Venezuela

Pareja venezolana contó la pesadilla de estar presos en México

El 25 de septiembre al mediodía, Antonio Urbina, de 51 años, recibió la mejor noticia de los últimos meses. “Se van para la calle”, fueron las palabras del abogado Germán Cruz. El Séptimo Tribunal Colegiado en materia penal de México así lo había determinado. El matrimonio venezolano, integrado por Urbina y Coral Rojas, no había incurrido en delito alguno al introducir una demanda civil contra un colegio de Santa Fe, donde estudiaban sus hijos

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“Me costó respirar, las lágrimas me brotaban, no sabía si reír o llorar. Fue demasiado fuerte”, comenta Urbina, padre de tres hijos, a través del hilo telefónico desde el Distrito Federal a la periodista Sabrina Machado del Diario Panorama.

El drama del matrimonio venezolano, radicado en el Distrito Federal desde hace seis años, comenzó cuando invitaron al mayor de los tres hijos de la pareja a integrar un grupo adelantado de estudios. La propuesta vino del propio director del Westhill Institute de Santa Fe. Las autoridades del plantel alegaron que era un niño muy inteligente y sobresaliente, y debería formar parte de este proyecto.

El niño fue promovido de segundo a tercer grado, meses después a cuarto grado; sin embargo, los padres de Isaac durante este lapso no apreciaron evaluaciones ni la entrega de boletas correspondientes, ni los exámenes que le habría indicado la directora a los que sería sometido.

Esta situación comenzó a levantar la suspicacia de los papás. Amén de que el niño, por ser menor que sus compañeros, comenzó a sufrir bullying, sin que las autoridades del colegio tomaran cartas en el asunto. “Llegó un momento en que no quería ir a la escuela ni a la natación, que le gustaba mucho”, refiere Urbina. Acotó que el mayor de sus hijos recibió ayuda psicológica, en virtud de la afectación que sufría.

A medida que pasaban las semanas la situación con el colegio no cambió. Por ello, Coral Rojas acudió a la SEP a buscar información sobre su hijo. En esta dependencia oficial le explicaron que el niño no estaba inscrito en el mencionado proceso y que ellos no tenían ninguna información al respecto.

El drama de los Urbina llegó el 13 de diciembre, cuando se encontraban en el centro comercial Interlomas, realizando las compras navideñas.

En el interior de un banco fueron abordados por un importante número de funcionarios, que sin dar mayores explicaciones los esposaron y los trasladaron a la comisaría, donde permanecieron varios días hasta ser llevados a un tribunal, donde se enteraron que serían procesados por fraude procesal, en virtud de la demanda realizada en contra del colegio.

El tribunal Sexto en los Penal ordenó su encarcelación y no les concedió el beneficio de una fianza. Una demanda civil tenía consecuencias penales, de acuerdo con este dictamen. Antonio fue transferido al Reclusorio Preventivo Varonil de Oriente y Coral al Templo Femenil de Santa Martha. Ella estuvo en mejores condiciones que él.

El periodista venezolano compartió con 14 mil presos comunes, en un penal de alta peligrosidad, donde operan mafias organizadas, encargadas de cobrar la vacuna a los respectivos reclusos, que —por una y otra razón— cohabitan en este espacio.

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