Investigación

Los colores y peligros del Plan Zamora

Los niveles de alerta del Plan Zamora, dispositivo militar que se desarrolla en Venezuela, anunciados en tono amenazante por el presidente Nicolás Maduro, son un indicador de la saña y el ardor con los que responderán los cuerpos armados del país y sus grupos paramilitares

Texto: Javier I. Mayorca | Fotografía de portada: AVN
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“Atención a los jefes de las Zodi, les habla su Comandante en Jefe, debe activarse la fase verde del Plan Zamora para derrotar el golpe de Estado”. Con estas palabras, emitidas durante una alocución el 18 de abril de 2017, el presidente Nicolás Maduro informó sobre la puesta en marcha de una operación diseñada en 2014 para la preservación del orden interno del país.
Los destinatarios de este críptico mensaje no eran precisamente los ciudadanos sino los comandantes de las 28 zonas operativas de defensa integral que hay en el país, por eso sus siglas —4 de ellas en espacios marítimos o insulares. Era básicamente una orden de operaciones televisada en víspera de una importante marcha de la oposición en Caracas.
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Pero las fases de esta actividad militar no están identificadas por colores en el documento que explica las características del mentado plan. ¿A qué se refería entonces el “Comandante en Jefe” con aquello de “fase verde»? De acuerdo con un manual de orden interno revisado para este trabajo, en el desarrollo de Zamora se establecen teatros de operaciones que pueden abarcar distintos ámbitos geográficos, como ciudades, municipios, regiones o incluso el país completo. En cada uno, los estados mayores van evaluando permanentemente el desarrollo de los conflictos, y de acuerdo con su virulencia, extensión, frecuencia e intensidad se establecen niveles de alerta —que sí son identificados mediante colores.
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Por lo tanto, cuando Maduro habló de la “fase verde”, en realidad se refería al Alerta Nivel 1, que tiene este color. Según la documentación procedente de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), cuando se habla de alerta verde se está ante “la expectativa sobre el aviso o probabilidad de ocurrencia de un suceso o fenómeno generador de daños, de orden natural, técnico o social, capaz de afectar un área geográfica determinada, permite suponer la probabilidad de afectación moderada, mayor o grave para la infraestructura urbana, industrial o poblacional”.
La palabra clave aquí es “expectativa”, pues sugiere que la situación aún no se concreta. En este caso: el “golpe de Estado” que tanto preocupa al mandatario.
Alerta Nivel 2: amarillo
El exjefe de Operaciones de la Guardia Nacional, general de división retirado Edgar Bolívar, indicó que el sistema de alertas asociados a colores es nuevo en la Fuerza Armada Nacional (FAN). “Uno tenía planes de contingencia para afrontar las situaciones. Ahora usan los colores del semáforo. Cuando llegas al rojo estás ante la situación más difícil”, explicó.
Entre el verde asociado a la expectativa de que ocurrirá un hecho y el rojo está el alerta amarillo. Se llega a este nivel, según el manual militar, “cuando se establece mediante un método científico o previamente validado la probable afectación, mayor o grave, en forma directa o indirecta por un fenómeno natural, técnico o social, de la infraestructura urbana, industrial o poblacional de un área geográfica establecida”.
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El 4 de mayo de 2017, el comandante general de la GNB, mayor general Antonio Benavides Torres, informó que al entrar en este nivel la Guardia asumiría por completo la vigilancia en un territorio determinado. Cuando el nivel de alerta es verde, los militares desempeñan el trabajo de vigilancia y contención de los desórdenes en forma combinada con la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y otros cuerpos afines al oficialismo, definidos en el plan original como “fuerzas aliadas”.
Pero en el nivel 2 o amarillo se militariza por completo la seguridad ciudadana. Esto ocurrió el 17 de mayo, cuando el titular de Defensa y del Comando Estratégico Operacional de la FAN, general en jefe Vladimir Padrino, anunció el reforzamiento del pie de fuerza militar en el estado Táchira con 2000 efectivos de tropa.
Esto quiere decir que una zona o territorio del país puede estar en nivel verde en tanto que otras pueden haber entrado en otros colores. Según el documento original del Plan Zamora, esto lo deciden los comandos de zona militar y el Ceofanb sobre la base de las evaluaciones periódicas del conflicto. Toman en cuenta los datos arrojados por el monitoreo permanente a las manifestaciones que deben hacer las policías civiles, mientras gocen de autorización para operar.
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Los reportes sobre manifestaciones diarias de la PNB y de los cuerpos regionales y municipales deben ser enviados a las zonas operativas de defensa. Pero no tienen un formato único. A veces lo hacen como parte del resumen de operaciones diarias y otras en una tabla Excel. Pero en todos los casos, en virtud de una orden del ministerio de Relaciones Interiores, deben transmitirse datos básicos como la hora, el lugar y el número de participantes en la manifestación; si la acción es pacífica o violenta y cuál es su propósito o consigna principal. En el caso de la Policía Nacional, también se incluye el dato sobre quién es el líder del grupo y si hubo lesionados o muertos.
