Internacional

¿Está Hezbollah en Venezuela?

Pasaportes fraudulentos, vuelos al Medio Oriente que dieron pérdidas al Estado, nexos ideológicos y testimonios de diplomáticos, exfuncionarios del Saime y hasta de un narcotraficante, dan credibilidad a las denuncias sobre supuestas actividades de la organización terrorista en suelo venezolano

Texto: Reyes Theis @reyestheis | Portada: AFP
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19 de agosto de 2010. Habían transcurrido apenas 12 días desde la toma de posesión del presidente Juan Manuel Santos en Colombia, quien tenía su primera prueba de fuego con su polémico homólogo venezolano Hugo Chávez. Ese día, el empresario sirio-venezolano Walid Makled, acusado de narcotráfico, fue capturado en Cúcuta, Norte de Santander y comenzaría una disputa para su extradición entre Caracas y Washington.

Lo que soltaría Makled mientras estuvo detenido en Colombia sobre los vínculos del Gobierno y la Fuerza Armada venezolana con el narcotráfico, era realmente explosivo. Pero también habló de los nexos con movimientos terroristas: “Hezbollah está en Venezuela. Laboran, hacen dinero que envían al Medio Oriente”, afirmó en una entrevista a Univisión.

Aquella frase hoy cobra vigencia. De acuerdo a un informe presentado por el Centro para la Sociedad Libre y Segura (Center for a Secure a Free Society) ante el capitolio de Estados Unidos, Venezuela sería el epicentro de operaciones de la organización terrorista Hezbollah en Latinoamérica. El escrito, titulado Cómo contrarrestar el imperio criminal en Latinoamérica, asegura que el territorio venezolano es el punto estratégico para recibir y enviar refugiados de esta organización. Uno de los directores de la ONG y analista de seguridad, Joseph Humire, dijo que la organización extremista opera gracias al apoyo del Ejecutivo venezolano.

Algunos meses atrás, el exdirector de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, Mike Pompeo al hacer referencia del riesgo que significa Venezuela para la seguridad de los Estados Unidos, afirmó a la cadena Fox: “Los cubanos, los rusos, Irán y Hezbollah están en Venezuela”. Ahora, Pompeo es el Secretario de Estado de Estados Unidos

El terror libanés

“El partido de Dios” sería la traducción de la palabra Hezbollah. Una organización nacida en El Líbano en 1982 ante la ocupación israelí, que cuenta con un brazo político y otro armado y que funciona con el respaldo de Irán y del gobierno sirio de Bashar al Assad. Es considerado como grupo terrorista por la mayoría de los países occidentales.

Las milicias shiítas de Hezbollah han realizado actos terroristas en diversas partes del mundo. En América Latina se le señala como los perpetradores del atentado en la embajada de Israel en Argentina en 1992, que dejó 22 muertos y más de 200 heridos. También, del ataque que sufrió la Asociación Mutual Israelita Argentina en 1994, que ocasionó 84 muertos y más de 300 heridos.

Pero, ¿está esa organización extremista en Venezuela? Douglas Farah, consultor en temas de seguridad radicado en Estados Unidos y quien fuera parte del equipo de investigación del Washington Post, asegura a Clímax que “Hezbollah tiene una presencia documentada en Venezuela, en parte para lavar dinero, mover cocaína a mercados donde puede vender, y el control de muchas actividades de contrabando en todo el continente. Tiene también presencia en varios otros países, como Bolivia y Nicaragua”, explica.

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Añade que las intenciones de la organización son varias: “generar fondos, que es más importante que antes, porque Hezbollah mantiene tropa permanentemente en Síria y Afganistán, que es carísimo; lavar dinero de actividades en la zona: y estar preparado para atacar EEUU si ese país o Israel lanzan una nueva guerra contra ellos”. El experto advierte que todos estos aspectos forman parte de la estrategia del grupo islámico “de tener una presencia en la región, y donde están (o estaban) más seguros era Venezuela. Ahora que el régimen tambalea pueda que cambie”.

Vuelos sospechosos

Hugo Chávez y su homólogo iraní Mahmud Ahmadinejad fueron aliados estrechos. Ambos coincidían en su retórica antiestadounidense y sus gobiernos sellaron alianzas en diversos frentes, como en la construcción, el ensamblaje de vehículos y el turístico. Pero de acuerdo a una investigación de la revista Veja de Brasil, el pacto que ambos mandatarios impulsaron y sellado entre Conviasa e Iran Air y que permitiría vuelos directos al Medio Oriente (Caracas-Damasco-Teherán) tenía poco interés turístico y comercial.

