Energía y Petróleo

¿El milagro económico de Guyana? El vecino de Venezuela que crece a pasos agigantados

El petróleo promete cambiar a Guyana para siempre, empujando al país y a sus ciudadanos a cruzar la lejana frontera que les separaba del mundo desarrollado

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Guyana y el referendo de maduro

Cuando se habla de crecimiento económico rápidamente se vienen a la cabeza países como la India o China, grandes economías que se encuentran todavía en una etapa de desarrollo intermedia (sobre todo la India, puesto que China es ya un país prácticamente desarrollado) y que suelen presentar sólidos incrementos del PIB cada año. Sin embargo, aunque estas economías se llevan los titulares, hay un pequeño país que lleva cinco años creciendo a doble dígito (más del 10%, mucho más) y que lo seguirá haciendo, al menos, durante los próximos cinco años, según revelan las previsiones del Fondo Monetario Internacional.

Además, este país era uno de los más pobres de Sudamérica hace solo cinco años. Hoy, en términos de renta per cápita (con todos los defectos que tiene este indicador) es probablemente el más rico. ¿Cuál es el secreto de este milagro? ¿Qué hay detrás de un crecimiento tan rápido y desorbitado? Como no podía ser de otra forma, el secreto de esta economía es el petróleo en grandes cantidades.

Este es el ‘secreto’ de Guyana. La historia de éxito económico de este pequeño país de poco más de 800.000 habitantes es curiosa y se ha desarrollado relativamente rápido. Tras muchos años de pobreza (la minería y la agricultura eran los motores de la economía) y olvido, Guyana saltó a la escena internacional hace pocos años. En 2015, el gigante petrolero Exxon Mobil descubrió 11.000 millones de barriles de petróleo frente a las costas del pequeño país latinoamericano, situado entre Venezuela, Brasil y Surinam. La industria, en colaboración con las autoridades de Guyana, se pusieron manos a la obra y en 2019 ya estaban saliendo a la superficie los primeros barriles de petróleo ‘comerciables’. En 2024, la producción se sitúa en unos 640.000 barriles diarios, llevando a Guyana a liderar la producción per cápita (por habitante) de crudo a nivel mundial. Al ritmo que fluye el petróleo lo hace también la economía del país.

Ni China ni la India: Guyana es el rey del crecimiento

Las cifras son espectaculares y, probablemente, no tienen parangón en la historia moderna en tiempos de paz (tras una guerra es normal que el PIB crezca con intensidad durante varios años).

La economía de Guyana se expandió un 43,5% en 2020, un 20,1% en 2021, un 62,3% en 2022, un 33% en 2023, un 33,9% (se espera para este año) y hasta 2029 se prevé que el PIB siga creciendo a doble digito, incluso con dos años (2026 y 2027) superando el 20%. En términos estadísticos de PIB per cápita, Guyana podría convertirse en el país más ‘rico’ del mundo en pocos años, al menos para las estadísticas.

Frente a estas tasas de crecimiento, la India o China está presentando unas variaciones de PIB de entre el 5 y el 7%. Pero para hacer la comparación aún más honesta y válida, ni China ni la India lograron 10 años seguidos de crecimiento de PIB por encima del 10% durante sus etapas de mayor crecimiento. Aunque China creció más de un 10% durante varios años entre 1980 y el 2000, nunca logró encadenar más de tres años consecutivos, mientras que la India siempre se ha quedado lejos.

Este crecimiento sin descanso podría verse desafiado si una crisis hunde el precio del petróleo durante un periodo prolongado de tiempo, pero aun así Guyana podría seguir creciendo gracias a una mayor producción de crudo que compense la caída de los precios del crudo.

El petróleo de Guyana es uno de los más competitivos del mercado. El petróleo de Guyana es un crudo ligero y dulce de alta calidad. Los bajos precios de equilibrio de la industria (breakeven point), estimados por Rystad en una media de 28 dólares por barril, hacen que operar en la costa de Guyana sea altamente rentable en casi cualquier entorno de precios.

Uno de los elementos que quizás haya tenido mayor relevancia para el petróleo de Guyana es que los descubrimientos están ubicados en el mar, lo cual agiliza significativamente los procedimientos administrativos, que son respaldados por el Gobierno de Guyana, el cual fomenta y facilita este tipo de trabajos e inversiones.

«Esto se refleja en la rapidez con la que se han alcanzado acuerdos y obtenido las autorizaciones medioambientales y los permisos para perforar, así como la celeridad con la que se han otorgado las licencias de explotación y son aprobados los planes de desarrollo», explicaba Jorge Navarro, vicepresidente de AGGEP (Asociación de Geólogos y Geofísicos Españoles del Petróleo), en declaraciones a elEconomista.es.

Esta estabilidad genera cierta certidumbre a la hora de prever el petróleo que extraerá en el futuro Guyana y, por tanto, facilita la misión del FMI para publicar sus previsiones económicas.

El petróleo promete cambiar a Guyana para siempre, empujando al país y a sus ciudadanos a cruzar la lejana frontera que les separaba del mundo desarrollado. Aunque aún es pronto para sacar conclusiones, los fríos datos económicos sí parecen estar conduciendo a Guyana hacia la riqueza. Es más, el PIB per cápita de Guyana en paridad de poder adquisitivo ya supera los 60.000 dólares, una marca que está solo reservada para las economías muy avanzadas.

Obviamente, este indicador no revela la realidad en este caso (gran parte de esa renta es un espejismo contable del PIB producto de los beneficios que produce el petróleo), pero sí deja entrever que algo está cambiando en el país.

Sin duda, los ingresos del petróleo están dando empleo a los guyaneses y generando muchas oportunidades para los locales en todo tipo de sectores que se ven ‘empujados’ por la marea del petróleo. La llegada de ingenieros, directivos y otros trabajadores cualificados con los que todavía no cuenta Guyana está a su vez generando una demanda de bienes y servicios que está ya mejorando la vida e muchos guyaneses.

Pero, ¿qué pasa con los cientos de millones de dólares que genera el petróleo? Esos millones de dólares ‘producidos’ dentro del país no están yendo a parar (por ahora) a la economía real de Guyana, puesto que se marchan en forma de dividendos a EEUU (ExxonMobil reparte los beneficios entre sus accionistas que no son guyaneses) y en forma de ahorro para el fondo soberano de Guyana, que ya tiene activos por valor de 2.800 millones de dólares.

No obstante, también hay otra parte que sí se está usando para remunerar a los empleados de la industria petrolera guyanesa o para cubrir parte del gasto del Gobierno de Guyana. Esta es la parte que está mejorando hoy el nivel de vida de los ciudadanos de este país.

El fondo soberano es una herramienta que permite ahorrar hoy el dinero que financiará los gastos del mañana. El petróleo no es para siempre, pero los ingresos bien invertidos pueden ayudar a mantener y sostener la economía durante muchos años. El ejemplo en el que se fijan todos estos ‘petroestados’ es Noruega, un país con poco más de 6 millones de habitantes, pero cuyo fondo soberano tiene un tamaño simular a toda la economía de España (más de un billón de dólares). Gracias a esta astuta política, Noruega se ha librado del ‘mal holandés’ que han sufrido muchas otras naciones ricas en materias primas y, además, ha solventado el problema de las pensiones que sufren todos los países desarrollados. Ahora, Guyana busca hacer algo similar.

Texto de El Economista

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