A gritos exigen al ministro Luis López que dé respuesta al problema de salud

En el lugar se presentaron pacientes con enfermedades como VIH y parkinson, así como aquellos con trasplantes de órganos.
La falta de respuesta por parte del Ministerio de Salud para el abastecimiento de medicinas e insumos, así como la negativa a aceptar la ayuda humanitaria solicitada por distintas organizaciones como Codevida, no ha hecho más que empeorar la situación.

Desde las 10:30 AM comenzaron las consignas. Sin embargo, con el paso de las horas y la ausencia de Luis López en su despacho, los ánimos en la Plaza Caracas se caldearon y las frases se volvieron más incisivas, mientras a un paso lento, cerca de 200 enfermos se acercaban a la entrada principal del Ministerio, en donde un cordón de funcionarios de la Policia Nacional Bolivariana (PNB) resguardaban el área.
Entre esas personas estaba Sunima Seberian, una sexagenaria que se contagió de VIH hace 12 años en la Maternidad del Sur ubicada en Valencia, estado Carabobo y dijo que su infección “fue una negligencia médica y el culpable jamás respondió”.
Sunima, a pesar de su edad y aspecto avejentado, estuvo a la cabeza de la protesta y se enfrentó a los uniformados que impedían el paso.
Para la mujer hay gente que está peor. “Estamos sentados esperando a la muerte pero no lo podemos permitir”, manifestó. Mientras habla, un manifestante vacía una caja de cartón en el suelo, que estaba llena de empaques de medicina vacíos. “Esto es lo que necesitamos, pero no se encuentra por ningún lado», espetó.

Las cifras empeoran

Francisco Valencia, presidente de Codevida, también estuvo presente en los alrededores de la sede ministerial y desde allí pidió reunirse con el ministro López. Detalló que en la actualidad hay enfermos que tienen hasta un año esperando sus medicinas, tal es el caso de los seropositivos, quienes diariamente pierden a nueve de los suyos por falta de retrovirales.
El caso de Rosalba García es uno de esos. Tiene 69 años y su cuerpo ha sufrido los estragos de la acromegalia, una enfermedad que genera una segregación excesiva de hormona del crecimiento. Esta le fue diagnosticada en 2017 en el Hospital Clìínico Universitario  y no la pudo controlar a tiempo porque llevaba 20 años con ella y en su momento fue mal diagnosticada. Ahora que sabe qué le ocurre, toma medicinas para controlar el crecimiento anormal no solo de sus pulmones, sino de sus manos y sus ojos, que le presionan el nervio óptico, por lo que le cuesta ver.

A pesar de sentirse mal acudió a la protesta porque considera que es su derecho. «Tengo fe en que recibiremos la ayuda, pero si no ocurre, todos sabemos qué es lo que nos va a pasar. Mientras tanto le pido a Dios misericordia», dijo.
Mientras Rosalba habla, dos grupos de manifestantes entraron a la plaza. Son los que venían del interior del país, mientras caminan con grandes pancartas y disfraces gritan «queremos vivir, queremos vivir». Al mismo tiempo, a la cabeza del otro grupo va Eduardo Franco, presidente de la Fundación Malva que ayuda a personas enfermas de VIH.
Se ve en su rostro el enojo y la indignación y en el lugar reclamaba «¿dónde está el ministro? ¡Que salga y dé la cara. Es culpable de tantas muertes en Venezuela. Son unos asesinos!» Esta última frase inició una oleada de consignas contra López para exigirle que diera la cara, pero el ministro de Salud no estaba en su despacho.

Mujeres como Sabina Sifontes padecen problemas por sus trasplantes de órganos y que estaban presentes en la protesta. En su caso, fue un riñón hace 22 años. Desde ese momento está obligada a consumir ciertos medicamentos para que el mismo se mantenga estable y en buenos cuidados dentro del cuerpo. «Me ha costado mantener la calidad de vida, no quiero volver a la diálisis», expresó su preocupación. Cada doce horas debe consumir los fármacos requeridos, pero como en los otros casos no se encuentra. En el extranjero cuesta $230, pero no puede darse ese lujo. Por fortuna ha recibido cuantiosas donaciones. «Ya me queda tratamiento para un mes», alertó.

Para Sifontes, Venezuela está muriendo lentamente y la enfermedad que tiene el país es la apatía e inconsciencia por parte del gobierno con su pueblo. Ella manifestó su temor de sumarse a la lista de los tres fallecidos por rechazo a órganos que Valencia denunció, así como otros 67 que se debaten entre la vida y la muerte en lo que va de 2018.
Ante el cordón de la PNB los enfermos pidieron a gritos que bajara el ministro. Hubo forcejeos, insultos y llantos desconsolados de pacientes que se sienten al borde de la muerte. «Muchos de ellos sufren daños psicológicos», amplió el presidente de Codevida.

Estos manifestantes quieren que el gobierno de Nicolás Maduro deje de negar la verdad que vive el país, porque cada minuto que pasa empeora sus condiciones y en muchos casos los resultados son irreversibles.
Tras casi dos horas de espera, Eduardo Franco y Francisco Valencia fueron recibidos por el viceministro de Salud, Yessim Alemán. Sin embargo, mientras los dos hombres plantean los problemas que padecen los manifestantes, la multitud de enfermos se vuelve más agresiva y gritan una y otra vez «Asesinos, asesinos, asesinos. Ustedes son de plomo no tienen corazón. Asesinos nos vamos a morir».

Luego de una hora màs de espera, Valencia y Franco salieron. No hay respuestas claras, sólo que el gobierno no tiene la capacidad para abastecer la demanda por la gran cantidad de afectados, comentó Alemán a la comisión.
Ellos exigieron que en 24 horas den respuesta y de no hacerlo acudirán al Palacio de Miraflores para que sea el Presidente quien de le cara, mientras tanto Valencia destaca que lo que el Ejecutivo hace es decretar una muerte silenciosa a cada enfermo que está en sus manos.

]]>