Según la publicación, sólo quienes contaban con la autorización del gobierno podían viajar en esos vuelos. “El avión despegó casi siempre con prácticamente todos los asientos vacíos”, aseguró la publicación en marzo de 2015. Un documento del Ministerio para las Industrias Básicas y Minería venezolano revela que, entre 2007 y 2009, el costo operativo de los vuelos producto del convenio fue de 45 millones de dólares, y se obtuvo un ingreso por venta de boletos de 15 millones. La pérdida reportada de 30 millones de dólares evidencia lo poco rentable del negocio.

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Entonces, ¿quiénes viajaban o qué transportaban? Veja cita a antiguos partidarios chavistas exiliados en los Estados Unidos, quienes bajo condición de anonimato revelaron que “los vuelos se utilizaron para el transporte de decenas de extremistas islámicos que necesitaban viajar a Occidente a través de Irán y Siria, sin ser notado”. Según las fuentes de la publicación carioca, “la Embajada de Venezuela en Damasco mantiene una red que produce y distribuye auténticos pasaportes venezolanos que fueron suministrados a los terroristas para ocultar sus identidades”. Pero, además, dice el texto que el avión blanco y naranja de Conviasa, marcado como vuelo VO-3006, habría sido utilizado para llevar cocaína proveniente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia a Damasco, para engrosar las finanzas del grupo terrorista.

Esa sospecha la tenían los organismos de inteligencia de los EEUU, que habían advertido en sus informes contra el terrorismo el uso que se le estaría dando a los vuelos. Joseph Humire, director ejecutivo del Centro de Seguridad para una Sociedad Libre y Segura, con sede en Washington DC, por años ha estudiado los nexos entre el movimiento shiíta y Venezuela. Coautor del libro Iran’s Strategic Penetration in Latin America, el año pasado planteó sus preocupaciones ante el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso de Estados Unidos, y desde la capital estadounidense asegura a Clímax que: “Hezbollah está usando una red financiera en Venezuela y en América Latina para lavar dineros y mover drogas”.

Cita el caso de un libanés llamado Ayman Joumaa, acusado por la justicia estadounidense de lavar millones de dólares proveniente de drogas, en una red que incluía negocios con los Zetas en México y con narcos de Colombia y Venezuela, usando Panamá como sede y cuyos fondos alimentaban las finanzas de Hezbollah. En 2012 el Departamento del Tesoro estadounidense anunció sanciones contra cinco personas por lavar dinero en Venezuela y Colombia para la red narcotraficante de Joumaa y a uno de ellos lo acusó además de recaudar dinero para Hezbollah.

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Ali Mohamed Saleh, que tiene la doble nacionalidad libanesa y colombiana, «ha dirigido y coordinado las actividades de Hezbollah en Colombia», y ha sido clave en el envío de dinero a ese grupo desde Colombia a través de Venezuela, señaló el Departamento del Tesoro en un comunicado. Abas Husein Harb, Ali Husein Harb y Kasem Mohamad Saleh, los tres de nacionalidad libanesa y venezolana, y el libanés Ibrahim Chibli, fueron sancionados por lavar dinero para la red de Joumaa.

Las sanciones anunciadas afectan también a tres negocios ligados al capo, dos en Colombia y uno en Venezuela, agregó el comunicado. Según Humire, si se revisa el caso de Jouma, se podrá encontrar conexiones con esa red financiera y un alto funcionario del Gobierno venezolano.

Con pasaporte

La periodista y editora Mary Anastasia O’Grady, columnista de The Wall Street Journal, ha investigado también los nexos entre Hezbollah y el Gobierno venezolano y hace dos semanas escribió un artículo titulado Imperialistas invaden Venezuela, pero en referencia a la presencia de Rusia, Irán y Siria, en áreas estratégicas del país. “A principios de este año entrevisté a Misael López Soto, exagregado de la Embajada de Venezuela en Irak. Me dijo que dejó el trabajo en 2015 porque se opuso a vender documentos venezolanos a personas sospechosas de pertenecer a organizaciones terroristas extranjeras”, describe el texto.

