Íconos

Una escuela llamada Carmen Victoria Pérez

Todos recuerdan a “la flaca” como la “dama de la televisión”. Su elegancia y espontaneidad la convirtieron en un ícono de los años dorados de la pantalla venezolana; su voz la hizo inmortal. A una semana de su muerte, el país sigue anonadado, mientras aquellos que la conocieron, y formaron parte de su vida laboral y sentimental, celebran su legado

Portada: Andrea Hernández | Fotos en el texto: Cortesía
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“Ella sencillamente vivió su vida como quiso y así fue feliz”, es la conclusión a la que llega -entre melancolía y alegría- el periodista Roberto Rodríguez. Para él, Carmen Victoria no fue solo una referencia de la televisión y la radio venezolana, también fue su mentora, su amiga. Se conocieron cuando Martha Rodríguez Miranda lo invitó a formar parte del equipo de FM Center a través de un espacio que reseñara la movida cultural caraqueña. Roberto jamás había hecho radio. La sorpresa y los nervios llegaron cuando lo asignaron al programa que conducía Carmen Victoria Pérez. “Se trataba de una persona con una experiencia enorme, yo no había hecho radio y desde el primer día me adoptó. Tan sencillo como eso; no encuentro mejor manera para decirlo”.

Compartieron mucho más que unos minutos en cabina. Lo que comenzó como una relación laboral, terminó por desarrollar vínculos estrechos; uno en el que Roberto le hacía stickers de Whatsapp y ella le respondía “rata”. “Creo que teníamos un sentido del humor muy incisivo, muy afín”.

CarmenVictoriaPerez-cita4Hoy le agradece al azar haberla cruzado en su camino. Carmen Victoria Pérez no solo le dio recomendaciones básicas de locución, también le dio algunas para su profesión y su vida. “Creo que el verdadero consejo estaba en verla. Carmen era una persona que se tomaba su trabajo muy en serio. Nunca llegaba tarde, respetaba el horario de cada una de las personas que trabajaba con ella. Se preparaba. Ella siempre decía que de Renny Ottolina había aprendido que hasta la improvisación se ensaya. Entonces creo que tomarse el trabajo con seriedad, responsabilidad y respeto, fue lo que más aprendí”.

Carmen Victoria Pérez nació en Caracas el 7 de abril de 1941. A los 17 años, su sed de independencia económica la motivó a formarse en el área de Secretariado Ejecutivo. No obstante, su deseo de éxito la llevó a emprender un área nueva pero llena de ambición: la televisión, un mundo para el que, sin sospecharlo, había nacido.

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La escuela en la que Carmen Victoria se desarrolló, estuvo constituida por personajes que dejaron huella en la historia de Venezuela. Hasta el último de sus días, Pérez alegó que en su vida hubo cuatro hombres que la impulsaron a convertirse en la mujer y profesional que fue.

Renny Ottolina fue el primero. Llegó a su vida por medio de un casting que el conductor hizo para conformar el cuerpo de baile del programa que conducía en la extinta Radio Caracas Televisión (RCTV). Sin miedo -y sin estudio profesional de baile- se presentó y quedó. Sin embargo, por ser aún menor de edad, sus padres le prohibieron desenvolverse en aquel ambiente. Cuatro años más tarde, volvió a coincidir con Renny, pero esta vez no para ser su bailarina sino su secretaria. De Renny -aseguraba- había aprendido muchas cosas; la disciplina fue una de ellas.

Aunque su rol era administrativo, poco a poco fue ganando espacios en la escena de la pantalla chica. En ese entonces, comentaba, su ambición era formalizarse como actriz, pero fue gracias a Alfredo Ferrara, gerente de producción de RCTV, que la animación se cruzó en su camino. “Cuando se tiene una voz como la suya no se puede ser actriz, se debe ser locutor; piénselo”, recordó durante una entrevista en el programa En Íntimo de Globovisión. Animó junto a Renny Ottolina el premio Ronda, una ceremonia importante que galardonaba al talento musical venezolano.

