En una encuesta revelada el mes de septiembre por parte de Meganálisis determinó que el 30.5% de los venezolanos come solo una vez al día, producto, en parte, de la falta de producción en el territorio. Sobre esto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura determinó en un 11.7% la carencia crónica alimentaria en el país, según su estudio «La seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo».
Para la ONG Caritas de Venezuela, esta crisis data de al menos cinco años.
El grupo, a través de un comunicado presentado en el marco de la importante fecha, aseguró que los venezolanos se están resignando “a una alimentación escasa, deficiente y costosa”.
La situación ha derivado en movimientos de calle, hoy cada día más comunes en el país, pero que enfocado en el tema alimentario se resume a 722 protestas durante el primer semestre del año en curso por la exigencia del derecho a la alimentación, según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
La hiperinflación también suma. Los precios de los productos cabalgan a un ritmo inalcanzable en un país en el que la respuesta del gobierno ha sido ineficiente, con políticas en materia económica desacertadas en los últimos años, apuntando a constantes aumentos salariales sin buscar frenar los altos índices inflacionarios.
Así, esa dependencia a la que hace referencia Caritas hoy en día es cada vez mayor. La ONG recordó la urgencia de los venezolanos y la necesidad de contar con el suministro de los alimentos a través del Estado o mediante el aporte económico de familiares o amigos que viven en el exterior.
“No tenemos, por nuestros propios medios capacidad de alimentarnos suficientemente”, aseguró.
Fedenaga, por su parte, manifestó su preocupación y limitaciones, viéndose impactada por la crisis al punto de revelar que existe un 40% de escasez en la producción de carne sobre las necesidades del país.
“El 85% de los hogares en algunas de las parroquias más pobres consumen una dieta inadecuada en nutrientes”, detalló, cifra cercana a la presentada por Encovi, que puso en 80% el porcentaje de venezolanos en situación de inseguridad alimentaria.
Así, el 53% de los hogares nacionales recurren a lugares no convencionales para adquirir alimentos, llevando a situaciones críticas, donde la mendicidad ha pasado a ser un patrón común y cuyos protagonistas hoy son frecuentes en las calles del país. El estudio presentado por Caritas agregó que el 63% de los hogares han tenido que pasar por alguna privación alimentaria, mientras que el 39% han tenido que liquidar algún activo familiar para poder comer.
El impacto de la situación tiene un nicho particular en los más pequeños y sus datos son escalofriantes: aproximadamente 280.000 niños podrían morir por desnutrición en 2018, mientras que los que vienen en camino no contarían con mucha suerte, pues la investigación mostró que el 48% de las mujeres embarazadas evaluadas en algunas de las parroquias más pobres del país, mostraban desnutrición aguda.
El daño de la crisis es incalculable y sus consecuencias, a pesar de que hace ya unos años se han asomado en las calles, se verán reflejadas a mediano y largo plazo, con una generación marcada por el hambre y potenciada por otra serie de irregularidades sociales que conforman ese coctel que arropa a un país en niveles históricos.
Pese a la problemática, “aún queda mucho por hacer para alcanzar el derecho a la alimentación de todas las personas”, aseguró Caritas.
Lea aquí el comunicado de Caritas sobre la crisis alimentaria en Venezuela: