Melomanía

Beyoncé es una chica country

"Cowboy Carter" es su nuevo disco en el que la música country abraza sus raíces negras y se encuentra con otros géneros

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«Puedo ser tu guardaespaldas», «Puedes ser mi guardaespaldas», dice Beyoncé en una de las canciones de su nuevo álbum «Cowboy Carter». Sin perder tiempo, los habitantes de Houston, Texas, su tierra natal, vistieron el sombrero de vaquero y asumieron la tarea.

Como en esa canción que habla de amarse y protegerse, los houstonianos decidieron arropar a su diva solo horas después de la revelación de su nuevo trabajo de 27 temas, un homenaje al linaje afroamericano de la música country, por décadas apabullado por hombres blancos que dictan las reglas del género.

Pero el escuadrón de «kevlar» de «Queen Bey» no llega a caballo. Se reúne en una pista de patinaje sobre ruedas en esta ciudad del sur de Estados Unidos, para rodar y bailar mientras un DJ ejecuta las nuevas canciones. Aunque no es un encuentro «Just For Fun».

«¿Una mujer negra no puede hacer música country? Beyoncé puede hacer cualquier música, y todas las mujeres negras pueden hacer lo que quieran. Y por eso Beyoncé siempre está ahí asegurándose de que todos lo sepamos y eso me encanta de ella», dice la empresaria afroestadounidense Lindsey Cooksen, de 41 años, quien llegó a patinar con un grupo de amigas el viernes en la noche.

«Ella siempre representa a Houston, siempre dice que es una chica country en el fondo de su corazón. Es completamente lógico, no sé por qué se confunden. Estamos orgullosos de ella», agrega.

«Cowboy Carter» es la segunda entrega de la trilogía «Renaissance». El country va condimentado con rap, dance, soul, rock, gospel y hasta funk brasileño de las favelas de Rio de Janeiro («Spaguettii»).

Recibió insultos racistas en 2016 con su canción country «Daddy Lessons» y, en febrero de este año, cuando  reveló «Texas Hold ‘Em» -hoy viral en redes sociales- y «16 Carriages» como adelanto de su nuevo álbum, algunos críticos no le encontraron sentido a sus creaciones. Pero no se detuvo.

«Las mujeres negras siempre han cantado country, no es nuevo (…) Ella está acercando la música country a artistas pop y a personas que no conocen su trasfondo. Siendo de Houston y de Texas, siempre hemos cantado música country», dice por su parte Candice Wiliams, una profesora de 43 años.

Comenzó con «nosotros»

Beyoncé, de 42 años, «es del sur, es de Texas, creo que siempre ha sido una chica country y era solo una cuestión de tiempo para que hiciera un álbum de country completo», opina Valeria Pasquel, marketera de 36 años, en los alrededores de la pista de patinaje, donde decenas de personas hacen un picnic nocturno.

Houston vio nacer a Beyoncé y crecer con Destiny’s Child. Patinar era una de las aficiones que tenía de niña. De hecho, uno de sus videos musicales, Blow (2013), fue filmado en una de las pistas de patinaje de esta ciudad.

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En una pista de patinaje de Houston, los fans de Beyoncé celebran el lanzamiento de su nuevo disco (Mark Felix / AFP)

En esta nueva producción, además de colaboraciones de íconos del country como Willie Nelson y Dolly Parton, la mayor ganadora de premios Grammy en la historia convocó a artistas negros contemporáneos del género.

«Lo que realmente me encanta de este álbum es que rinde homenaje a muchos de los grandes artistas negros que originalmente comenzaron en la música country, pero que desafortunadamente fueron excluidos como Linda Martell, y también está animando a los nuevos artistas country negros que tal vez no hayan recibido lo que merecen», considera Austin Davis Ruiz, un funcionario público de 29 años.

«Creo que el nuevo álbum de Beyoncé es increíble simplemente porque está devolviendo la conciencia sobre dónde comenzó la música country. Mucha gente no sabe que la música country comenzó entre nosotros, entre los estadounidenses negros», dice la enfermera Lashria Hadley, de 41 años, mientras se prepara para entrar a la pista.

«Se apropiaron y nos quitaron muchas cosas. Así que está recuperando esa conciencia de dónde comenzó todo. Y no le cuesta trabajo porque es Beyoncé», agrega.

