Salud

En el seno del cáncer de mama

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que anualmente mueren 458.000 personas, en su mayoría mujeres, por cáncer de seno. En el día Mundial contra el cáncer del mama, tres sobrevivientes de la enfermedad (dos mujeres y un hombre) comparten su experiencia luego de haberla superado.

Publicidad
Texto: Maolis Castro | @Maoliscastro | Fotografía portada: Andrea Hernández

Belén Santaella

70 años de edad “Soy una mujer, no un seno” Belén Santaella convirtió su experiencia como sobreviviente de cáncer de mama en novela, en poesía, en teatro, en letra. Esta escritora y dramaturga fue diagnosticada de la enfermedad a los 49 años de edad, en diciembre de 1994. “Soy muy despistada, nunca me tocaba. Descubrí el tumor por casualidad, pues un día, acostada en mi cama, me moví y mi brazo rozó con mi pecho. Sentí algo extraño, me cojo el seno y estaba duro como una piedra”, cuenta. La pérdida de un seno no solapó a Santaella.

“Que me falta un seno, es verdad; que la traviesa prótesis cambia a cada rato de lugar, no lo puedo negar; pero tengo hijos y nietos, gente que me quiere, que me necesita, y también muchos planes. Entonces, no entiendo por qué debo preocuparme tanto por lo estético si es más reconfortante vivir con alegría a pesar de los problemas que podamos enfrentar”, afirmó.

Santaella refiere estos episodios de forma jocosa, pues una de sus armas contra el cáncer de seno  y sus secuelas ha sido el humor: “Decidí hace dieciocho años que me quedaría con una mama y un espacio vacío. Por lo tanto  uso un sostén especial donde coloco la prótesis, que a veces es de alpiste y otras, sintética. En algunas ocasiones he utilizado medias de seda. Nadie debería darse cuenta de que me falta un seno, pero según mi hija, no logro mi objetivo”. El apoyo psicológico es un antídoto contra esta enfermedad, según Santaella. Por eso, colaboró con la formación de un grupo de apoyo para pacientes con cáncer de mama, siendo ella una, y, tras superar este mal, publicó El Seno Luminoso (1999), Pechos de Seda (una obra de teatro de 2005), Mi Peluca se llama Dolly (2006), Cómo Enfrentar con Valentía y Entusiasmo al Cáncer de Seno (2012) y Sara, La Deshonesta (una novela de 2012).  “Yo me he dedicado a decir que soy una mujer, no un seno. Eso es el mensaje que deseo transmitirles a todas las pacientes. El apoyo es importante durante y después de haber padecido cáncer de mama”, explicó.

belen

Freddy Olmos

73 años de edad

“Los hombres también deben tocarse” Freddy Olmos es un caso atípico, una minoría dentro de las estadísticas. Cuando este administrador de empresas fue diagnosticado con cáncer de mama quedó perplejo. No podía creer que tenía una enfermedad que consideraba exclusiva de las mujeres. Ocurrió en octubre de 2006, tras correr en un maratón de Gatorade Rock, en Caracas, sintió un dolor agudo en una tetilla.

“Sentía un ardor muy fuerte en la tetilla izquierda, al tocármela descubrí un nódulo que me dolía. Supe que no era nada bueno, así que recurrí al consultorio de mi hermano que, casualmente, es ginecólogo. Él me indicó que tenía recrecida las mamas y me refirió a otro especialista que diagnosticó la enfermedad. Yo solo preguntaba: ¿Seguro que es cáncer de seno?”, comentó.

Tenía 64 años cuando descubrió el cáncer de mama. Se había practicado, por primera vez, una mamografía y experimentado el sufrimiento de muchas mujeres que sufren este mal. Su exesposa y dos hijos asumieron el diagnóstico como una tragedia, pero él –recuerda– solamente lo calificó como un “accidente”.  “Me sometí a mi tratamiento y conté con el apoyo de mi familia, eso me ayudó en este proceso. Pero, antes de que me sometieran a una cirugía, supimos que mi exesposa tenía cáncer de ovarios. Ambos fuimos operados en la misma clínica y casi el mismo día, así que yo iba a su habitación para visitarla.  Lo intentamos tomar con calma, pero ella solo duró 14 meses”, aseguró. El cáncer de mama desapareció en meses, en 2007. Desde ese momento, Olmos siguió un estricto control, comenzó a ofrecer charlas sobre su caso y a disfrutar de la naturaleza.

“Sobreviví a ese tipo de cáncer, aunque ahora padezco otro. Siempre intento ponerle buena cara al mal tiempo, así que confío en salir ileso de éste. El cáncer ha pasado por mí, pero yo no por él. Me gusta repetir esto para dejar saber que la actitud contribuye a recuperarse de las enfermedades”, indicó. Olmos, ahora de 73 años de edad, expone su caso para crear conciencia entre otros hombres sobre los riesgos del cáncer de mama. “Los hombres también deben tocarse. Esto no es solo un asunto de mujeres”.

CORTADA

Bonnie Chávez

33 años de edad “Ser joven no te salva del cáncer de seno” En el consultorio médico del Hospital Oncológico Padre Machado, Bonnie Chávez era conocida como “La Pava”. Con 26 años se distinguía del resto de los pacientes con cáncer de mama que, en la casi la totalidad de los casos, alcanzaban la tercera edad. “Había llegado a Caracas para atender la enfermedad, pues en la ciudad donde vivo, Acarigua (estado Portuguesa), no contaba con la misma asistencia. Pocos sospechaban que estaba enferma, pues siempre estuve muy activa. Tras perder el cabello, la gente que no me conocía pensaba que era una militar. Nunca me dejé derrotar”, recordó.

El diagnostico llegó gracias a una sospecha. Bonnie acudió el 12 de diciembre de 2007 al ginecólogo para un chequeo de rutina. Su médico palpó un bultito en su seno izquierdo, pero descartó esta enfermedad. “No tenía el típico perfil de los pacientes con cáncer de mama. Sin embargo, esa pelotita en mi pecho no dejó de angustiarme. Por eso, consulté a otro experto y tras varios exámenes me hicieron una cirugía local para quitarme ese quiste que –decían los médicos–  iba a dolerme con el tiempo. Pero al ver el tejido notaron que no era normal, así que me practicaron una biopsia y así supe que padecía este mal”, dijo.

Siguió un giro en su vida. Bonnie sustituyó los estudios en la universidad y el trabajo en la optometrista por terapias en el médico y visitas a la fundación Senosayuda.  “Estaba en el estadio II-A de la enfermedad (evaluada en una escala del 0 al 4). Ser joven no me salvó del cáncer de mama. Este mal no discrimina, cualquiera puede ser una víctima. Tenía que seguir adelante, pues estaban mis hijos pequeños y una vida por la que debía luchar”, dijo.

En un año se libró de la enfermedad. Bonnie se reincorporó al trabajo, en la Optometrista, concluyó sus estudios, convirtió en una rutina los chequeos médicos, y dicta charlas a grupos para advertir que “ser joven no te salva del cáncer de seno”.

oto

Publicidad
Publicidad