CarmenVictoriaPerez-cita3Pese a la salida de Ottolina de RCTV, Pérez se ancló a los pasillos del canal de Bárcenas. El maestro Aldemaro Romero la acogió en su show para ser parte del grupo de modelos que hacía el comercial en vivo de Ángelo Boutique, una tienda de ropa famosa de la década ubicada en el Centro Comercial Chacaíto.

Con la fundación de Venezolana de Televisión, el de la Onda Nueva fue contratado como director de orquesta y se llevó consigo a Carmen Victoria. Su rol en la animación comenzó a tomar un camino formal. “Mi gran etapa la marcó también Aldemaro Romero, quien insistió en que mi lugar era la animación de grandes espectáculos”, comentó a Milagros Socorro.

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La década gloriosa

La cúspide la alcanzó cuando en 1979 Joaquín Riviera la invitó a ser la animadora oficial del Miss Venezuela, magno evento de la belleza nacional y referente internacional. Su primera vez fue en el certamen de 1980, pionero en transmisión a color.

Nina Sicilia, actual gerente del Miss Venezuela, recuerda que la conoció en el año 1985, cuando fue tras la corona. En ella observaba “a esa figura de la televisión tan perfecta e impecable, tanto en su imagen como en su forma de conducir un programa”.

Sicilia no era favorita y tampoco le importaba serlo, por ello -en el poco tiempo que tenía libre- compartía con Carmen y Gilberto Correa. “En los momentos de descanso yo me iba a donde estaban ellos y los técnicos de Venevisión, y nos pasábamos ratos increíbles contando chistes, anécdotas. Carmen manifestó ser una persona brillante, inteligente, con un humor agudo, un humor negro divertidísimo. Siempre fue estricta en su trabajo, perfeccionista”.

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La exmiss antes del certamen no tenía como objetivo la animación; sin embargo, cuando la oportunidad de conducir programas y eventos tocaron su puerta, Carmen Victoria fue pieza importante en su desenvolvimiento. “Ella siempre me decía que había que ser puntual y preciso. No había que divagar sobre un escenario, que uno siempre debía ser concreto en lo que iba a decir”.

Los días de Carmen Victoria como conductora del certamen tuvieron fin en el año 1989, cuando entró a su camerino y dijo a su asistente “hasta hoy hice el Miss Venezuela”. Sostenía siempre que tenía “un problema serio con el tiempo”, y cuando sentía que ya había dado suficiente a un espacio lo dejaba con la ambición de ir por más.

Pese a que por el escenario del Miss Venezuela han pasado mujeres importantes en la animación venezolana, como Maite Delgado y Viviana Gibelli, los que han seguido paso a paso la evolución del certamen, aseguran que no hay quien pueda ponerse sus tacones.

En dos ocasiones más, luego de su salida, fue nuevamente invitada. Aunque aseguraba que ya el concurso no era igual que en su década, lo disfrutaba. Aseguró en reiteradas ocasiones que jamás criticaría al Miss Venezuela ni a sus participantes, pues sabía que eran “26 jóvenes que sueñan, anhelan, que quieren llegar (a tener la corona)”.

CarmenVictoriaPerez-cita2De Osmel Sousa nunca fue íntima amiga, pero eran buenos compañeros de trabajo. “Quien le quite el título del Zar a Osmel es un innoble porque si alguien ha tenido un ojo mágico, si alguien ha sido un venezolano no nacido en Venezuela que ha puesto el nombre de Venezuela bien en alto ha sido Osmel Sousa”, le manifestó a Rocío Higuera en su programa En Íntimo.

La noche del jueves 1 de agosto, el escenario del Miss Venezuela 2019 rindió un breve homenaje a su flaca. Brevísimo.

