La crisis del cono

La crisis económica es tan fuerte que ya el debate se fue pa’l cono. En los últimos días, economistas y analistas financieros han coincidido en la necesidad de modificar o ampliar el llamado cono monetario, término con el que se conoce al conjunto de monedas que existen y circulan simultáneamente en un país.

Sesudos expertos, nacionales y extranjeros, advierten que el alto costo de la vida ha ido socavando el valor de los billetes patrios. Sin tener esos conocimientos técnicos ni manejar las cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), ya todos los consumidores habían llegado a esa misma conclusión: con estos precios, no alcanza un cono.

Días atrás el BCV informó que adquiriría papel para imprimir billetes de 50 y 100. De acuerdo con la versión oficial, el organismo busca «aumentar» el cono monetario venezolano. Esta inflación no es de conito sino de conazo. Si la importación de ese material no alivia la escasez de billetes, las autoridades indicaron que al menos servirá para que los venezolanos continúen jugando Monopolio.

Este fenómeno de la escasez de billetes hace recordar a todos aquellos que acapararon millones de papeles verdes en sus maletines, y como otros se fueron volando para ayudar a Cristina en el cono sur. Entretanto, surge la noticia de que el BCV desea comprar smokings para sus mesoneros, al tiempo que los números de inflación y escasez los viste con burka.

La necesidad de emitir billetes de 500 y 1.000 deja en evidencia la crisis del cono. Igualmente, representa un desafío para los diseñadores. Los billetes revolucionarios exhiben cachicamos, toninas y tortugas carey. Quizás los nuevos deberían incluir la foca, en honor de los que aplaudieron la política fiscal del Gobierno, el zamuro de los contenedores de Pdval y los gorilas. La efigie del prócer que engalanará esos billetes supremos ya está decidida. «Vuelven las puyitas, las lochas, el mediecito, el real. Llega el bolívar fuerte». El legado del cono.