Tal y como explica en su versión digital el diario «Daily Mail» -y corroboran sus padres en Facebook- la historia del pequeño Jaxon comenzó hace casi dos años cuando su madre (Brittany, residente en Florida) acudió a consulta para ver como evolucionaba su pequeño dentro de su vientre. La situación que ella y su esposo vivieron no fue muy alentadora. «Después de que nos realizaran la segunda ecografía, a las 17 semanas, supimos que algo no marchaba bien. El médico giró la cabeza rápidamente y se marchó», explica Brandon, padre del niñ0, en declaraciones realizadas en exclusiva a este diario británico.
No andaban desencaminados, pues al día siguiente recibieron una llamada en la que se les informó de que su hijo padecía una extraña malformación llamada anencefalia. Esta se sucede cuando la parte superior del tubo neuronal no logra cerrarse y provoca que al afectado le falten determinadas partes del cerebro y del cráneo. Como la dolencia era extrema, los expertos aconsejaron a los estadounidenses que tomaran la decisión de abortar, pues -según decían- no había ninguna posibilidad de que el niño lograra sobrevivir al embarazo y, posteriormente, al parto. Así lo explican ambos en Facebook.
«Nos fuimos a casa esa noche para pensar qué haríamos, pero no pudimos tomar la decisión. Nunca hubiéramos sabido como hubiera sido si hubiese sobrevivido. ¿Qué decidimos? Teníamos la oportunidad de tener un niño y queríamos oír su voz», añade el padre. Así pues, la pareja decidió esperar y, el 27 de agosto de 2014, su esperanza se vio recompensada cuando su bebé nació vivo a través de cesárea y con un peso de más de 1 kilo con 700 gramos. Con todo, la anencefalia (la cual padece uno de cada 4.859 pequeños en EEUU) hizo que viniera al mundo como se esperaba: sin la parte superior del cráneo y sin varias partes de su cerebro.
Lea más en la página de ABC de España.