Estas evaluaciones permiten detectar tendencias y transmitir informaciones a unidades militares de zonas vecinas para prevenir la escalada del conflicto en otras partes del país. El 18 de mayo, por ejemplo, en atención a lo ocurrido en Mérida, el comandante de la zona de defensa integral de Apure, general de división —Ejército— Johny Sandia ordenó a todos los comandantes de unidades y dependencias bajo su mando tomar las medidas de seguridad pasivas, de protección y disuasivas para impedir ataques a las instalaciones castrenses por parte de “organizaciones subversivas y/o grupos de manifestantes”.
El nivel rojo: la conmoción
Hasta ahora la Operación Zamora no ha entrado en el nivel de alerta más álgido, que es identificado con el color rojo. Esta situación se presenta cuando “el suceso o fenómeno en observación implica el impacto directo o indirecto sobre un área geográfica establecida y por ende la generación de emergencias”, de acuerdo con el manual correspondiente
¿A qué sucesos puede referirse este nivel de alerta? El documento originario del plan Zamora indica once supuestos que justificarían su activación. El primero: que grupos “desafectos y organizados realicen protestas violentas que generen graves alteraciones al orden público”. Según Edgar Bolívar, cuando se llega al nivel de alerta rojo es porque las fuerzas de la GNB, en combinación con los civiles que respaldan al régimen —bases del Psuv—, han sido rebasadas en partes o en la totalidad del territorio nacional. “Se pasaría a una conmoción, y sería un estado militar (…) Ya lo es. Pero en ese momento tendrían que incluir a elementos del Ejército”, afirmó.
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En los estados de conmoción interna se imponen restricciones a libertades o derechos como el de asociación, reunión y expresión. El decreto correspondiente, emitido por el Ejecutivo, tendría una vigencia de 90 días, prorrogables solo mediante aprobación de la Asamblea Nacional (AN), de acuerdo con lo establecido en el artículo 338 de la Constitución. Pero el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha emitido sentencias que eliminan en la práctica el control parlamentario sobre los estados de excepción, a propósito de la emergencia económica.
Un general que pidió la reserva de su nombre indicó que la entrada en el nivel rojo tendría un problema de aplicabilidad: en este momento, el Ejército no tiene su pie de fuerza completo, según lo establecido en la llamada “tabla de organización y equipos”. “Las unidades militares del Ejército no tienen sus plazas completas, debido a que ahora solo sirve el que quiere hacer el servicio. Además, no hay campañas de captación para el servicio militar y los recursos para el pago de personal son canalizados casi exclusivamente hacia las milicias”, afirmó.
Guaicaipuro suma tropas
La posible ausencia de tropas para cumplir con las exigencias de la Operación Zamora en su nivel rojo, e incluso en el amarillo, explicaría el porqué se ha ordenado la activación en varias zonas del país de la Operación Guaicaipuro.
En Apure, por ejemplo, luego de una intensa protesta llevada a cabo el 10 de abril de 2017, considerada como “acto de desestabilización”, los jefes militares de la zona ordenaron activar este plan “con la finalidad de capacitar, adiestrar y preparar al personal militar (…) en materia de orden público”. En el caso del estado llanero todas las unidades debían conformar por lo menos un pelotón —30 hombres— de policía militar o naval por cada compañía. En Apure y el resto del país, el éxito del plan Guaicaipuro reposa en las capacidades de la Guardia Nacional, pues son sus sargentos los que serán destinados a la formación de las tropas de los otros componentes en materia de orden público.
Cuando se anunció la elevación del alerta en Táchira, Padrino López también indicó que sería activado el plan Guaicaipuro en esa región. El mensaje es claro: es posible que a pesar de los refuerzos enviados desde otras regiones la protesta crezca hasta tal nivel que sea necesario incorporar a elementos de otros componentes militares.
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El impulso que faltaba
El viernes 19 de mayo comenzó a ser distribuido en unidades de la FAN, en el centro del país, un radiograma que da por sentado el incremento de la conflictividad política. El documento suscribe que los llamados “grupos generadores de violencia” intentarán bloquear las vías de abastecimiento de comida, medicinas y artículos de consumo masivo, lo que supuestamente creará condiciones para el asalto a instalaciones militares.
El escenario más probable, de acuerdo a la orden impartida, es de una “radicalización del conflicto”, en el que incluso se intentará “sustraer armamento o equipos militares”. Se prevé el “asesinato selectivo a funcionarios de los OSC (órganos de seguridad ciudadana), a líderes políticos de ambas facciones y manifestantes, así también como agresiones físicas a los funcionarios”. Frente a esto, se exhorta a las unidades castrenses a incrementar el trabajo de inteligencia, que permita tomar acciones para “evitar la ejecución de estos eventos planificados”.]]>

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