Venezuela

Los que querían Miraflores y no fueron

Hubo manifestantes que se dieron la media vuelta. Querían cambiar el sentido de la Toma de Venezuela en Caracas, y en vez de ir a La Carlota llegar hasta Miraflores. Sin embargo, no tuvieron apoyo de la mayoría de los ciudadanos que marchaba y, al final, su esfuerzo se diluyó

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Fotografías: Héctor Trejo

Rebeca Pernalete se quitó la camisa de su partido político, la puso en el suelo y se sentó sobre ella. Lo hizo en medio de la autopista Francisco Fajardo, a la altura de Chacaíto. En ese punto decidió no caminar más. Está cansada de hacerlo. Afirma que la autopista ya está familiarizada con la suela de sus zapatos.

Salió desde Antímano y asegura que ya tiene 18 años resteada con la oposición, pero después de la Toma de Venezuela asegura que ya no marcha más. “Venimos. Marchamos y después no pasa nada. Todo el mundo para su casa”. Dice que participó en la recolección de firmas de 2004, cuando el Revocatorio no estaba planteado para Nicolás Maduro, sino para Hugo Chávez. Afirmó que no se levantaría de ese sitio hasta que sucediera “algo” que ella misma no sabía definir qué era. Simplemente ella, como otro grupo de manifestantes, sentían que la marcha iba en sentido contrario. El lugar de ir a La Carlota debían caminar hacia el oeste, al Municipio Libertador, en donde están los centros del poder público. “No creo en diálogo. Aquí hablan y hablan y lo que hacen es matarnos de hambre”. Es ama de casa y tiene a dos hijas. Denunció al CLAP de su comunidad porque al haber aparecido como firmante en la recolección del 1% de las firmas para que se pudiese dar el primer paso que activara el referéndum revocatorio le quitaron el beneficio: “Los denuncie en la Fiscalía, en la Defensoría del Pueblo y hasta en el Consejo de Protección del Niño y no pasa nada”.

Cuando los manifestantes que caminaban desde el oeste llegaron a Chacaíto se encontraron con una bandera gigante, cargada por unas 10 personas, que los empujaban al sentido contrario. A devolverse al oeste en lugar de continuar hasta Chacao. Pasaban la bandera por encima del resto de los ciudadanos que continuaban impasibles hasta La Carlota. Yolanda Silva agarraba la bandera por uno de sus extremos. “El 1º de septiembre dimos una demostración inmensa, pero después todo el mundo a su casa. Hicimos el ridículo. Aquí lo que queremos es que Maduro se vaya. Aquí no hay posibilidad de diálogo. Para eso habría que empezar por soltar a los presos políticos”.

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Silva tiene 73 años de edad. Junto a ella iba una mujer más joven, agarrada a la bandera. “No queremos más tarima. Eso es puro bla, bla, bla, y no se soluciona nada. Siempre nos quedamos en el este”, gritaba. Al poco rato se dieron cuenta de que no había más que hacer, la mayoría seguía yendo hacia La Carlota. Así que desistieron. “No queremos ser carne de cañón. Ni ir presos. Si toda esta gente se hubiese dado la media vuelta no nos paraba nadie, pero no fue así”, se quejó Silva. Pese a todo, la mujer afirma que no se desmotiva: “Seguiré hasta que vea la salida de este gobierno”.

Sobre el asfalto
De un extremo a otro de la autopista Francisco Fajardo se movían unos cuantos motorizados. Buscaban aglutinar a los que tenían Miraflores como meta, lo máximo que lograron fue reunir a un grupo (no más de 50 personas) de los que decidieron permanecer sentados en el asfalto. Florangel González, administradora de la avenida Victoria, era uno de ellos. “Es una estupidez que nos convoquen a la toma de Caracas y nos vuelvan a llevar hasta Altamira, ¿y mañana qué? Otra vez al trabajo. A no conseguir comida, ni medicamentos. Se burlan de nosotros”, se quejó. Aseguraba que se quedaría en la calle tres días de ser necesario, hasta lograr un cambio. “Tiene que haber una salida electoral, pero si seguimos haciendo lo que diga el gobierno nunca lo vamos a lograr”.

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Alberto López, de 52 años de edad, también se sentó sobre el asfalto “en resistencia”. Es de Catia, comerciante, con cinco hijos y desempleado. “Hace cuatro años me robaron el negocio que tenía en Petare y me dejaron sin nada. Me quedé en la calle. Somos gente humilde. El pueblo, no la oligarquía”. Subraya que quería una salida electoral, pero la ve lejana después de la suspensión de la recolección de firmas para activar el referéndum revocatorio.

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Pese a que decían que no se iban a mover, al final lo hicieron. Buscaron aglutinarse con otros que querían ir a Miraflores, pero los anuncios de la marcha al palacio presidencial y la convocatoria a paro general el 28 de octubre terminaron por diluir su empeño.

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