Venezuela

Ramón Guillermo Aveledo: "Revertir el retroceso"

Ayer pagué sesenta mil bolívares por un marroncito en una panadería. Hasta el más popular de los consumos se vuelve compra de lujo por culpa de la política que este gobierno nos impone

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Aveledo
FOTO: Archivo

Y tuve suerte de que hubiera leche. Están matando al marroncito de toda la vida como mataron al marrón (el billete de cien) que ya no sirve ni para una limosna. Porque esos sesenta mil que pagué, con tarjeta de débito porque tampoco hay efectivo, con los tres ceritos que ellos le quitaron en 2008, eran 60.000.000 de bolívares. ¡Por un café pequeño!
Venezuela, país petrolero, hasta hace unos años primer proveedor de petróleo de Estados Unidos y pionero en la refinación entre los grandes exportadores, fue convertido por este gobierno llamado revolucionario en importador de combustibles desde 2013. En abril del año pasado, varios analistas estimaban en veinte millones de dólares cada día lo que perdía PDVSA por importar productos desde Brasil y, mire qué cosa, desde los mismísimos EEUU que ocupan un lugar tan especial en la retórica oficialista, esa pugnacidad demagógica, inútil para todos salvo para el grupito de aprovechadores que se apropió del Estado venezolano.
La deprimente regresión nacional en nombre de la revolución ha logrado recientemente una nueva marca histórica. Nos han convertido en importadores de café. Los productores lo advertían, Fedeagro lo anticipaba, la realidad de los campos de Lara, los Andes, Portuguesa y Monagas lo decía que nuestra producción de café bajaba. El gobierno lo desmentía anunciando cifras record y horizontes exportadores. Pero lo han logrado. ABICAF pide que le compremos quinientos mil quintales a Brasil o Nicaragua, porque la de aquí no alcanza.
Y Venezuela, camaradas, exportaba café desde 1755, y gracias a su disparatada gestión ahora tenemos que comprarlo afuera, y gastar en eso los dólares que necesitamos para medicamentos, alimentos necesarios e insumos requeridos para la salud, la industria, el transporte e incluso la educación y la cultura.
Dólares que escasean porque el grupito de aprovechadores que privatizó el Estado, los despilfarró, se los apropió para ellos y para sus amigotes del enchufadismo del siglo XXI, o los debe. Ya nadie nos fía ni nos quiere prestar, porque la mala fama del gobierno sea de loco, mentiroso o mala paga, nos perjudica a todos. ¿Cómo nos va a alcanzar la plata si este gobierno que nos convirtió en importadores de todo destruyó el valor de nuestra moneda?
Este año los venezolanos tenemos el derecho y el deber de elegir un nuevo gobierno para cambiar las cosas de verdad. Para eso necesitamos una elección legítima, limpia, justa, no un simulacro, una versión siglo XXI del plebiscito dictatorial de 1957. Ese es el reclamo del Frente Amplio Venezuela Libre, que une a empresarios y trabajadores, profesores y estudiantes, curas y pastores, profesionales, amas de casa, a los partidos de la Unidad y a organizaciones y personalidades provenientes del chavismo y del resto de la oposición.]]>

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