El presidente Nicolás Maduro fue postulado de forma oficial por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) como candidato a las comicios presidenciales que ha convocado el chavismo para antes del 30 de abril próximo, con lo que da otro paso para imponer unos comicios a destiempo que son rechazados por parte de la oposición y por varios gobiernos.
Maduro convocó para el 17 y 18 de febrero a la primera jornada de carnetización del PSUV para que los chavistas se inscriban formalmente en el partido y estén “comprometidos para votar”.
Prometió darle “la misma paliza que le dio la gobernadora de Lara a Henri Falcón con votos” si este iba a inscribir su candidatura presidencial.
Dijo que si el diputado de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, se inscribía también como candidato, iba a ganarle.
Los comicios presidenciales fueron convocados por la Asamblea Constituyente chavista (ANC) formada por Maduro en julio pasado para gobernar con poderes supremos, suplantando una potestad formal del Consejo Nacional Electoral (CNE,que de cualquier forma es controlado por el chavismo y Maduro en persona).
La fecha de los comicios y las condiciones electorales han centrado las negociaciones iniciadas por el gobierno y la MUD hace dos meses en República Dominicana, y que este fin de semana continúan en Caracas.
«Ya basta de manguareo (perder tiempo), ya todo lo que se iba a hablar, se habló. O firmamos o firmamos y nosotros vamos a ir a las elecciones con ustedes o sin ustedes», advirtió Maduro este viernes.
Durante un encendido discurso ante sus seguidores, el mandatario llamó a «todas las fuerzas del Gran Polo Patriótico a llevar su candidatura y el Plan de la Patria 2019-2025».
El llamado Polo Patriótico incluye además del Psuv al Partido Comunista y otras organizaciones menores del chavismo.
El llamado Plan de la Patria es un legado del difunto presidente Hugo Chávez que incluye sus ordenes expresas para profundizar en Venezuela el sistema socialista ya en marcha, inspirado en el modelo cubano, con fuertes controles sobre la ciudadanía y una permanente presencia de los militares como tutores de los civiles.
Maduro en su discurso instruyó al primer vicepresidente de la tolda roja, el capitán Diosdado Cabello, a que elaborara un plan cívico-miltar para evitar cualquier «intento golpista o grupo terrorista» para sabotear el proceso.
También prometió responder con balas a cualquier disidencia armada.
Por otra parte, refutó al secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, -quien cumple una gira por América con el tema de Venezuela en su agenda- y argumentó que su gobierno «no es una dictadura», porque durante 2017 fueron convocadas elecciones, en las que los chavistas ganaron 19 gobernaciones y 308 alcaldías.
La oposición insiste en que no hay en Venezuela procesos electorales justos y además el chavismo usa toda su hegemonía comunicacional, los bienes públicos y la extorsión a los votantes para imponerse en las urnas.
Desde la Universidad Texas, Tillerson enfatizó este 1 de febrero que habrá “cambio” en Venezuela y que podría ser de dos maneras: la dimisión de Maduro o por participación de militares locales, como ha ocurrido en el pasado en América Latina.
Durante su alocución en el Poliedro de Caracas, Maduro tocó varios tópicos cómo el depósito de los bonos de las embarazadas, de carnaval y de los enfermos, así como también la “re-estructuración” de las filas del partido para generar “una nueva maquinaria”.
Esos bonos son pagos en dinero entregados a personas que se inscriben en el partido de gobierno. Su valor mensual equivale a lo que cuesta entre uno y dos kilos de queso.
Maduro convocó a los simpatizantes del gobierno a reunirse el domingo 4 de febrero a la conmemoración de los 26 años del intento de golpe de Estado que encabezó el difunto Hugo Chávez contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
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