Opinión

No señor Batista, no se puede estar "tranquilo" con este juego de la Vinotinto

La Vinotinto sigue sin ganar, salió de la clasificación directa y muestra un juego que desperdicia a sus volantes. El cuerpo técnico asegura que no hay de qué preocuparse, permítanme disentir de ello

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Fernando Batista
AFP

Había decidido no escribir en caliente. Quería volver a ver el juego contra Paraguay porque suelo repasar los partidos antes de escribir este tipo de columnas. Sobre todo porque me sorprendió el cambio radical de Venezuela, después de jugar con cierta tranquilidad, echando mano de lo que históricamente parece confortar a los jugadores: los bloques bajos, el refugio cerca del portero y el sacrificio del delantero, en este caso Salomón Rondón.

La propuesta básica estaba rindiendo después del gol de Jon Aramburu -un talento tocado por la divina providencia- y del terrible cobro de Julio Enciso desde los doce pasos. Luego se sucedieron una serie de eventos que dieron al traste con un esquema que parecía solido. Y esos eventos negativos van desde el desplome físico, los rendimientos individuales (de Darwin Machís al propio Rondón), hasta las decisiones del cuerpo técnico que encabeza Fernando Batista.

Decía pues que no iba a escribir este mismo martes, pero entonces leí las declaraciones del técnico de Venezuela y entendí parte de lo que está pasando con la Selección. O al menos encontré una explicación posible. “El que piense que el Mundial está lejos es su problema. Yo estoy tranquilo, el grupo está tranquilo”, dijo en la rueda de prensa Batista, según el periodista Elías López.

¿Se puede estar tranquilo luego de que la Selección sume seis partidos sin ganar? La última victoria de la Vinotinto en las eliminatorias fue el 17 de octubre de 2023, hace un año, ante la que hoy es última: Chile. Y si sumamos la Copa América: son 5 partidos sin prevalecer. El último rival superado fue…. JAMAICA. ¡Y viene Brasil!

Además, con la derrota ante Paraguay (con un técnico que fue firmado en agosto de 2024), de un solo plumazo se perdió hasta el puesto de repechaje. Peor aun, si queremos obviar esto, es palpable la incapacidad para generar juego ofensivo de la Vinotinto: apenas 8 goles en 10 partidos apoyan el análisis.

Se podría justificar las pírricas cifras ofensivas si Venezuela tuviera una defensa impenetrable, lo que le ha permitido, por ejemplo, ubicarse en puestos de clasificación directos a Ecuador y Paraguay, pero no es el caso. La de Batista es la cuarta selección más goleada, lo que le emparenta con los equipos que hoy cierran la tabla: Bolivia, Perú y Chile.

Venezuela está viviendo de puntos conseguidos sin un rendimiento regular. Eso se celebraba en determinado momento porque iniciaba el torneo y Batista fue una baratija de emergencia ante la espantada de Néstos Pékerman. Se esperaba que en algún momento, el buen hacer de jugadores como Yangel Herrera, Cristian Cásseres Jr., Jefferson Savarino, Yeferson Soteldo, Telasco Segovia, Dani Pereira y otros tantos volantes, se traduciría en un juego reconocible, del que se aprovecharía el oportunismo y la lucha de Rondón. Luego de 10 partidos, el mediocampo sigue desconectado.

Hay chispazos, golpes de momento, reacciones, como la conexión Soteldo-Rondón ante Argentina. No más. Esto no es diferente a lo que ya hemos visto en procesos anteriores, como los de Rafael Dudamel o César Farías. La real diferencia es que en aquellos tiempos no había tantas oportunidades para clasificar a un Mundial, no solo por el cupo de más sino por el propio nivel de los rivales: salvo Argentina y Colombia, el resto de las oncenas de Conmebol tienen la consistencia de un flan.

Entonces, si Batista, que lleva el timón de este barco, no se preocupa y los jugadores tampoco, pues no queda de otra que concluir que los venezolanos que deseamos ver a la Vinotinto en un Mundial estamos disociados. Tal vez debemos buscar ayuda psicológica, ser internados y recibir un intensivo con Pep Guardiola. Porque si bien es cierto que quedan muchos puntos por jugarse, también lo es que hasta ahora no hay una ruta clara para conseguirlos.

Nadie está pidiendo que el cuerpo técnico de la Vinotinto renuncie. Pero sí que reflexione, porque no hay mayor diferencia en esas declaraciones de Batista y exigir que se celebre la Navidad en octubre. La realidad es la que es, no una cuestión de fe.

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