Perfil

Las múltiples miradas de Paula Andrea Ortiz

¿Cómo conviven en una fotógrafa y socióloga la intimidad del cuerpo y la realidad social de Venezuela? Paula Andrea Ortiz, de 31 años, parece responder con su trabajo fotográfico: una mezcla de miradas sobre sí misma y el país que la rodeaDesde partes de su cuerpo desnudo hasta estanterías vacías, de fiestas infantiles a escenas cotidianas caracterizadas por el color; los intereses de la fotógrafa Paula Andrea Ortiz, constituyen un punto de vista singular en el concierto de la fotografía local, tanto por la heterogénea mezcla de cosas que atraen su mirada fotográfica, como por su utilización de las redes sociales para la divulgación de su trabajo.

Fotografías: Paula Andrea Ortiz
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Es socióloga graduada en la Universidad Central de Venezuela (UCV) cosa que nunca ha estado reñida con su trabajo como fotógrafa. “Ambos intereses surgieron simultáneamente, es difícil señalar cuál se manifestó primero. Siempre me ha gustado la fotografía. Coleccionó libros desde adolescente y me considero una persona sumamente visual. Por otro lado, la sociología tampoco fue algo ajeno ya que tengo parientes sociólogos. Pude acoplar ambos intereses especializándome en la sociología visual desde la plataforma de pensamiento de la postmodernidad. Al final de la carrera, mi tesis de grado El sujeto exótico de la fotografía Latinoamericana contemporánea fue la prueba de que ambos mundos no están reñidos sino que nutren continuamente mi creatividad y todo lo que hago”, comenta con seguridad.

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De los trabajos más llamativos que pueden encontrarse en sus perfiles de redes sociales, los Selfies ocupan un enorme espacio: imágenes del cuerpo de la propia Ortiz parcialmente desnudo, utilizando desenfocados o en estilizados close ups a sus piernas, sus senos cubiertos por sus manos, sus muslos; tomas abiertas en las que se puede apreciar a la fotógrafa practicando Pole Dance, esa particular forma de baile inspirada en la estética de los strip clubs y que en los últimos años se ha convertido en uno de los géneros más solicitados en la escuelas de baile caraqueño. Los Selfies, dice Ortiz, nacieron a manera de catarsis personal.

“Comencé hace más de tres años. Se llamaban Pieces of me. Era básicamente un ejercicio de re-agrupación emocional a través de las imágenes luego de un desencanto afectivo para ese momento significativo. Estaba pasando entonces por un momento emocionalmente difícil y me sentía fragmentada en todo sentido. En un intento de comenzar a re-agruparme a manera de quien ensambla un rompecabezas, comencé a retratarme desde mi vulnerabilidad por partes”.

Esta vulnerabilidad auto-expuesta no es algo común en el mundo de Instagram —red social en la que Paula Andrea suele exponer su trabajo—, que se caracteriza más bien por ser un espacio para la proyección de una imagen triunfalista y de éxito en innumerables fotos de cenas elegantes, fiestas desenfrenadas, y en general una cierta estética de la felicidad que poco tiene que ver con las potentes imágenes de la fotógrafa nacida en Caracas en 1983. La propia Ortiz, sin embargo, reconoce que el proyecto fue evolucionando a medida que lo hacía su estado emocional.

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“Poco a poco me fui dando cuenta entonces que no tenía nada más que decir con Pieces of me así que le di cierre y comencé con los Selfies. Un ejercicio ensimismado, egocéntrico, hedonista. Es una serie que ha ido avanzando a través de mis formas, mis emociones, mi evocaciones, mi cuerpo, mis nociones de lo estético, y que aún después de unos 300 o más autorretratos mantengo inconclusa”.

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“La realidad actual”, esa frase que parece repetirse en todas las conversaciones diarias a manera de justificación cuando alguien va a hablar de cualquier cosa que no tenga que ver con la crisis política y social que afecta a Venezuela, también está presente en el trabajo de Ortiz.

Además de sus Selfies, otro de los trabajos que más presencia tiene en el portafolio de la artista es la serie No Hay, que retrata la escasez de productos que ha azotado al país en años recientes.