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Escasez de talento

El último programa que Carmen Victoria Pérez tuvo en la pantalla venezolana fue a través de Canal I. Duró poco porque el proyecto era bueno, pero la ejecución no fue positiva. A la televisión volvería el día que sintiese que pudiera encajar nuevamente, “con mi tiempo cronológico de edad, mi visión de las cosas, preparación y evolución, teniendo una televisión de mucho respeto en el léxico, vestuario y en la conducta, yo lo haría”.

Aquella edad de oro de la televisión venezolana que vivió quedó en el pasado. Manifestaba que las condiciones en la que se encuentra la pantalla chica era una suma de elementos que no solo podía adjudicarse a la crisis. “Hay tanto talento que no se acerca, o el que se acerca no está bien preparado, hay tanta improvisación, y eso me entristece enormemente. Yo soy una mujer eminentemente de televisión, yo nací en la televisión, quiero y respeto a la televisión. Me siento triste con eso”.

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Desde entonces salió de la pantalla chica para sentarse en una pequeña cabina y cautivar a muchos de sus seguidores a través de la radiodifusión. “Ella finalmente se sentía más cómoda, sin presiones. Donde además podía hacer gala de dos de sus mejores atributos que eran su voz y su dicción porque en la radio no necesitas más nada; y un poco, quizá, cansada de ese tema de tener que vestirse, de ser un ícono de elegancia y de belleza”, expresa Roberto Rodríguez.

CarmenVictoriaPerez-cita1FM Center fue su casa. Desde La Romántica 88.9, su programa Dimes y diretes, que inició con Pedro Padilla y más tarde se unió Isnardo Bravo, era vitrina para visitantes de lujo y también para quienes comenzaban a construir un camino, como pequeños emprendedores. El 13 de junio de 2019, la Universidad Católica Santa Rosa entregó a Carmen Victoria Pérez el título de Comunicadora Social.

Más que un icono de la moda

Fuera de las cámaras y los reflectores, no solo era belleza y elegancia. La generosidad y la amistad son dos de los valores con los que la describen quienes todavía asimilan su partida. “Cuando comencé a hacer mis primeros trabajos en animación, me tocó compartir con Carmen y ella nunca fue una persona egoísta al momento de dar tips o un apoyo emocional al momento de salir. Para mí siempre va a ser una luz. Para mí su voz va a resonar siempre en mi mente y en mi corazón el resto de mi vida”, comenta Nina Sicilia.

Por su parte, Roberto Rodríguez insiste en que “era una persona muy amiga de sus amigos”, pues la lealtad que ella le manifestaba a su entorno no tenía comparación. “Tenía amigos de 60 años que la seguían acompañando, amigas del colegio con las que iba a tomarse un café”.

Ejemplo de ello es Martha Rodríguez Miranda, una de sus amigas más cercanas. Ambas se conocieron en Nueva York, cuando su padre le solicitó que recibiera y acompañara a Carmen Victoria durante su estancia en la Gran Manzana. “Nos hicimos muy buenas amigas. Andábamos para arriba y para abajo juntas”.

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De aquellos años mozos guarda con cariño las tardes en las que sentadas en la barra del Gino’s en el happy hour, Carmen le enseñó a tomar vodka. “Yo pedía una Cocacola de dieta, y ella se volteaba al bartender y le decía ‘No. She wants a vodkatonic with lemon’ (No. Ella quiere un vodkatonic con limón). Le pedía que le pusiera mucho limón para que yo sintiera que era un refresco”.

Enfatiza que en Nueva York Carmen Victoria destacaba “por su altura, su elegancia, su porte. Aunque tuviera solo una camisa blanca la gente volteaba a verla”. Y, esa es justamente la visión con la que el mundo siempre la recordará: “un icono de venezolanidad, de belleza y de elegancia”. Sin embargo, para sus amigos, la definición de amistad de Carmen Victoria Pérez no tiene comparación.

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