Fanáticos y críticos están elogiando «Cowboy Carter», el nuevo álbum inundado del espíritu country de Beyoncé, un trabajo que ya asciende en las listas tras el esperado lanzamiento de este viernes.

Se trata de un homenaje de amplio espectro a su herencia sureña, y el segundo acto de 27 canciones de su trilogía «Renaissance». Un triunfo que trastoca el género y saca pecho por la cultura country negra.

«Nadie confundirá este extenso set con ir tras un camino recto o con tener un momento remotamente aburrido», escribió el crítico de la publicación especializada en entretenimiento Variety.

«Es casi como si Beyoncé hubiera estado observando algunos de los saltos evolutivos y contratiempos que el país ha experimentado mientras redefine sus fronteras -como siempre lo ha hecho la música- y dijera: ‘Sostén mi Armand de Brignac. Yo puedo hacerlo'».

«Pero no solo se trata de lo que Beyoncé puede hacer por la música country; es lo que su concepto de country puede hacer por ella, al expandir su imperio musical e incluso su ya bien esculpido sentido de sí misma. Es un montón», añade la publicación.

Es demasiado pronto para decir hasta dónde llegará «Cowboy Carter» y su enorme lista de canciones, pero es seguro que el álbum tiene un enorme potencial comercial.

Beyoncé fue pionera en los lanzamientos sorpresa de álbumes por internet, pero para los dos primeros actos de «Renaissance» ha recurrido a una estrategia de mercadeo más tradicional, con promociones pensadas y ediciones físicas de lujo a la venta.

Su oda al baile en «Renaissance» lo disparó al puesto número uno de Billboard cuando se lanzó en 2022, y «Cowboy Carter» parece estar listo para repetir la hazaña. Eso sin contar que venga una gira exitosa como la del primer acto.

Un mosaico de estrellas

«Cowboy Carter» es una muestra palpable de cuánto puede reverdecer la música cuando se sale de las polvorientas restricciones del género.

Beyoncé esquiva hábilmente a los críticos: algunos guardianes de la música country de Nashville que han tratado por mucho tiempo de promover una idea rígida del género dentro de una dimensión abrumadoramente blanca y masculina, tanto lírica como musicalmente.

La megaestrella guía a los oyentes a lo largo de la evolución del country, en un viaje desde los sonidos espirituales afroamericanos y las notas de violín hasta sus mujeres pioneras, como en la colaboración de Linda Martell, y luego proyecta una visión de futuro.

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Si bien ofrece una lección de historia, «Cowboy Carter» es en esencia un manifiesto que se decanta hacia la libertad de dejarse llevar.

En medio del frenesí, Beyoncé ofrece conmovedores retratos sobre la maternidad, celebraciones al sexo y al amor, e incluso una fantasía de asesinato por venganza.

También seleccionó un mosaico de estrellas jóvenes (entre ellas, Miley Cyrus, Post Malone y Tanner Adell) e íconos de la vieja guardia como Willie Nelson y Dolly Parton. Nada menos.

Beyoncé es orgullo femenino y negro

Los mayores aparecen en forma de locutores de una transmisión de radio ficticia. Nelson les dice a los oyentes: «Ahora, para la próxima canción, quiero que todos se sienten, inhalen y vayan a ese buen lugar donde su mente le guste vagar». Parton presenta la versión del álbum de «Jolene»; y en «Ya Ya», una bulliciosa y psicodélica mezcla de soul dance, Beyoncé samplea «These Boots Are Made For Walkin'» de Nancy Sinatra.

«Mi familia vivió y murió en Estados Unidos», dice. «Todo ese montón de rojo y luego blanco y azul/ La historia no se puede borrar».

Mientras en «Sweet Honey Buckiin'» incorpora hip-hop y house para hacer honor al primer acto de «Renaissance», que celebró los orígenes y la evolución negros en la electrónica.

En pocas palabras, el álbum es épico, fresco y, potencialmente, revelador.

«Con este proyecto infinitamente entretenido, se convierte en una guerrera del orgullo femenino y negro, y en una novia de la radio», sentencia Variety.

«Porque ser Beyoncé significa nunca tener que pretender que eres una sola cosa».

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