Pride

¿Quiénes fueron las primeras personas trans en Venezuela?

Desde Karla Luzbel, antes y después, este es un recuento de la historia de la visibilidad -y de la invisibilidad también- trans en Venezuela: el quiénes, cuándo y dónde y cómo eran las cosas. Para saber lo mucho que falta | Por: Gabriel Vegas

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Daniel Hernández / Archivo
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Estás celebrando un concurso en tu casa, es la Caracas de los años 70, llena de petrodólares, consumo y transfobia. Pero nadie sabe qué es eso, aquí lo que importa es que hay real que jode. Apenas han pasado pocos años del Día de Liberación Gay en Nueva York y al fondo se escucha “en una noche tan linda como esta”.

Todas las candidatas están emocionadas, comienzan a modelar. No importa si naciste en Lara y llevas la banda de Falcón, esta noche es pa’ gozá. Alguien dice: “Miss Venezuela 1972 es… Miss Nueva Esparta”, suena la fanfarria, todas gritan y aplauden de emoción. De pronto, de coñazo y sin invitación, entra la Policía Metropolitana de Caracas. Quedas detenida y te sacan una foto pal’ periódico. 

Sembramos mango y salió parchita

Una escena muy similar fue la que vivieron un grupo de personas, algunas de ellas mujeres trans, en una casa de Petare en 1972. Ellas celebraban un concurso que emulaba al Miss Venezuela y llegó la policía. Las participantes fueron reseñadas y sus identidades expuestas por el diario El Mundo el 14 de julio ese año y el título fue: “Zoquetes también eligieron anoche a su Miss Venezuela”.

Las palabras de la candidata que representaba a Miss Nueva Esparta, cuyo nombre asignado al nacer fue Henry Portillo Pérez, después de su detención marcaron un hito como la primera exigencia pública de derechos sobre las personas trans: “Nosotras también tenemos derecho y reclamamos nuestras reivindicaciones, pues pertenecemos a un grupo social definido, muy bien definido”.

Miss Nueva Esparta se refería a sí misma en femenino, dejando claro ante las autoridades su reclamo. Este tipo de redadas, la gran mayoría con un alto nivel de violencia policial, eran conocidas como “Operación Mariposa”.

Pocos días después de aquella noche, otra publicación registró un hecho histórico que no escapó del sensacionalismo y la transfobia, muy normalizada en los medios de comunicación de entonces.

Todos hablaron de Verónica, la primera persona que se sometió a una cirugía de afirmación de género, una mujer zuliana que fue conocida también por su seudónimo “Miss Verónica”. Su historia fue reseñada por la revista Venezuela Gráfica el 23 de julio del mismo año.

Estos hechos los recogió el investigador Rodolfo Montes de Oca en el libro “Sospechosos Habituales. Diez aproximaciones a los antecedentes históricos del movimiento por los Derechos Humanos en Venezuela (1936-1999)”, editado por la ONG Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (PROVEA).

¡Ay, vale, se partió esa galleta e’ soda!

Las personas trans siempre han existido a pesar de la invisibilización. Las han llamado sodomita, travesti, transformista, machorra, machito, marimacha, loca y marico. Los animales y una fruta también les dieron nombres: pato, pargo, mariposón y parchita.

Irónicamente, o no, es la prensa escrita la encargada de darles rostros por primera vez. Así pasó con José Manuel Pachini Guédez, un hombre trans que contrajo matrimonio civil en la parroquia La Vega, en Caracas, con Bárbara Valenzuela, unión legal que luego fue declarada como “inexistente”.

Cuando se conoció su historia, en 1941, el diario La Esfera lo reseñó como: “Quizá el primero que se conoce en el país es el (caso) que fue descubierto ayer”.

La vida de José Manuel fue expuesta producto de una denuncia en su contra. Su esposa declaró que había descubierto dos senos después de quitarle: “Unas tiras de trapo fuertemente atadas en la espalda”.

El periodista José Gonzalez Vargas trajo este episodio de vuelta como una crónica para el portal Cinco8, allí recogió la nota de La Esfera y los comentarios del afamado periodista y cronista, Óscar Yanes.

A esta primerísima mención también podemos agregar otra, específicamente sobre las “tiras de trapo”, que podría ser el primer registro acerca de una especie de binder en prensa nacional, una especie de faja que se utiliza para comprimir los pechos.

Si bien la definición moderna de la palabra “trans” es de finales del siglo XX, se han documentado menciones que dan pistas más allá del binarismo de género (masculino – femenino) desde el período de conquista y colonización española.

Se le moja la canoa

Las tascas, taguaras y bares fueron los primeros refugios para vivir en libertad, al menos por una noche.

