Opinión

¿A quién le importa "The Marvels"?

De Nia DaCosta, probablemente habría sido un éxito hace menos de cinco años, en el momento de mayor poder e influencia del Universo Cinematográfico de Marvel. Pero ahora, “The Marvels” es un producto menor y poco atractivo, que llega para demostrar que la otrora imbatible franquicia debe aprender la lección o tiene los días contados 

the marvels
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Hace poco Variety publicó un extenso y malintencionado reportaje en el que profundiza en la crisis interna de Marvel Studios. Punto a punto, desgranó lo que ya era obvio para los fanáticos. La saga, que se convirtió en centro del cine de entretenimiento durante quince años, atraviesa todo tipo de problemas. Lo que incluye pésimas decisiones en la dirección creativa, abuso de la marca, además de la insistencia en crear una versión del mundo cinematográfico exclusivo para sus historias. Pero ya sea por el natural desgaste del género — no sería la primera vez que ocurre en la industria de Hollywood — o por que la gallina de los huevos de oro de celuloide llegó a su límite, el lento derrumbe de Marvel narrado por la publicación pareció más claro que nunca.

Por lo que “The Marvels” (2023) de Nia DaCosta, se convirtió en la gran prueba de fuego de la franquicia. No sólo por representar casi todos los errores cometidos hasta ahora, sino por la negativa de Marvel de dar un paso atrás en su fórmula. La película, que cuenta con tres heroínas no demasiado populares entre el entusiasta fandom marvelita, sorprendió desde sus primeras imágenes.

Con un aire colorido, muy cercano al cómic y una perspectiva desenfadada de lo que parecía un argumento socorrido, su primer teaser trailer, publicado en abril, provocó preocupación.

Marvel había tenido varios fracasos en seguidilla: de la inclasificable tercera parte de “Ant-Man”, hasta el desastre total de la serie “Secret Invasion”. La marca atravesaba un momento endeble que debía reforzar con un éxito seguro, pero lo que se veía era que «The Marvels» parecía continuar con la misma línea de la criticada fase cuatro y cinco de la saga. Mucho más, intentar de nuevo el truco ya no tan emocionante de relatos interconectados, cuando ya el peso de más de treinta, comienza a ser inmanejable para el público corriente, más allá del devoto. 

Pero fue su incapacidad para despertar interés lo que llevó a la cinta a ser el emblema de todo lo que está mal en Marvel. La saga, que no deja de estrenar películas a pesar del progresivo desencanto del público, llevó adelante «The Marvels» sin escuchar las quejas a su paso. No importaron los rumores acerca de problemas en el plató, los sucesivos reportes de retomas para hacerla comprensible o la información de que su directora no se había mostrado especialmente interesada en la postproducción. Lo único relevante para Kevin Feige, fue llevar adelante un proyecto que no las tenía todas consigo y cuya fecha de estreno se cambió en más de tres oportunidades.

De modo que “The Marvels” desató un debate incluso antes de mostrar su trailer final, en medio de rumores de fracaso anticipado y la filtración de su sorprendente escena poscréditos, quizás su único aliciente.

Ahora, estrenada, la película decepcionó a la crítica y con 55% de reseñas positivas, se convierte en el cuarto de la franquicia Marvelita, en no obtener el “aprobado” del temido Rotten Tomatoes. Pero la cinta es algo más. Se trata, a todas luces, del primer fracaso real del estudio, tanto con el público como con la prensa especializada.

Sin interés, sin profundidad, sin sentido

“The Marvels” es tan poco interesante como irrelevante, como lo dejan claro sus primeras escenas. En rápida sucesión, intenta contar todo lo que el espectador necesita saber — en este caso, lo ocurrido en una película y dos series — para luego dedicarse a un conflicto deslucido que, claro está, involucra el bienestar del universo y ahora, las diferentes ramificaciones del sobreexplotado multiverso.

Sorprende que su nueva adición sea una repetición casi plano a plano del conflicto habitual. En otras palabras, héroes imperfectos en busca de la redención, que, en realidad, no hacen otra cosa que cumplir su destino sin profundidad alguna.

The Marvels

La ya conocida fórmula de no poner interés en el suceso que relata sino en su implicación a futuro, es mucho más evidente en “The Marvels” que en cualquier otra película reciente del IP de Disney. Confusa, con hilos narrativos que se mezclan incompletos a pesar de ser una historia sencilla, el meollo radica en demostrar que Carol Danvers/Capitana Marvel (Brie Larson), se encuentra sola. Por otro lado, que Monica Rambeau (Teyonah Parris) le guarda un rencor infantil que no ha podido sobrellevar. Entre ambas, se encuentra Kamala Khan/Mrs Marvel (Iman Vellani), en una repetición sin variación de su no muy popular serie.

El resultado es un conflicto que no importa a nadie por involucrar a tres personajes sin matices, definidos por sus sentimientos — vagos e inexplicables — y con tan poco desarrollo que resultan tediosos.

La verdadera gran pregunta que plantea “The Marvels” — y que es peligrosísima para la saga a la que pertenece — es cuál es la importancia de estos personajes. ¿Por qué deberían importarnos sus sufrimientos y evolución? Una cuestión que no sólo no se resuelve, sino que se hace peor a medida que la trama agrega otros tantos, solo para intentar aumentar su densidad. De modo que tenemos a Dar-Benn (Zawe Ashton), intentando destruir el espacio y el tiempo tal y como lo conocemos. Algo a lo que nuestras heroínas, deben poner remedio de inmediato.

Y lo hacen con una facilidad que sólo deja claro los problemas del guion. El villano más intrascendente de Marvel hasta la fecha, pasa sin pena ni gloria. A la historia no le importa en absoluto brindarle contexto o peso, únicamente es una excusa para las escenas de pelea y a mayor gloria de algunos de los pasajes más conocidos de números recientes del cómic Mrs Marvel.

Finalmente, cuando llega la escena poscréditos — el aparente motivo por el cual la cinta no fue directo al streaming — la decepción es amarga. De nuevo, se subraya la idea que “The Marvels” no sirvió de gran cosa en un momento que debía ser relevante. Que su conclusión no es otra que ser — antes o después —  el vehículo para el siguiente gran suceso. Y entonces flota otra interrogante: ¿a quién le interesa lo que se acaba de narrar? A muy poca gente. Menos de la que necesita Marvel para enmendar el camino.

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