Venezuela

(Análisis) Gobierno contraataca en la batalla política de octubre

Con cambios en su gabinete, un nuevo desplante hacia el parlamento y medidas que pueden impactar el abastecimiento alimentario, el presidente Nicolás Maduro retoma la iniciativa política ante el desafío que plantea la oposición si moviliza a millones de electores para pedir este Octubre un referendo que pueda revocar su mandato.

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Colas escasez
Por Humberto Márquez

Maduro relevó a cinco de sus ministros, individuos de segunda línea, sin brillo propio ni arraigo popular, que ocupaban carteras clave para ayudar a movilizar a los seguidores del oficialismo: los ministerios de las Comunas y Movimientos Sociales, de Información y Comunicación, de Pueblos Indígenas, de la Mujer y de la Presidencia.

Para ello llevó al gabinete a ex ministros, más diestros para la movilización callejera y con mayor imagen: los comunicadores Ernesto Villegas y Blanca Eekhaut, las lideresas Érika Farías y Aloha Núñez, y la almiranta retirada Carmen Meléndez.

La segunda acción al despuntar este Octubre fue dar instrucciones para descomprimir algunos financiamientos al sector agrícola y ordenar una medida que se presagia polémica: la mitad de la producción agroindustrial deberá ir a los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción), que distribuyen (venden racionadas) las insuficientes bolsas de alimentos esenciales en las áreas controladas por comunas y consejos comunales.

“Tenemos que buscar garantías de que se produzca, primero. Y, segundo, que lo que se produzca vaya al pueblo. ¿Y cuál es la mayor garantía de que vaya al pueblo? Los CLAP. No hay otra”, argumentó el mandatario, lo que debe impactar la capacidad de abastecerse y distribuir de las redes de grandes y pequeños establecimientos privados.

Economía sí, elecciones no

Según dijo Maduro, “la prioridad no es hacer elecciones, la prioridad es recuperar la economía”.

Es toda una consigna para su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y un nuevo reto para la coalición opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), que se desvive por lograr el referendo antes de Enero y desea una pronta elección de gobernadores regionales.

La MUD recogió el guante arrojado por el arbitral Consejo Nacional Electoral, que dispuso recoger las “expresiones de voluntad” (huellas digitales), de los electores que quieren el referendo, durante tres días -del 26 al 28 de Octubre-, con limitaciones de horario, centros de recolección y número de máquinas captahuellas disponibles.

A esos elementos que pueden desanimar a los opositores, Maduro agrega la noción de que las ansias electorales son “un capricho de la oligarquía”, es decir, de la MUD, que distrae al Gobierno y a las mayorías de la necesidad de encarar la crisis económica que agobia al país y a su población.

Encarar la crisis tampoco luce como una tarea fácil: a falta de cifras oficiales, firmas privadas estiman la inflación anualizada en 450 por ciento, que puede ser más de 1.600 % en 2017 según el Fondo Monetario Internacional, tras una recesión estimada para este año en 10%, el peor desempeño de toda América Latina.

Otros datos son igualmente duros: desabastecimiento cercano a 80%, desempleo de 20%, depreciación de la moneda que derrite el salario, auge de la criminalidad, escasez de medicinas, centros de salud muy deteriorados y reaparición de epidemias.

La consigna de “no elecciones” choca además con el apoyo mayoritario que según las encuestas tiene la propuesta de hacer un referendo que pueda cambiar el Gobierno -es decir, con el 10 de Enero de 2017 como fecha límite- y con los reclamos de la comunidad internacional para que una consulta electoral permita superar la actual crisis.

Bypassear a la AN

El siguiente paso del presidente Maduro ha sido disponer que el presupuesto de 2017 no se presente a la Asamblea Nacional, donde la MUD ocupa 112 escaños (tres objetados por el Tribunal Supremo de Justicia) contra solo 55 del PSUV y sus aliados, y en su lugar buscará imponerlo por decreto en el marco de un estado de excepción.

Desde que se instaló la actual legislatura bajo la batuta de la MUD, la confrontación ha sido constante y ascendente entre el parlamento y los demás poderes, alineados con las posiciones del oficialismo.

El Tribunal Supremo ha invalidado prácticamente todas las leyes y decisiones de la Asamblea, en una especie de cierre técnico del parlamento. Los diputados incluso tienen dificultad para que las aerolíneas les vendan boletos para viajar a Caracas en los días en que debe sesionar la Asamblea.

“Esa Asamblea está muerta”, ha dicho el número dos del PSUV, Diosdado Cabello -diputado y ex presidente del parlamento- y el jurista Hermann Escarrá, asesor del PSUV, argumenta que el Ejecutivo no puede presentar el presupuesto en ese foro porque “está inhabilitado por levantarse en rebeldía contra el Tribunal Supremo”.

La oposición ha advertido que una ley de presupuesto no aprobada por el parlamento viola la Constitución y auspicia tanto sanciones severas tras un futuro cambio de régimen como un mayor rechazo del Gobierno por parte de las democracias representativas que son la abrumadora mayoría en América y Europa.

La oposición apuesta por las masas

Mientras toma forma la ofensiva de Maduro, la oposición ha lanzado la consigna de una nueva jornada de protesta nacional el 12 de Octubre, que le sirva de impulso, ensayo y medición de fuerzas para la recolección de voluntades a finales de mes.

Esa apuesta por las masas entraña un desafío para Maduro, pues se verá si dan resultado sus iniciativas para trasladar en cuestión de semanas el eje de la agenda nacional, de la búsqueda de un referendo al esfuerzo por un mayor abastecimiento de bienes.

Pero también constituye un reto enorme para la oposición, que está en una verdadera carrera contrarreloj para conseguir un referendo que, si se gana como muestran las encuestas, produzca la elección de un nuevo Gobierno.

Si no, al menos la movilización de gente a los centros de recolección de huellas –millones de personas desplazándose con un objetivo político– puede significar un revés para el Gobierno aún en el caso de que las trabas impidan recoger las suficientes “voluntades”, si se evidencia que la oposición tiene los votos necesarios para revocar.

Hacer pagar ese precio es una búsqueda de la MUD, y por eso tras movilizar en Caracas a cientos de miles de seguidores el pasado 1 de Septiembre, tiene el reto de probar que puede sostener grandes manifestaciones, que sean a la vez contundentes y pacíficas.

Decidido a no dejar que “las masas” o “la calle” queden en manos de sus rivales, Maduro y el PSUV complementan las iniciativas de Gobierno de esta semana con llamados a la unidad de sus partidarios para salir en contramanifestaciones este 12 de Octubre.

El ajedrez político venezolano se disputa como una simultánea, en varios tableros.

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