«Cuando se atenta contra la salud del ciudadano se atenta contra la vida del ciudadano», dijo a periodistas el presidente de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), Saúl Ron, tras recibir un documento de parte de los trabajadores de la salud, quienes pidieron que la Iglesia sea «el puente» entre sus reclamos y la comunidad.
Con este apoyo a los trabajadores del sector de la salud, los obispos dieron otro toque de atención a Maduro, luego de su exhorto de principios de mes en el que aseguraron que el mandatario es «el principal responsable» de la crisis que azota al país «por anteponer su proyecto político a cualquier otra consideración, incluso humanitaria».
En tal sentido, Ron señaló que el Gobierno venezolano debe permitir la apertura de un canal humanitario para el ingreso de alimentos y fármacos, que ayuden a paliar la grave crisis de desabastecimiento de sufre el país.
Venezuela «está viviendo una verdadera calamidad que contradice -la versión del Gobierno- de que aquí no necesitamos canales humanitarios porque no está pasando nada. Está pasando mucho (…), el Gobierno tiene que abrir los canales humanitarios», dijo.
Este miércoles se cumple un mes desde que estalló el conflicto laboral entre el Estado venezolano y los gremios de trabajadores sanitarios, que demandan mayores ingresos que les permitan hacer frente al escenario de hiperinflación que atraviesa el país.
Las protestas ocurren en el marco de la severa crisis económica que padece Venezuela y que se traduce en escasez de alimentos básicos y medicinas, una inflación que el FMI calcula en 1.000.000 % para este 2018 y el colapso de los servicios públicos, razones que han llevado a otros trabajadores, también dependientes del Estado, a manifestarse en las calles.
Pese a ser este el conflicto laboral más grande que ha enfrentado Maduro desde que llegó al poder en 2013, su Gobierno no ha ofrecido respuestas que satisfagan las demandas de los manifestantes, aunque ha pagado bonificaciones que no inciden en los salarios.
«No nos han parado bolas (no les atienden) los hospitales están al límite, están en cierre técnico», dijo al respecto Luis Chacón, un camillero del Hospital Pérez Carreño de Caracas.]]>