al niño de la tarima. Los acompañantes del Dalai miran a otro lado. Unos adultos que están allí, que no se sabe si son los padres del niño, ríen, aunque a la mujer se le ve dudosa.
Luego de sacar la lengua, el Dalai le pide otro abrazo y le hace cosquillas cuando observa que el pequeño no lo rodea como antes. El chico mantiene el brazo pegado al cuerpo, inmóvil.
El comportamiento del líder espiritual oriental generó fuerte repudio entre los medios de comunicación y los usuarios de redes sociales.
Un estudiante tibetano que se prendió fuego en un acto de protesta contra la presencia de China en la región del Himalaya falleció en un hospital de India, informó un médico este domingo.
El Gobierno tibetano en el exilio, con sede en el norte de la India, remarcó hoy su "lealtad" al dalái lama con motivo de su 80 cumpleaños, al que agradeció la entereza que le llevó a "cargar sobre sus hombros el futuro de una civilización".
