Economía

Luis Salas y la teoría de los Juegos del Hambre

Para el sociólogo de 39 años, recién nombrado ministro de la Economía Productiva y líder del equipo encargado de las finanzas del país, la inflación es una práctica deliberada que se usa como herramienta de lucha política para presionar a los gobiernos.

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El nombre de Luis Salas Rodríguez ha surgido de los círculos intelectuales afectos al gobierno gracias a sus teorías sobre la economía, que echan por tierra las concepciones tradicionales y que entienden las distorsiones como una conspiración de algunos agentes económicos.

Salas estudió Sociología en la Universidad Central de Venezuela. Luego viajó a Chile para cursar una maestría en Sociología del Desarrollo en América Latina en la Universidad del Arte y Ciencias Sociales.

Su interés en la economía lo llevó a integrar el Programa de Formación de Grado de Economía Política de la Universidad Bolivariana de Venezuela, del cual es director. Actualmente, es docente del área en la misma casa de estudios.

Pero es su visión sobre el hecho económico lo que le valió el visto bueno del Ejecutivo y lo convirtió en uno de los académicos más escuchados por el presidente Nicolás Maduro, cosa que no ha sido bien recibida por los inversionistas. «Los economistas convencionales tienen un culto a los equilibrios macroeconómicos y a los ajustes», opinó durante su exposición en el Foro Permanente de Pensamiento y Acción dedicado a la guerra económica, realizado el 29 de enero de 2015.

Como partidario del oficialismo y «defensor de la Revolución», Salas se ha ocupado de conceptualizar la «guerra económica», entendiendo que su peor arma, la inflación, surge del afán de los productores y comerciantes de maximizar sus ganancias, perjudicando en el camino al consumidor. «No tiene mucho sentido seguir hablando de ‘inflación y escasez’ cuando de lo que estamos hablando es de especulación, usura y acaparamiento», escribió en el ensayo «22 claves para entender y combatir la guerra económica«, publicado en febrero de 2015.

En el documento de 23 páginas el sociólogo explica que «la lógica de la guerra económica y el capitalismo de facto espolea a todos por igual a competir por los bienes escaseados, lógica tanto más perversa en cuanto la persona es de hecho comprometida u honesta (…), la guerra económica persigue primero rebajarla al nivel de predador o especulada, viva o pendeja», sostiene.

Y la situación la compara con «esas novelas adolescentes del tipo Los juegos del hambre»: un ambiente en el que los «ingenieros de la guerra económica» perciben a la sociedad como una manada de salvajes que saldrán a atacarse entre sí cuando «las cosas se tuercen un poquito». 

Opina que las causas a las que los economistas atribuyen la inflación -como el control de precios, aumento de salarios, subsidios o la impresión de dinero sin respaldo- están erradas. «Los precios aumentan no por la escasez en sí misma, sino por las relaciones en medio de las cuales se produce, que en el caso de las economías capitalistas están mediadas por el afán de lucro individual a través de la explotación del otro: el egoísmo (…). La inflación no existe en la vida real», señala la publicación. 

Considera que los precios son impuestos por los productores y los oferentes, y rechaza la idea de que el mercado se autorregula a través de la oferta y la demanda.  «Si el control de precios no funciona o tiene fallas, hay que mejorarlo, pero no quitarlo, pues quitarlo no soluciona el problema», añade.

No obstante, admite que por sí solo no elimina el problema y que es necesario también aumentar la oferta de bienes y servicios, cambiar las relaciones de producción -«para evitar que la acumulación y la ganancia sigan determinando las relaciones entre las personas»- y crear un «novedoso sistema bancario, financiero y de intermediación distinto al privado» que deberá sustentarse en la experiencia de la banca comunal.

-Reacciones-

La inminencia del nombramiento de un sociólogo marxista como Luis Salas en el gabinete económico ya había sido leída negativamente por algunos analistas de mercado, que lo interpretaron como una señal de radicalización del gobierno y una prueba de que el Ejecutivo no ejecutará los ajustes que requiere la economía para recuperar el equilibrio.

Para los expertos la designación de Salas despierta preocupaciones. «Eso lo que indica es que los controles van a continuar», dijo a El Estímulo el economista Luis Oliveros. Considera que Salas será el enlace entre el gabinete económico y el presidente Nicolás Maduro.

Maduro dijo este miércoles que el joven y -hasta ahora- desconocido sociólogo sería «el rector de toda la acción económica del gobierno y del país», a través de su dirección del Ministerio de Economía Productiva.

El economista Orlando Ochoa tampoco recibió positivamente la noticia. «Maduro nombra ministro jefe de gabinete económico a desconocido sociólogo marxista, sin credibilidad, en medio de la peor crisis económica de Venezuela», escribió el analista en su cuenta de Twitter.

«Si quieren saber la catástrofe económica que puede venir al país, lea por favor las ideas de este nuevo ministro», expresó también en la red social el ex gerente del Banco Central de Venezuela y diputado de la MUD, José Guerra.

La firma Eurasia Group señaló este jueves que «el nombramiento de Salas sugiere una preferencia por mantener controles estrictos en lugar de un cambio de políticas», reveló el economista Asdrúbal Oliveros.

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