Entrevista UB

Soy Anaís Duarte, Chica Polar 2024

Durante dos años le coqueteó a Polar Pilsen. Hasta que un video y unas fotos conectaron con miles y miles de personas y la marca entendió que estaba frente a la oportunidad de hacer algo interesante con Anaís Duarte. Y "se vienen cositas"

polar anaís
Fotos: Betania Ibarra @bibarris
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Seis vacíos de Polar en la oficina ayudan a reforzar la idea de que no exagera: le gusta de verdad esta cerveza. Anaís está un poco ronca. Anoche estuvo de rumba –“y grité como una loca porque estaba emocionada”-, en una especie de arranque noctánbulo de esta nueva faceta de su vida en la que la instaló la viralidad. Y su ingenio y empeño, claro.

Porque eso le puso a esto: cabeza y ganas. El 20 de febrero posteó un video en su cuenta de Instagram que arranca con ella en traje de baño caminando por la orilla de la playa, con una polarcita en la mano y diciendo: “Hola, soy Anaís Duarte y este es mi casting para ser Chica Polar 2024”.

Tres días después, el video tiene más de 1 millón 200 mil vistas y 8.396 comentarios. Muchos de personas con cierto grado de fama y estrellita azul. Hubo apoyos espontáneos y genuinos y otros de gente que se montó en la ola cuando vio que crecía. También escribió ese tipo de gente necia que parece sentir placer siendo desagradable. Pero lo importante es que la cuenta de Polar Pilsen al fin dijo las palabras mágicas: “Queremos conversar contigo”.

Y también le respondieron en su cuenta de X, donde posteó unas fotos en la misma tónica del video y el mensaje: “Sueño con ser Chica Polar y quiero que todas las plataformas/universo lo sepa hasta que llegue a mí una propuesta de campaña con la marca”.

El empujón que le dieron los usuarios de tuiter fue tremendo. Incluso mencionando a Polar Pilsen una y otra vez y otra vez y otra vez. Allí, donde se destila tanto veneno, obtuvo un apoyo impensable. Y claro, también su dosis de odio habitual: por su talla, porque parece que “amenaza” al concepto de lo que es ser modelo, porque la agenda progre, la inclusión forzada… zzzzz…

Anaís Duarte tiene 25 años. Nació en Margarita, pero vive en Caracas desde los 5. Estudió en el Colegio María Santísima –“y amo a mis monjitas”, donde ya mostraba aptitudes: “Siempre he tenido como carisma… En el colegio llegó un punto en el que me peleaba por leer las misas…”. 

-¿Eras, lo que se dice, una salía?

-Soy bien salía, sí… me gustaba mi colegio y era divertido estar en todas las iniciativas y compartir con mis amigos, que hoy en día siguen siendo mis amigos.

Su amiga desde cuarto grado, María Rubino (Manto), es su socia en Mai Brand, la agencia en la que comparten con Ivonne Petit, a quien describe como “una dura” en marketing y que la reclutó para trabajar juntas cuando aún no había terminado la carrera de Comunicación Social en la UCAB, pero ya tenía alguna buena experiencia en mercadeo digital manejando la cuenta de la marca HPS.

-Esa cuenta gritaba mi nombre. Me enseñó lo que mi cabeza era capaz de crear cuando entendía a una marca.

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En 2020, la pandemia, las clases a distancia… Y no sólo eso: “Aunque fue terrible,para mí la pandemia fue un tiempo de oportunidades. Me cambió la vida: adelgacé, entrenaba tres horas diarias. Tenía una relación a distancia: ¡cuando llegue me va a ver! No llegó nunca…”.

Lo que llegó fue la propuesta de Ivonne Petit para encargarse juntas de un cliente grande: “En ese momento yo era feliz con los clientes que tenía, que eran que si emprendedores de tortas…”. Ivonne incluso le dijo que buscara a una tercera persona. Y no tuvo que pensarlo mucho: su mejor amiga que estudiaba administración, Manto. 

