Internacionales

Cuando la muerte no tiene nacionalidad

Alrededor de 30 venezolanos han sido enterrados en el cementerio Gente Como Uno, en la región de Riohacha, en Colombia, gracias a las labores de Sonia Bermúdez, oriunda del país vecino y propietaria del camposanto, quien ha reclamado los cadáveres en zonas cercanas a la frontera para evitar que sean enterrados en fosas comunes.

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Fotografía: El Nuevo Herald

En una entrevista para El Nuevo Herald, la forense confesó que ha recorrido varias localidades aledañas a Riohacha para recuperar cadáveres no reclamados en hospitales y morgues así darles una despedida digna a aquellos olvidados.
“Todas las personas merecen una muerte digna y un entierro digno. No importa quién sea ni de dónde viene”, explicó. “La muerte no tiene nacionalidad”.
Bermúdez habló sobre la crisis que hoy en día arropa a Venezuela y cómo ha impactado sobre su sociedad, dando paso a un alto flujo de habitantes que han optado por buscar nuevas oportunidades en el país vecinos. Para ella, este es un tema “muy preocupante”.
Entre aventuras y necesidades, son muchos los venezolanos que dan el salto a otras latitudes sin sus familiares ni amigos, quedando a merced de cualquier situación sin la posibilidad de responder a una emergencia cuando esta toca la puerta; no obstante, la colombiana aseguró que aún con el fin de la vida como destino común, “todos somos iguales”.
“No permitiré que un solo venezolano que muera en Riohacha sea enterrado como un perro”, agregó.
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