Los espectáculos de cabaret, entre el disfrute y las bebidas espirituosas de los años 50, daban licencia para ver “shows de travestis”. No había diferencia entre ser trans (palabra que nadie utilizaba) y ejecutar un arte performativo, esa rendija era la oportunidad para ser aplaudida llevando un vestido, tacones y maquillaje.

El cabaret Todo París, que quedaba en Sabana Grande, casi en el centro geográfico de la capital, recibió a “un transformista de rasgos impresionantemente finos y hermosos, jamás había visto algo así”. Al menos eso contó Jenie Ponzio, la madame que regentaba el lugar, a la historiadora María Eugenia Mosquera durante una entrevista.

En esos momentos, Karla Luzbel, pionera en visibilidad trans, se presentaba en un local de la avenida Casanova.

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Karla Luzbel. Revista Venezuela Farándula (1982). Fotógrafo: Rafael Savino. Colección: Néstor Luis Llabanero

A finales de los 60 vieron la luz una primera camada de locales gays como el bar Mónaco en los alrededores de la plaza Morelos, el Premier en San Bernardino y una tasca española en La Candelaria.

Esta recopilación se la debemos al cronista de Caracas y periodista especializado en gastronomía, arte y cultura, Alberto Veloz.

De esta pululante vida nocturna, Veloz destaca “el guáramo de los empresarios (de espectáculo) para atreverse en una ciudad tipo pueblo como Caracas. No somos Ciudad de México, Buenos Aires o Río de Janeiro. Aquí nunca ha habido tradición de shows o burlesque, solo algunas cosas aisladas. Somos una ciudad pequeña y conservadora pero la más moderna de los años 50”.

Si no es pato está cerca de la laguna

Karla Luzbel fue, quizás, la persona trans más iconic. Vivió públicamente como una persona trans, se sometió a una cirugía de reafirmación de género, habló en una entrevista sobre su cuerpo y su genitalidad, formó una vida en pareja, hizo teatro y televisión, participó en producciones dramáticas como «Estefanía» (1979) y también en una película transgresora e icónica de la filmografía nacional como «El pez que fuma» (1977). Y como no fue poco, logró unos de los primeros cambios de nombre en el país por rectificación de partidas de nacimiento.

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El pez que fuma Película del director venezolano Román Chalbaud estrenada en 1977

Karla Luzbel no solo desafió los postulados sobre el género al ser la primera mujer trans en televisión nacional, sino también al dar una de las primeras entrevistas donde se habló sobre intersexualidad y contar sobre el propio cuerpo. Habló sin tapujos sobre sus características sexuales secundarias intersex.

En esta línea de tiempo es necesario asignar un espacio a la notable poeta, ensayista, y traductora merideña Esdras Parra. De acuerdo al testimonio de su amigo, el novelista José Napoleón Oropeza, Parra aprovechó una estancia en Londres (Reino Unido) para transicionar en el año 1978.

Marico el que lo lea

Según Tamara Adrián, abogada, profesora universitaria y exdiputada a la Asamblea Nacional (primera congresista trans del continente americano), Venezuela fue el primer país en América Latina en reconocer las identidades de las personas trans desde mediados de la década de los 70.

Hubo alrededor de 150 reconocimientos de identidad, principalmente, bajo la figura de rectificación de partidas de nacimiento por error material.

Adrián hizo referencia al trabajo “Algunas sentencias que declaran el cambio de sexo” de la abogada, docente e investigadora María Candelaria Domínguez Guillén, en el que se menciona una decisión del juzgado tercero de primera instancia en lo civil y mercantil del estado Zulia.

El 9 de marzo de 1981 se declaró con lugar “… la rectificación de la partida de nacimiento y se ordena el cambio de la referencia relativa al sexo en las distintas menciones del acta y en consecuencia el cambio de nombre de Carlos Alberto” por Laura Cristina”.

Adrián señala que esta postura, mucho antes de cualquier legislación sobre esta materia en la región, se originó por un grupo de jueces con perspectiva en derechos humanos, apegados al Sistema Universal de Protección de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Se realizaban cirugías de reafirmación de género en centros de salud públicos y privados en Caracas y Maracaibo.

La llegada del chavismo al poder en 1998 significó la ruptura de esta perspectiva. Al año siguiente, la Asamblea Nacional Constituyente avanzó hacia los poderes del Estado, lo que concluyó en la disolución de la Corte Suprema de Justicia y la denominada “depuración del Poder Judicial”, como señaló en agosto de 1999, Luis Miquilena, entonces presidente de la Asamblea.

Así como la palabra queer (torcido o raro) experimentó la reapropiación de lo peyorativo a una categoría identitaria, las poblaciones trans en Venezuela retoman palabras y se apropian de las frases que han significado invisibilización. Conocer a los que abrieron el camino es solo una forma de recordar lo que aún falta.

Y por si acaso, maricx el que lo lea.-Por: Gabriel Vegas

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