-Recomiendo hacer el ejercicio de contarte tu propia historia, para que veas lo que has logrado…

Mientras conversamos, en su teléfono no paran de entrar llamadas y mensajes. “Ahora pasa esto, me llaman de muchos teléfonos desconocidos… y no contesto”. Anaís está en plena vorágine del fenómeno que ella misma creó: los influencers y artistas a quienes seguía como fan, ahora quieren fotos con ella. Las marcas la buscan, la invitan. Le toca administrar eso. Y también disfrutarlo. Es parte del paquete que viene con la materialización de un sueño: ser Chica Polar.

-¿Qué buscas con esa idea de “quiero ser una chica Polar”, cuál es la intención inicial de esto?

-La intención inicial es que yo amo beber cerveza… La gente dice “no, eso está plantado”, mira, si esto estuviese plantado sería la campaña de mercadeo más arrecha de la historia. Yo monto posts de esto desde hace dos años, ¿sabes? Esperando que me vieran en algún momento.

-Hace dos años montas en tus redes…

-Que amo la Polar. Me encanta tomarme fotos…

-¿Pero planteando “quiero ser una Chica Polar”?

-Uno va creciendo y están los amigos que empiezan yo “bebo es whisky”, yo “bebo es ron”… Y yo- bueno, ella (se refiere a su amiga y socia María Rubino), y yo, cerveceras locas. Un día les dije: yo debería ser Chica Polar. Y ellos fueron los que me dijeron; haz algo entonces, porque puedes ser la ChicaPolar en el grupo de seis, pero si quieres ir más allá… Recuerdo que siempre les decía “yo quiero mi valla, yo quiero mi valla”. Y ellos: haz algo.

-¿Lo querías de verdad o era una joda?

-En ese momento era echando vaina. Pero llegó un punto en el que cada vez me gustaba más la cerveza y dije: ya yo quiero esto en serio. Tengo un amigo que me dice: «a ti te pasan las cosas porque las dices con demasiada convicción». Y te digo: es que yo sé lo que yo puedo hacer, porque yo me voy a mover pa’ eso. Me desvié, pero el punto es que las ganas de beber fueron mi inspiración inicial.

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-Eso de los posts en tu cuenta, ¿fue algo que planificaste de forma organizada o surgía en momentos en los que estabas tomando cervezas?

-A mí me fascina generar contenidos. Me apasiona hacerlo para marcas y para mí también. Mira, yo me disfruto y quiero que la gente se disfrute también. Que yo les pueda dejar algo y que gocen algo. Yo me siento, hago mis grillas. Es real. Yo me trato como si fuese un cliente. Y empecé a hacer mis grillas y uno de mis pilares era coquetearle a las marcas. Le quería coquetear a Polar, pues. Fue así. Le decía a uno de mis diseñadores de aquí “vamos a hacer esto así, lúcete”… Tengo posts gráficos, reels… Empecé en Tiktok, que me encanta consumirlo aunque no me encanta crear tanto contenido allá porque siento que es un crecimiento sin filtros, la gente que llega no sabes si realmente se quiere quedar y creo que en Instagram es todo más orgánico y tranquilo… Bueno, hasta hace dos días pensaba eso… Así empecé.

-¿Sólo le coqueteabas a Polar o lo hacías con otras marcas?

-Sólo con Polar. Obviamente me gusta la ropa, me gusta la comida, pero Polar era como que… Hasta que un día, una amiga que trabaja en Burger Shack me pidió hacer mi primera colaboración con una marca. Al video le fue demasiado bien. Y dije: amo hacer esto para las marcas a las que amo. Y ahí me dediqué más a Polar. Cuando hacía esos contenidos sobre Polar, eran contenidos al aire porque no me veía mucha gente. Me veían mis amigos y ya. Pero cuando supe lo que era trabajar con una marca en colaboración y que la marca me aceptara por lo que yo soy, dije: me encanta. 

-¿Y Polar nunca te respondía o te contactó alguien de la empresa?

