Venezuela

Doctrina Betancourt: un faro democrático en una época de dictaduras

La proposición del ex mandatario Rómulo Betancourt a la Organización de Estados Americanos sirvió de base para el impulso de las libertades en América Latina y de fundamento para la Carta Democrática Interamericana, a la que se remiten en la actualidad los países de la región. Un 28 de septiembre, pero de 1981, Rómulo Betancourt falleció luego de haber dejado un legado político que todavía desata pasiones

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Texto por Manuel Tovar @mentetransfuga

“Los gobiernos democráticos de América deben pedir, unidos, que la Organización de Estados Americanos excluya de su seno a los gobiernos dictatoriales porque no sólo afrentan la dignidad de América, sino también porque el Artículo 1 de la Carta de Bogotá, acta constitutiva de la OEA establece que sólo pueden formar parte de este organismo los gobiernos de origen respetable nacidos de la expresión popular, a través de la única fuente legítima de poder que son las elecciones libremente realizadas”, reza la declaración.

Fácilmente aplicable al contexto actual, fue proferida por el ex presidente Rómulo Betancourt durante su juramentación como jefe de Estado de Venezuela el 13 de febrero de 1959.

“Regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranice con respaldo de las políticas totalitarias, deben ser sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante la acción pacífica colectiva de la comunidad jurídica internacional”. Con ese discurso el ex mandatario estableció el rumbo que caracterizaría la política exterior venezolana durante la siguiente década con la llamada “doctrina Betancourt”.

Y es que el ex mandatario, uno de los grandes líderes del partido Acción Democrática, gobernó durante una época muy convulsa y difícil para las libertades ciudadanas y políticas. Tan sólo un año y un mes antes, Venezuela misma estaba bajo un régimen oprobioso.

“Hablamos de un gobierno que llegó tras una dictadura muy larga y cruenta como la de Marcos Pérez Jiménez y que decidió implementar a motu propio una política exterior dirigida a incentivar la democracia y combatir a los dictadores de la época”, señaló el profesor de Negociación de la Universidad Central de Venezuela y Presidente del Colegio Nacional de Internacionalistas, Juan Francisco Contreras.

Milagros Betancourt, Profesora de Derecho Internacional Público de la Universidad Católica Andrés Bello, coincidió con que la meta de la doctrina era el derrocamiento de los regímenes dictatoriales y la extensión de la democracia por toda América Latina, como en efecto, afirma, se logró.

“La primera manifestación de la doctrina Betancourt es el embargo que se le hace a República Dominicana durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. Fue por presión del gobierno de Venezuela que se castiga al acérrimo enemigo de Betancourt quien previamente había sufrido el atentado –ordenado por el tirano antillano- con un carro bomba”. La académica dijo que la sanción fue una de las primeras expresiones de la doctrina.

Posteriormente, Venezuela sumó a la lista de naciones indeseadas, con las que cortó relaciones diplomáticas, a España, Cuba, Argentina, Perú, Ecuador, Guatemala, Honduras y Haití. Y mantuvo lazos cercanos con gobiernos electos por la voluntad popular como Colombia, Estados Unidos, México y Puerto Rico.

Revalorada

En la época, algunos gobiernos de naciones que preferían proteger sus intereses nacionales, al establecimiento de los valores democráticos en la región, criticaron abiertamente la doctrina Betancourt. De igual manera, el ex presidente Rafael Caldera la fue dejando de lado en su sentido original porque, adujo, llevó a Venezuela a cierto aislamiento en el continente.

Ciertamente, en vez de hacer “cordones sanitarios” a países, se comenzó a apoyar el diálogo con los factores democráticos en el extranjero.

Durante las siguientes décadas Venezuela siguió siendo un faro de democracia en un continente con una epidemia de dictaduras, en buena parte por la proposición del ex presidente.

“Es muy significativo porque nuestro gobierno actual dice que la política exterior venezolana y su democracia estuvo supeditada a Estados Unidos, pero ese país tenía muy buenas relaciones con esos regímenes militares dictatoriales, muchas veces apoyaron esos golpes militares, y Venezuela decidió no reconocerlos. Eso demuestra la independencia de la política exterior venezolana durante la época de la democracia”, recalcó Contreras y agregó que se propiciaba todo lo que pudiese ayudar a los gobiernos de carácter democrático.

Por otra parte, las ideas de Betancourt permitieron consolidar al sistema democrático en América y dieron paso a lo que hoy en día es la doctrina que tienen que seguir las naciones que pertenecen a la Organización de Estados Americanos: la Carta Democrática Interamericana.

“La doctrina es la base de la Carta Democrática Interamericana, que establece los elementos de la democracia, sus componentes y todo el proceso, la legitimidad de origen y de desempeño de la democracia. La doctrina Betancourt es en esencia, el primer fundamento para llegar a la Carta Democrática y el germen que se sembró para la consolidación del sistema democrático en América Latina”, dijo la Profesora Betancourt.

¿Obsoleta? 

A pesar de sus más de 50 años la doctrina permanece vigente.

“En la actualidad quedan muy pocas dictaduras en América Latina, creo que sigue siendo importante que se utilice esa doctrina en la política exterior para que se pueda, de alguna forma, generar la democracia donde no existe y mejorar la calidad de las existentes en la región, específicamente en los casos de Cuba y Venezuela, que son los dos regímenes cuestionados en el continente por la forma arbitraria y poco democrática que utilizan sus gobiernos”, manifestó Contreras.

La Carta Democrática Interamericana de la OEA, heredera de la doctrina, trata de velar por la calidad de los gobiernos sin embargo no estuvo exenta de fallas en la primera década del siglo XXI que se caracterizó por los neopopulismos en el continente. Los mandatarios de la región citan su apego al documento, afirman su cumplimiento, la demandan cuando sienten están en dificultades por inestabilidad en sus naciones, pero omiten cuando se les acusa de su violación ya que quienes la activan son los gobiernos y no los ciudadanos.

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