La denuncia fue también presentada en CNN y el Gobierno de Nicolás Maduro negó los hechos ilícitos y su Gobierno ordenó a los cableoperadores del país no transmitir más la señal de ese canal en el país, pero en abril de este año la Fiscalía venezolana informó de la detención de seis empleadas del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), por cobrar 5.000 dólares a ciudadanos sirios por la emisión ilegal de pasaportes.

Agrega la columnista de The Wall Street Journal: “Un ex director de la agencia de inmigración venezolana, Vladimir Medrano Rengifo, ha afirmado que el señor (Tareck) El Aissami (vicepresidente de la República) convirtió la oficina en un molino de pasaportes para el Medio Oriente. El Sr. Medrano dijo al Miami Herald en abril que cuando trató de detener y deportar a los sirios con documentos irregulares, el Sr. El Aissami no lo permitió: ‘Él nos presionó de manera excesiva para que estos procedimientos no se llevaran a cabo y dejó pasar a sus primos, como él los llamó’”. Según Medrano se han podido emitir aproximadamente 10.000 pasaportes irregulares.

Joseph Humire señala que la opacidad con la que ha sido manejada la emisión de los documentos de identidad en Venezuela significa una complicación para la determinación de la presencia de miembros de Hezbollah en el país. “Si asumimos que Venezuela ha podido documentar individuos del Líbano y Siria, donde está Hezbollah, con identidades como venezolanos, es imposible conocer si están en Venezuela”, refiere.

Por otra parte, una investigación del Centro de Seguridad para una Sociedad Libre (SFS, por sus siglas en inglés) demuestra cómo el país que gobierna Nicolás Maduro está sirviendo en forma ilegal de puerta de entrada a iraníes para Norteamérica. Según el estudio, que cita un reporte de la Agencia de Servicio de Frontera de Canadá de 2011, Caracas ocupa el segundo lugar como destino de origen de los viajeros provenientes de Latinoamérica y el Caribe con intento de ingreso fraudulento a ese país de Norteamérica. Ciudad de Panamá ocupó el primer puesto con 30 casos, de los cuales solo 5 venían de Irán, pero, provenientes de Caracas se detectaron 20 casos, de los cuales 13 eran iraníes. El documento del SFS sostiene que se ha evidenciado un patrón de intentos de ingresos a Canadá por parte de ciudadanos iraníes para solicitar refugio, usando Latinoamérica y el Caribe como puerta de entrada, y muy particularmente Venezuela.

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Las pesquisas del think tank con sede en Estados Unidos además sostienen que oficiales de inteligencia estiman que al menos 173 individuos del Medio Oriente fueron provistos de pasaportes y cédulas de identidad venezolanas durante el periodo de abril 2008 a noviembre de 2012, y entre los más notables estaban Suleiman Ghani Abdul Waked, mano derecha de Hassan Nasrahall, líder de Hezbollah.

Campo de entrenamiento

La posibilidad de que existan campos de entrenamiento de Hezbollah en Venezuela, como se desprende de la exposición realizada en 2011 por Roger Noriega, ex secretarios de Asuntos Hemisfericos del Departamento de Estados de los Estados Unidos ante los miembros del Comité de Asuntos Exteriores del Congreso de ese país en 2011, no es descartada por Joseph Humire. No obstante, hace la acotación de que no solo puede ser entrenamiento sobre armas o explosivos: “Puede tomar varias formas, pero puede ser capacitación ideológica. Ellos (Hezbollah) son más que un grupo armado, tienen representación del 30% en el parlamento libanés. Creo que puede haber una formación ideológica”, sostiene.

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En cuanto a si Venezuela debe ser considerada una amenaza seria para Washington, el consultor en temas de seguridad Douglas Farah considera que “de por sí no representa una amenaza”, pero se aventura el especialista en advertir que una supuesta alianza del Gobierno de Maduro «con grupos terroristas y su política declarada de combatir ‘el Imperio’, abren la posibilidad de que Venezuela podría servir de puente para actos terroristas en EEUU”.

Por lo pronto, las autoridades estadounidenses y canadienses siguen el tema con atención, pues los continuos atentados terroristas de fundamentalistas islámicos en todo el mundo han ocasionado que las medidas de seguridad sean extremas.

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