-Me daban like, cuando me reposteaban me emocionaba… pero era como alguien más que les aporta contenido a sus redes. ¿Cuántas mujeres no lo harán? Entonces, los primeros contenidos respondían con likes o el típico comentario con signos de exclamación arriba, abajo: “¡Sí lo eres!”. Y ya. Y yo gritaba… Pero dentro mí, decía: esto no es suficiente.

-Estas fotos en la playa que detonaron todo esto, ¿quién te las hizo? ¿Dónde?

-Me las hizo mi mejor amiga. Las primeras, del traje de baño rojo, fueron en Morrocoy. Decidí que como yo quiero ser Chica Polar, me tengo que hacer unas fotos de Chica Polar. La inspiración de esas fotos fue el lanzamiento de las latas con las modelos. Yo amo a Aigil y estaba loca por encontrar la bendita lata con Aigil… Y la encontré y ahí dije: yo quiero mi lata. Ya no quería la valla, ahora quería la lata, que era algo más alcanzable. Y me hicieron las fotos.

-¿Fue algo así como de pauta: vamos a hacer las fotos hoy?

-Las hacía cuando iba a la playa. Con esta (muestra una en la pantalla del celular), en mi cabeza, para mí me empezaron a ver. Coño, porque se veía real. Y de atrevida, les mandé la colaboración. Obviamente no me la aceptaron. ¡Cómo yo le voy a arruinar la grilla a Polar Pilsen! ¡Yo sí soy arrecha! Pero la mandé igual…

-¿Y el video y las fotos que compartiste en tuiter hace tres días, las de la locura? ¿Dónde las hiciste?

-En Mochima, en carnavales…

-¿Y fue algo pensado: quiero hacer esto así?

-Estaba en mi grilla. Y dije: si me da tiempo y no estoy rascada, grabo el video y las hago. Me llevé hasta mi micrófono. Las fotos me las hizo Mantu con mi teléfono.

-Finalmente, con estas fotos, Polar te respondió…

-Ellos se tardaron. Pensaba que no me iban a responder. Los seguidores subían y yo: bróder, no me importa.

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-¿Por qué crees que la gente conectó tanto con esas fotos y el video?

-Había algo que yo no estaba viendo y mis amigos de la universidad me lo empezaron a decir antes de que pasara esto: «marica, ¿qué es esa seguridad? En las fotos se te ven las estrías». Cuando las edité, ni lo pensé. Fue equis. Y lo que causa el impacto en la gente es que dicen “ella sí es la real, ella es la que se bebe el vacío”. Por el cuerpo. Pero para mí esto no está atado a mi cuerpo. O sea, yo no voy a ser gorda toda mi vida porque elegí ser “Chica Polar gorda”. No. Si yo mañana quiero adelgazar y verme distinta, lo voy a hacer. Pero, obviamente, mi cuerpo generó demasiado impacto. Es un tema demasiado vulnerable para mí: yo no leo comentarios. Y sé que hay unos bellísimos y me mandan bendiciones y la gente cuando me ve me da demasiado amor. Pero ese día que todavía no estaba todo tan loco y en Tiktok la gente me ponía vainas tan horribles -aunque no eran tan horribles como unos que estoy viendo ahorita- dije «voy a borrar el video».

-También hay algo que se percibe que es entre identificación y solidaridad femenina, en mayor cantidad en gente de tu generación. Parece que las más críticas son las mayores… En todo caso, se nota mucha solidaridad: apostaría a que hace 5 o 6 años eso no pasaba…

-No, pero siento que todo está llevando a eso. A mí no me gusta la inclusión forzada y, de verdad, yo no hice esto desde el tema de la inclusión. No es mentira que lo hice no por gorda, sino porque amo el producto. Que ahora todo se haya vuelto así, me parece positivo porque no sabía que había tantas mujeres sintiéndose igual y me parece bellísimo. Pero también tengo miedo de que sea ese el tema principal, porque para mí es un tema ante el que soy demasiado vulnerable.

