Íconos

Venecia postrada ante Lorenzo Vigas y su vendedor de orquídeas

Parece ser imposible no rendirse a los pies de los Vigas. Sean pintores o cineastas sus historias cautivan al punto de conmover a una sala llena del público más exigente del cine. Lorenzo Vigas, sin estar en competencia, presentó en el 73° Festival Internacional de Cine de Venecia el documental El vendedor de orquídeas. Narra el intento de su padre Oswaldo por reencontrarse con su pasado. Venecia lo ovacionó

Fotografías: EFE y "El vendedor de orquídeas"
Publicidad

Un auditorio de pie para un lienzo del que no se tiene rastro. Un documental que cuenta tanto más del padre como del hijo porque a la larga ambos se redescubrieron a través del lente de Lorenzo. El padre, Oswaldo Vigas, obligado a asirse al pasado para saber qué fue del último recuerdo de su hermano Reynaldo. El hijo, Lorenzo, comprendiendo porqué es como es, al empeñarse en contar el esfuerzo del pintor.

Cada paso del camino quedó grabado, y fue mostrado hoy en el 73° Festival Internacional de Cine de Venecia. El vendedor de orquídeas finalmente se presentó en La Mostra. El cineasta y su madre, Janine, ocuparon dos de las 446 butacas de la Sala Giardino. El auditorio estaba lleno y, pese a que el documental formaba parte del Programa Especial de la Sección Oficial del certamen y no estaba en competencia, todos los miembros del jurado asistieron a la proyección. Lorenzo Vigas salió airoso de la prueba. “Fue una ovación increíble”, asegura Pedro Mezquita, productor del film presente en Venecia. Mezquita tenía un ojo en la pantalla y con el otro auscultaba los latidos de la sala. Registró rostros y emociones, y atina a decir que el público “estaba absolutamente atrapado” en la búsqueda del también ceramista y escultor. “Venecia es famoso porque 30, 40, 50% de los espectadores se salen de la sala. De esta no se salió nadie. A lo mucho dos personas. Es prácticamente imposible que al menos 5% de los espectadores no se vaya y esta vez no sucedió, con todo y que se trata de un documental”, afirma.

Vigas en Venecia 02 Vendedor de Orquideas

Los parajes de Guacara, Tinaquillo y Mérida fueron el escenario de la búsqueda de Oswaldo Vigas. Tenía 80 años cuando emprendió el viaje, acompañado por su esposa e hijo, volvió a los pueblos de su infancia, en donde compartió por última vez con Reynaldo. “Por favor, llévame”, le pide Reynaldo a Oswaldo antes de que este último partiera a París después de recibir el Premio Nacional de Artes Plásticas. No se lo pudo llevar y, para su pesar, esa fue la última vez que lo vio. La añoranza, la nostalgia, quizás la culpa, lo llevó a olfatear sus pasos para buscar un retrato pintado en 1945 y perdido desde entonces. El de Reynaldo era el rostro de un vendedor de orquídeas. Lorenzo Vigas estuvo cuatro años recopilando imágenes para la pieza.

Público cautivo

Venecia siempre le sonríe a Lorenzo Vigas. En 2015 salió del festival con un León de Oro por Desde allá, siendo el primer latinoamericano en alzarse con el galardón. Este año fue presentado como jurado del encuentro y tendrá la responsabilidad de seleccionar a los ganadores de esta edición del León de Oro, León de Plata, Mejor Director, Premio Marcelo Mastroianni a un joven intérprete emergente, Premio Especial del Jurado y la Copa Volpi al Mejor Actor y Actriz Principal.

Los espectadores de El vendedor de orquídeas también le sonrieron. Cuando terminó la proyección hubo una sesión de preguntas. Janine y Lorenzo tuvieron que responder sobre las experiencias de Vigas padre, fallecido el 22 de abril de 2014. Janine se explayó en anécdotas. Cómo no tenerlas después de más de 50 años de relación.

“Me gusta estar enfermo”, cuenta Oswaldo en el documental. Era lo que le decía a su madre, tras la muerte del padre, un médico acostumbrado a atender a niños pobres, que al fallecer lo único que les heredó fue la misma precariedad que padecían sus pacientes. La razón por la que al Premio Arturo Michelena le gustaba estar aquejado de salud era porque así podía comerse un huevo entero. De lo contrario debía compartir un huevo con cada uno de sus tres hermanos. “Después de escuchar esto toda la sala se puso a llorar”, revive Mezquita, aún eufórico tras la proyección. Las preguntas se sucedían en italiano, francés, inglés y español. Gente de todas las nacionalidades se interesó y conmovió con la vida del pintor. Sobre Venezuela, su vida y su obra.

Vigas en Venecia 01 Vendedor orquideas 03

Un ecuatoriano en la audiencia preguntó por la relación de Oswaldo con el también pintor y muralista Guayasamín. Picasso también salió a relucir como otro de sus amigos. De nuevo Janine se ganó la atención, esta vez cuando revivió su propia historia de amor. Mezquita repite las palabras de la viuda: “Yo tenía un novio francés llamado Pierre. Un día me estaba montando en un tren para ir a visitarlo y me conseguí a Oswaldo. Me pidió que no me fuera o de lo contrario no lo vería más nunca, pero me fui. Pasaron ocho años antes de que nos volviéramos a encontrar. Nos vimos en París y fui a su taller y comenzamos a conversar. Él me vio muy cansada y me dijo que diéramos un paseo. Y ese paseo todavía lo estamos dando”.

Todavía estuviesen en la Sala Giardino si no los hubiesen mandado a salir porque correspondía la proyección del siguiente film. El vendedor de orquídeas se volverá a exhibir mañana en la Sala Pasinetti a las 5:00 pm hora local. Cada historia remitía a la importancia de los recuerdos, y a lo que impulsó el genio creador de Vigas. Lorenzo ha subrayado en cada entrevista que no pretendía ser un hijo complaciente y retratar la vida de un padre admirado; pero en Venecia se demostró que es imposible no admirar tanto al padre como al hijo.

Publicidad
Publicidad