Cinemanía

"Furiosa": Mad Max celebra su historia

La franquicia Mad Max comenzó su travesía por el mundo del cine en 1979. Ahora en 2024, con cinco películas a cuestas y habiendo explorado como pocas la distopía, se ha convertido en indispensable para comprender la ciencia ficción. Un punto que “Furiosa”, su nueva entrega, demuestra a plenitud 

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A finales de la década de los años setenta, Mel Gibson era un actor desconocido que le dio su última oportunidad al cine luego de varios fracasos. Al otro extremo, George Miller finalmente conseguía un paupérrimo financiamiento para una salvaje historia ambientada en las carreteras solitarias de Australia que lo tenía obsesionado desde la adolescencia. 

Insistió en que solo necesitaba dos cámaras, un par de automóviles modificados y un actor que se atreviera a encarnar un antihéroe atípico que, después, iría en busca de venganza. Y ese fue Gibson, que más tarde diría que pensó que la historia de Max, policía de un futuro en que el agua y la gasolina escasean y que intenta hacer justicia por una tragedia, era “un papel perfecto para él”.

Para sorpresa de la incipiente industria cinematográfica australiana y de Hollywood, “Mad Max, el guerrero de la carretera” (1979) recaudó 100 millones de dólares en todo el mundo. Lo que la convirtió en un fenómeno de masas y también en la puerta abierta para una franquicia que, como pocas, ha explorado en la idea pesimista del futuro.

Con su visión de la civilización en cenizas y los seres humanos reducidos a salvajes insaciables, la saga tiene algo de indomable, revolucionaria y audaz. Mucho más, cuando ha cambiado con las épocas hasta ganar una personalidad definida que la aleja de otras visiones distópicas.

Cuarenta y cinco años después, la saga de Mad Max llega a un nuevo público y lo hace con un nuevo rostro. “Furiosa: de la saga Mad Max” (2024), es una precuela en toda la amplitud hostil de su premisa muscular e indómita, pero también es una exploración del mundo creado por George Miller, que se estratifica y fragmenta en un recorrido brillante a través de su propia historia.

Menos efectiva que “Mad Max: furia en el camino” (2015), la historia de “Furiosa” –sin embargo- sorprende.

Por un lado, es un relato de origen a toda regla, que explora en el personaje titular a lo largo de su vida y por primera vez traza una cronología en la saga Mad Max. Por el otro, George Miller siente menos apremio  para detallar su universo y se toma el tiempo de narrar las diferentes jerarquías, eslabones de cadenas y lugares de la tumultuosa sociedad del futuro.

Furiosa, rápida y peligrosa

Si todas las películas de Mad Max habían sido cápsulas que tocaban un universo mayor, en esta ocasión el director se permite crear un universo lleno de capas que parece reunir a todas las películas anteriores. Por todos lados de “Furiosa: de la saga Mad Max”, hay indicios de las cintas previas, de los despojos de una civilización que se cae a pedazos y guiños autorreferenciales a medida que la historia se deslastra de sobreexplicaciones y en especial, subrayados a sus ideas principales. Miller sabe que el fanático reconocerá los límites de este universo destartalado y que al reconocerlo jugará un papel en esta experiencia inmersiva. 

La primera gran diferencia con cualquier otra entrega de la franquicia es la cuestión del tiempo. Si antes todo parecía ocurrir en el término de días, semanas o como mucho, meses, en esta oportunidad hay un arco completo para Furiosa. Interpretada de niña Alyla Browne y de joven por Anya Taylor-Joy, el personaje se convierte en una fuerza de la naturaleza apenas capaz de pronunciar palabra y completamente decidida a mantenerse en pie. Eso a pesar de la violencia, secuestros y barbaridades que sufre. Miller construye a su heroína, no como una mujer en desgracia, que jamás lo es, sino como una potencia imparable, que toma y ejecuta decisiones con una rapidez de vértigo, con una habilidad que sorprende por indicar un mundo interior complejo.

Furiosa tiene un propósito. Uno gigantesco, emocional y que la separa de ser solo una criatura primitiva herida. Pero mientras llega a encontrarlo, pasa fases de dolor y violencia. Una de ellas, la que involucra a su paso por los dominios del Señor de la Guerra Dementus (Chris Hemsworth, que no da la talla en un papel que, evidentemente, no comprende) y finalmente, a su llegada al terreno de Immortan Joe (Lachy Hulme). Entretanto, Miller aprovecha el crecimiento de su personaje para profundizar en su propio universo, guerras y escaramuzas.

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Esta vez Chris Hemsworth es el malo de la película

Si algo se echa de menos — y se lamenta — es que el argumento de “Furiosa: de la saga Mad Max”, carece de la sencillez efectiva de las anteriores películas. El guion pierde un tiempo valioso en detallar y puntualizar las reglas básicas de la historia. Por lo que los Warlords, las batallas por el agua, los secuestros, la búsqueda de la fertilidad, se vuelven una rara mezcla de datos — algunas veces innecesarios — y ambición. Luego de haber sobrevivido casi medio siglo sin explicar nada, la insistencia de la trama por mostrar qué tan complejo es su universo se siente falsa y en ocasiones, aburrida.

Pero “Furiosa: de la saga Mad Max” es ante todo una película de acción y tiene unas brillantes escenas que aunque no llegan a la inventiva y belleza de las de la película anterior, compensan con su inventiva y originalidad. Miller parece más lleno de vida que nunca, mientras sigue a Furiosa en una epopeya brillante que la lleva del amor, a la muerte y hasta el deseo y el miedo de morir. Eso, rodeada de personajes sádicos, crueles y violentos. 

Con cinco capítulos, más larga de lo que podría esperarse y más CGI de lo necesario, “Furiosa: de la saga Mad Max”, no es todo lo que promete. Pero a pesar de eso, es una obra compacta, firme y por encima del promedio de las películas de acción. Para su final, pesimista y cómo no, arrasado por la muerte, la película recordó sus orígenes. La de un guerrero solitario en busca de su destino. Solo que esta vez, es una chica. 

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