Yo no quiero ser creadora de contenidos por mi cuerpo, ni por mi peso. Porque sí es un tema que me afecta, yo no soy la persona que tiene la voz de la verdad. O sea… me han pedido hasta entrevistas con psicólogos… No, ¿qué pinto yo ahí? ¿Qué sé yo qué le voy a decir a alguien que no sé cómo se está sintiendo o cómo es su proceso?

-Ahora corres el riesgo de que te conviertan en la “experta” que puede dar consejos…

-No, no. ¿Sabes por qué no? Porque siento que hay demasiada gente en redes que lo hace y yo he sido afectada por eso. Veo cosas y escucho cosas que me creo. Y sé que la gente no lo dice para lastimar, pero uno no conoce el proceso de cada quien. Y sé que, en lo que me falta de lo que vaya a pasar con esto, diré cosas que posiblemente tengan influencia en la vida de los demás porque se sienten así, pero esa es mi verdad. De pana, es un tema demasiado sensible… Ayer estaba rumbeando y una chama me dice “gracias por hacerlo, yo tengo demasiados problemas con mi cuerpo y gracias a ti siento que puedo atreverme”. Yo, entre mi pea y el momento, estaba que me ponía a llorar.

-¿Crees que te van a empezar a cargar una responsabilidad que no estabas buscando?

-Es que no la estaba buscando. Y es eso: no quiero que me carguen de una responsabilidad, quiero que fluya. Que si yo quiero hablar de gordura, lo disfruten. Y que si mañana quiero hablar de lo mucho que disfruto la salsa con mis abuelos, lo disfruten también. Porque eso es lo que yo soy. Yo no soy “gorda”, yo soy Anaís. Punto. Yo no soy “la gorda que bebe cervezas”, yo soy Anaís la que ama el producto. Y punto. Y ella es María y también le gusta su producto pues, y que se beba su caja.

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-También se ha despertado una reacción contraria, vergonzosa, porque es casi como la gente que se molestó por la Sirenita negra: “no, las Chicas Polar tienen que ser así y asá”. Salen en «defensa» del esquema tradicional de la Chica Polar. ¿Tú estás proponiendo un cambio en la estética de las Chicas Polar?

-No. Cuando hice el post con la lata, lo dije: «yo también soy». O sea, ellas son y yo soy. No es excluyente. Es que la gente se mete unas mentes que no entiendo…

-Hay otra cosa: que vinculan esto con discusiones de izquierda y derecha, que eres progre, que no eres progre… ¿Eso está en tu cabeza?

-Si lo que yo voy a hacer, va a lograr que no sé cuántas personas se sientan bien o más seguras, fino. Es más, siento que yo soy una chama bastante tradicional en ciertas cosas. Mi abuela siempre me ha dicho “que cada quien haga de su culo un florero”. Y eso es así. Pero no tengo planes de “aaah, soy feminista y me voy a dejar los pelos en las axilas”. No tengo nada en contra de las que se los dejan, pero no soy esa persona. En muchas cosas soy bastante tradicional y entiendo que a la gente le rompa la idea porque es complicado y más en un país como este.

-Entonces, ¿se reduce “a amo esta marca, tomo mucha cerveza y quiero demostrar que puedo llegar a esto”?

-Y quiero demostrar que puedo llegar ahí como soy. Como soy, no como me veo. Aunque es inevitable por la forma como me veo y siento que eso va a despertar algo, aunque no sé si estoy preparada.

-Polar te respondió: ¿ha habido contacto, acordaron algo?

-Sí ha habido contacto…

-¿Se puede hablar de eso?

-No se puede hablar de eso, pero hay contacto. Y van a pasar cosas muy finas. Es verdad.

-¿Que te digan que eres Chica Polar 2024 es real, eso va a pasar?