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“No Hay surge de mi cotidianidad una vez más, de mi experiencia como ciudadana que va a buscar algo y no lo consigue. Recuerdo que salí a buscar un par de jeans en la cadena de tiendas en la que acostumbrada comprar y al llegar me conseguí anaqueles vacíos, fue impactante. Rápidamente este “No Hay” comenzó a trasladarse a todos los espacios que transitaba, y se convirtió en una constante».

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Pero no se trata solo de fotografiar anaqueles y estantes vacíos por razones estéticas, Ortiz cree que es necesario reflejar esta problemática, para ponerla en relieve y señalar su anormalidad.

“Me preocupa que esta situación de escasez tan abismal se estaba asimilando a nivel social como un proceso de adaptación en base a la supervivencia. Comenzaron las colas, las compras compulsivas, el acaparamiento, el mandar a traer desodorante de afuera. Se estaba —y se está— normalizando algo que no es común en nuestro imaginario. El tema de avocar en contra de la Naturalización —o asimilación de un discurso a las prácticas y creencias que se encuentran al interior de la conciencia social — fue la base de esta serie. No Hay utiliza la fotografía como un documento con implicaciones políticas y sociales capaces de sacudir los imaginarios de cualquier sociedad a través de la generación de sentidos y significados”.

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Con todo y crisis, y como para reconfirmar que en ella conviven múltiples filias y predilecciones, además de las series fotográficas, Ortiz lleva también una empresa de servicios de fotografía documental para eventos infantiles. Bu!, onomatopeya que utilizan los niños para asustar, es el nombre de la misma.

“Nace como fruto de la experiencia de más de ocho años en eventos sociales, particularmente eventos infantiles. Un espacio laboral que al principio de mi carrera como fotógrafa se presentó de manera fortuita como oportunidad para comenzar a trabajar mientras estudiaba y que poco a poco se fue convirtiendo en mi especialidad profesional. Luego de colaborar con otras marcas y proyectos decidí darle inicio a este emprendimiento”.

Lo que diferencia a Bu! de otros es el carácter meramente documental de las fotos, algo que en principio no fue sencillo de explicar a los potenciales clientes.

“Como todo producto novedoso no fue fácil entrar al mercado, pero creo que el trabajo comenzó a hablar por sí mismo y afortunadamente hemos tenido una receptividad enorme. En cuanto a frustraciones, creo que se relacionan más al país que a mi trabajo. Admito que explicarles a algunos clientes que no iban a tener fotos posadas de sus hijos y que hacía fotografía documental fue complicado”.

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Las influencias de Ortiz son tan diversas como los temas que aborda en sus imágenes.

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“Influencias tengo demasiadas, hubo una época en la que publicaba el trabajo de los fotógrafos que considero referencias visuales diariamente en mi blog. Terry Richardson y Jürgen Teller, por ejemplo, son mis favoritos. Helmut Newton, Jonathan Leder, Steven Lyon, Tyler Shields, Catherine Servel, Diane Arbus”.

Las redes sociales que utiliza para dares a conocer le han permitido encontrar trabajos que han llamado su atención.

“En Instagram hay un talento enorme también, tal vez no son reconocidos mundialmente pero influencian mucho lo que hago @axaxaxmercury, @sir_neave, @camsjournal, @jnehhu. Muchos venezolanos también forman parte de ese grupo de fotógrafos que admiro, Luis Cobelo, Roberto Mata, Violette Bule. La lista es muy amplia”.

La socióloga considera que sus múltiples visiones del mundo podrían resultar contradictorias para algunos, pero ahorita no le preocupan esas consideraciones, su espíritu inconformista y sus deseos de explorar nuevos horizontes son los que la mantienen vivaz y en constante evolución.

“Me gusta pensar que tengo muchos intereses. Aún estoy creciendo como fotógrafa, aprendiendo, desarrollando mi visual, creo que es normal estar en la búsqueda de un estilo y para conseguirlo debo probar muchas cosas primero. Me inclino a creer —tal vez por falta de experiencia— que esto no va a cambiar, tiendo a aburrirme rápido y soy muy curiosa, pero realmente no lo sé, tampoco me preocupa. Te puedo decir que cada tema que abordo lo hago con la misma pasión, me gusta hacer fotos y tratar de que sean buenas según mi criterio estético. Si algún día logro definir un tema único estaría complacida supongo, no me molestaría, pero en este momento como te comento no es relevante. Es mi momento de aprender”, concluye.

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