Viciosidades

"Postales de Caracas" y los rostros de una ciudad sumida en la violencia

El próximo 2 de junio se estrena en el Teatro de Chacao "Postales De Caracas", tres monólogos hilados por la violencia y la muerte en una ciudad donde las posdatas dejaron de contar buenas noticias. La obra está basada en el libro Lo escuché llorar en mi boca: Tríptico de Caracas del escritor venezolano Joaquín Ortega, además de ser la primera experiencia del cantante One Chot como actor

Publicidad

postales de caracas

Caracas no es ciudad para cobardes. A fuerza de repeticiones, las historias sobre asesinatos, robos y secuestros han pasado a formar el chisme mañanero de esta urbe contaminada. La constante, como el título de una mala novela policial, es la muerte. Desligarse de una realidad tan invasiva puede ser imposible, cuando las cifras oficiales de decesos violentos sobrepasan la de los vivos. Todos hablan de las víctimas pero, ¿y los victimarios? «Postales de Caracas» se pasea por dos asiduos: Caracas y la violencia, y lo hace desde un ángulo que normalmente carece de atención; aquí los protagonistas son los asesinos, las víctimas convertidos en victimarios.

Según los últimos informes oficiales de organizaciones como el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), en nuestro país existe un 90% de impunidad. Si bien el brazo de la justicia no llega a todos los sectores, el de la delincuencia y la violencia lo hace por el doble. Mientras que miles de cadáveres entran anualmente a la morgue de Bello Monte, hay quienes han decidido aplicar su propia justicia y tomar el toro por los cuernos. La que un día fue la ciudad más feliz del mundo ha cedido su título para ocupar el de la más peligrosa. Es en estas calles donde tres personajes unidos por historias necrológicas revelan los secretos del oficio y el camino que los llevó a cometer estos homicidios. Caracas se ve en un espejo inverso en donde una cápsula informativa de cifras nos recuerda un cambio necesario.

Fue precisamente en Bello Monte donde uno de los actores esenciales de esta obra recibió un disparo en la cabeza hace cuatro años. El cantante de reggae Juan David Chacón, mejor conocido como Onechot, sabe de primera mano las últimas consecuencias de la violencia en la ciudad, y vivió par contarlo. En sus recuerdos no quedó nada del accidente. «Creo que el cerebro es bien sabio en qué tienes que recordar y que no, yo igual no sirvo para el rencor», afirma.

Onechot asegura que será el último que apague la luz y cierre la puerta en Venezuela, el último que se va. Su primera experiencia en el teatro no se separa de su vena musical: el cantante es quien conexa lo monólogos de «Postales de Caracas» con cuatro canciones escritas por él para la pieza, además de representar una suerte de voz en off que sitúa al publico antes del inicio de cada diálogo.

#PostalesDeCaracas_Foto_Luis Boza

El primer monólogo es interpretado por Sheila Monterola, quien encarna a Patricia, una reclusa que le escribe a la esposa de su amante desde su celda mientras recrea el mundo hostil que desde siempre la ha acompañado y que la llevó a cometer el homicidio de su «amado». Esta es una historia real que Joaquin Ortega reconstruyó luego de dar una serie de talleres en la cárcel de mujeres de Los Teques. El segundo acto lo interpreta el actor Paul Gamez con el personaje de Salvador, un asesino por encargo que ya al borde de la muerte le reveló los secretos de su oficio al escritor del libro que inspiró la obra. A través de un humor muy negro, se muestra la “crisis existencial» de este hombre que ha escapado toda su vida del brazo de la Ley.

El monólogo de cierre es el de Andreína Rancel, en el rol de Giselle, quien encarna el estereotipo de mujer cuya superficialidad signa su camino a la muerte. «Es como esa visión femenina superficial que hay en cierto target de nuestra sociedad con relación al futuro, esta mujer que se cree una diva en realidad está cenando con un hombre que ha sido contratado para matarla», relata el director Daniel Dannery. Esta parte está planteada estructuralmente como si fuera un stand up comedy. Una suerte de «Susanita caraqueña bendecida y afortunada» o «Heydi distorsionada» como bromea Dannery.

El montaje está concebido como un espectáculo multimedia-músico-teatral en tres tiempos. Pasado, presente y futuro se unen para crear conciencia de una palabra: cambio. Ese que muchos pregonan pero pocos llevan a cabo. “Para pensar en futuro tenemos que reflexionar en el presente, y el presente que estamos viviendo ahora es el presente que no le quieres desear  a nadie” recuerda el director .

«Si como artistas que somos decidimos quedarnos aquí es justamente para cambiar, no para estar promoviendo evasión. Somos promotores del cambio y depende de nosotros crear un nuevo futuro en el país», afirma Dannery.

Cada uno de los elementos que se verán en la obra son icónicos de Caracas, la escenografía de cada transición está siempre acompañada por el Ávila como telón de fondo y un andamio de dos pisos que simula los altares de las carreteras. El director también quiso utilizar el agua como un elemento violento en vez de depurador.

El concepto que tiene Dannery de la violencia es que no nace de la nada, esta tiene un núcleo: el hogar.

Nosotros somos lo que nos dice nuestra educación, sino recibimos una educación propicia para el desarrollo del individuo podemos dividirnos e irnos para otro lado” sostiene.  

Las temporada de #PostalesDeCaracas se mantendrá hasta el 05 de junio y sus funciones serán de jueves a sábado a las 7 p.m. y el domingo a las 5 p.m. en el Teatro Chacao. Las entradas ya están a la venta en las taquillas del teatro y en www.ticketmundo.com.

Publicidad
Publicidad