La crisis de este año, de acuerdo a expertos de la UCV, no obedece a la sequía, sino a la poca capacidad de las potabilizadoras para procesar y dar debida limpieza al líquido que tomamos
Es un hecho: las aguas se han vuelto escasas, turbias y su origen es misterioso. Los señalamientos oficiales de calidad, sequía y normalidad se estrellan contra los análisis académicos, los señalamientos de investigadores y los estudios científicos. Luigina Cercio, presidenta de Hidrocentro, organismo adscrito al Ministerio de Ambiente, encargado de la administración y tratamiento de las aguas en Venezuela, niega que estén contaminadas. Dice, asimismo, que el racionamiento obedece al cambio climático. Un repaso por la web de la hidrológica revela valores físico-químicos que la alteran y la hacen no tan inodora, incolora y libre de sabores. Contienen, además, invisibles aditamentos indeseables provenientes de las potabilizadoras —que se extenúan por hacer un trabajo insuficiente. Ya el líquido viene afectado por la falta de obras hidráulicas, los vertidos cloacales y la mala gestión ambiental.
Lea el trabajo completo de Jeanfreddy Gutiérrez en Clímax