-Claro. Eso va a pasar. Y para mí, eso ya está pasando desde el día que nadie me veía. Es la verdad…

-Okey, pero ahora ya lo hablaste con la marca, no me torees así… Lo que uno tiene en la cabeza de las Chicas Polar es un grupo de mujeres altísimas, medidas perfectas, a las que ponen a bailar reguetón en una pasarela y a hacer unas fotos buenísimas en un río… ¿Estás dispuesta a hacer todo eso o tu planteamiento de Chica Polar es diferente?

-Puede ser una mezcla… Puedo ser Hannah Montana y dar lo mejor de dos mundos. Creo que va a ser divertido.

-¿Puedo especular diciendo que veremos una campaña de Polar contigo?

-Sí. Están pasando cositas…

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-¿Cómo es tu historia con Rikesa? Rikesa apareció el jueves en tuiter poniendo un video tuyo con la marca…

-¿Lo montaron ellos?

-En tuiter sí. Eso ha generado respuestas de gente que dice “ah, no, pero esto estaba todo cuadrado porque ya esta chama trabaja desde antes con Rikesa y caímos como unos bobos”. Rikesa, mucho o poco, con esa movida despertó una ola contraria…

-La historia con Rikesa es que hace dos semanas tenía 5 mil seguidores y un amigo que trabaja en la agencia Robins me dijo “Rikesa quiere trabajar contigo”. Y yo, obviamente, me emocioné demasiado. En verdad no estoy dispuesta a trabajar con todas las marcas, pero eso es algo que iremos manejando en el tiempo. Y lo sé desde el primer día. Pero con ellos me sentía identificada y en mi cabeza era “estoy más cerca de que Polar Pilsen me vea”. Para mí todo era un avance. Eso fue un simple contrato de un video y unas historias… Como hacen ahorita con la movida de los microinfluencer. Y yo era eso. Hice el video en Mochima con mis amigos, de la manera más espontánea posible. Esa es la historia.

Cuando fui al programa de Shirley Varnagy, ella me miró a los ojos y me dijo: “tú vas a alcanzar grandes cosas, pero van a pasar muchas otras. Y es normal que pasen y tú decidas hasta dónde dejas que pasen”. La gente me lanza esos comentarios y qué tanto puede pasar. En mi mente no sé qué tanto pueda pasar. De verdad.

Fui al «Entregrados» de Sascha en el cine y yo estaba desesperada por beberme una cerveza. Y llegué y era una foto aquí, una foto allá, vamos a grabarnos aquí… Obviamente me emociona, pero al final del día -mi plan de hace una semana era ver a Sascha Fitness, no que la gente me viera a mí- ya yo estaba nerviosa, qué tengo que decir, qué no puedo decir…

-No todo lo puedes tener planificado en una grilla de ahora en adelante… Pero, además de lo que vayas a hacer con Polar todo esto le dio un impulso a tu figura como influencer…

-Y es algo que también he querido siempre. Es todo al mismo tiempo, por un video que, de pana, dije “llego a los 10K divino con este video”. Para mí 10K era ser viral… Ya es 1 millón de vistas en Instagram… Y no es que es un millón, es que me llaman… y también fui, naturalmente, a una condecoración en la Alcaldía de Baruta por mujer emprendedora y literalmente era y que “una foto, la Chica Polar”… Y Manto, que es de la empresa, ¿dónde está? Fue como raro. Pero me imagino que son cosas que van a pasar y hay que dejar que fluyan… Yo digo, si Sascha Fitness no está abrumada, yo tampoco me voy a abrumar. Pero creo que sí lo estoy… Es inevitable. 

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Fotos: Betania Ibarra

-Ahora toca hacerte una pregunta fundamental: ¿estás dispuesta a hacer fotos tipo modelo UB?

-Yo creo que sí… ¿qué tan UB?

(Betania Ibarra le muestra imágenes de referencia. Las ve y responde)

-Sí vale, 100%.

-Entonces, ¿es un compromiso, es un hecho?

-Es un hecho… tengo miedo de cerrarlo en este momento de mi vida, pero me voy a arriesgar.

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