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Real Madrid gana su torneo interno

Finaliza la liga española y el equipo blanco termina segundo, detrás de un Barcelona que superó un breve bache. A pesar de haber cambiado de técnico, los merengues pueden presumir de haber conseguido un camino para meter miedo hasta el final de la competencia. 

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Las peleas más difíciles de ganar son las que se desarrollan sin adversarios de carne y hueso. De esto saben los adictos. Y no hablo de drogas o alcohol. La depresión, por ejemplo, puede aparecer de la nada para dejarte en el suelo por días, semanas o años hasta que, de no encontrar el antídoto, el destino es trágico. Recordemos a Robin Williams, por citar un caso. ¿Quién podía advertir que la infelicidad del actor era proporcional a la capacidad de hacernos reír?

No era difícil inferir que con la llegada de Rafael Benítez al Real Madrid se rompía la estabilidad que había logrado Carlo Ancelotti. Se trata de esos inexplicables movimientos que promueve Florentino Pérez desde sus cojones. Él es el rey. Él decide. No importa la opinión de los jugadores. Pero además, Rafa había demostrado con el Napoli que sus maneras como director no coincidían con la evolución que pedía el equipo blanco, si se toma en cuenta que el técnico había roto la hegemonía en Europa ganando la Décima.

Benítez se fue en enero. Dejó un saldo de 17 triunfos, tres derrotas y cinco empates. Los números no son despreciables, pero del 0-4 que le propinó el Barcelona al 1-2 del triunfo de Zidane, hay dos océanos y un sistema solar de diferencia. De hecho, fue un empate contra Valencia (2-2) lo que definió el ya-no-va-más del técnico español. Fue la última, de muchas oportunidades, que tuvo el equipo blanco, bajo esta dirección, de aprovechar los resbalones del Barcelona.

No es un detalle menor que en ese último partido de Benítez Kovacic fuera titular, que no jugaran ni Isco ni James y que el único cambio fuera Lucas Vázquez por Benzema. Viéndolo así, nominalmente, el mundo no ha cambiado mucho. Pero en el campo, vaya que la diferencia sí es palpable. Y es allí donde entra la valoración de Zinedine Zidane.

“Hemos tomado una difícil decisión, como es resolver el contrato de Rafael Benítez del primer equipo. Estamos ante un magnífico profesional y una gran persona. Quiero agradecerle su trabajo estos meses. La Junta Directiva ha decidido nombrar entrenador del primer equipo a Zidane». Ese fue el breve mensaje de Florentino para darle la bienvenida al francés. En apenas 22 segundos, el presidente merengue se cargaba a quien había señalado como el hombre que le daría una nueva cara al Real Madrid y le daba una muy apagada bienvenida a quien venía a apagar el fuego.

Zidane respondió con un cierre fenomenal. La cuenta que lleva el estadístico @MisterChip, afirma que el francés estableció los mejores números de un entrenador del Real Madrid en sus primeros 20 partidos: 53 puntos. Pero más allá de ese logro, lo que en realidad entusiasmó a los seguidores blancos fue el retorno de lo intangible, de la fe. Con Zizou parece que todo se puede: disputar la final de la Liga de Campeones y jugar el último partido de Liga con  reales opciones de título, luego de una diferencia de 12 unidades que exhibía el Barcelona.

Podemos discutir si fue el propio equipo de Luis Enrique el que cedió en ese inexplicable bache, pero es inobjetable que el ritmo del Madrid fue otro, incluyendo a las rotaciones. Porque, como se vio en este último encuentro contra el Deportivo, no es lo mismo un Real Madrid con Cristiano en el ataque que con James. Para otro análisis quedará la evaluación del aporte del colombiano y si este debe ser su rol en la próxima temporada o si hay tiempo en el descanso para que retome aquellos espectaculares números de la 2014 2015 (13 goles, 13 asistencias).

El gran momento de Bale, la recuperación de Pepe y su perfecta combinación con Sergio Ramos, los galones dados a Casemiro y la mejoría de Kroos le dan a Zidane la garantía para enfrentar con optimismo su continuación en el banquillo. Y no se está descubriendo nada nuevo. Los recursos estaban allí y el estratega supo combinarlos, dándole incluso más protagonismo a Lucas Vázquez y libertad a Carvajal. Si consigue llevarse la Liga de Campeones, tendrá un final de película.

Curiosamente, es complicado aún hablar de un estilo de Zidane. Porque nada de lo que hay en su equipo, lo exigió. Sorprende, sí, que siendo uno de los últimos “10” claros, haya optado por un juego muy vertical, restándole peso a lo que podía ofrecer James o Isco. Es una teoría que, visto lo visto, escogiera lo seguro. Con Bale en estado de gracia, Benzema y Cristiano, la elaboración no es tan necesaria y sí la rápida transición. Deberemos esperar para la 2016-207, conocer las bajas y las altas para comprender exactamente qué pretenderá el técnico.

Sí, en cambio, podemos afirmar que Real Madrid ha ganado su torneo interno. La histeria, alimentada también por la prensa, dio paso a la calma. Que en la celebración de cada gol haya vuelto la sonrisa y que las decisiones de Zidane se entiendan como tácticas, sin la estridencia que acompañaba a Benítez, es una verdadera conquista. El compromiso que se ve en la cancha en cada recuperación de balón, también es una declaración de intenciones. El estratega ha mostrado una hoja de ruta y el resto la ha seguido. En esa comunión hay un paso inmenso en una institución que bajo la administración de Forentino Pérez se ha tragado a 10 entrenadores.

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